Hubo milagro en plena Semana Santa. Resucitó el Barça, especialista en remontadas. Y enloqueció Montjuïc celebrando un triunfo con aroma a título de Liga. Un giro de guion que parecía imposible en el minuto 62, cuando los de Flick perdían 1-3 ante el Celta. En seis minutos neutralizó su equipo esos tres tantos. Y el remate final llegó en el tiempo de descuento gracias a un penalti anotado por Raphinha. Nadie puede detener las ganas de este equipo. Cuando hay desgaste, cuando el calendario aprieta, emerge la mentalidad.
Y eso que el Celta, con los tres goles de Borja Iglesias, les amargó parte de la tarde. Enseguida se percibió el plan específico de Claudio Giráldez que plantó una defensa de tres centrales pero con Fran Beltrán retrocediendo para marcar de cerca a Fermín. El objetivo no era otro que evitar que el mediapunta del Barcelona conectara con Raphinha, Lewandowski o Ferran Torres, que sustituyó de entrada a un Lamine Yamal que necesitaba sí o sí descansar. De entrada, el experimento no le salió bien al Celta porque Fermín consiguió sortear a Beltrán, conectó con Raphinha y este centró el balón para Lewandowski. Pero el remate del polaco, muy precipitado y marcado de cerca por Yoel Lago, se marchó muy lejos de los dominios de Guaita.
Un gol de Dani Olmo y un doblete de Raphinha dibujaron la remontada tras los tres goles de Borja Iglesias
Aún así, el Barça empezó sintiéndose cómodo. Dominante. Una jugada individual de Ferran Torres precipitó el primer gol. El valenciano superó la marca de Marcos Alonso y conectó un derechazo potente, cruzado y letal, imposible para Guaita. Pero poco duró la calma para los de Flick. Apenas cuatro minutos después, Pablo Durán, un incordio, le ganó la espalda a Gerard Martín y le regaló un centro medido a Borja Iglesias. Szczesny no midió bien su salida y se precipitó al vacío. Por supuesto, Borja Iglesias remató a placer para colocar el 1-1. Flick se enfadó muchísimo. Lanzó incluso una botella de agua al césped.
Esa precipitación de Szczesny activó al Celta, que subió sus líneas para torpedear la circulación de balón del Barça. Suerte que el portero polaco aprendió de sus errores y detuvo a Borja Iglesias en una jugada calcada a la anterior. No fue el caso de Gerard Martín, de nuevo superado por Pablo Durán. Preocupado por Gerard Martín, Pedri empezó a ayudar a su compañero, a recuperar balones ante Ilaix Moriba mientras Iñigo Martínez reordenaba la defensa.
Pero costaba atacar. Y cuando llegaban los balones, los disparos de Raphina, Lewandowski o Ferran Torres, eran muy tímidos. El partido alcanzó el descanso con una falta muy peligrosa de Pablo Durán, que se desesperó y golpeó al talentoso Pedri. La falta la remató Raphinha. Pero la potencia no fue la de Rice del Arsenal ante el Real Madrid, Antes del descanso, apareció de nuevo Szczesny con una doble parada ante Ilaix Moriba e Iker. Tras el descanso, Giráldez volvió a despistar a Flick reforzando la defensa con Mingueza y adelantando definitivamente a Pablo Durán en ataque. Y vaya si le salió bien. Durán apareció solo, dejó sentados a De Jong y a Iñigo Martínez para, de nuevo, conectar con un ocurrente Borja Iglesias que no falló ante Szczesny. 1-2.
Flick dijo hasta aquí. Se le acabó el descanso a Lamine Yamal. También a Olmo que, sin querer, perdió un balón en el área del Barça. Borja Iglesias arrancó, recorrió todo el campo, sorteó a Cubarsí y, como si le viniera de paso, también a Szczesny para instalar el 1-3. El silencio se apoderó de Montjuïc. Pero nadie quería darle esperanzas al Real Madrid. Y Olmo empezó una remontada que puede valer una Liga cazando un pase al espacio de Raphinha.
Ese gol de Olmo fue el punto de inflexión. El inicio de una locura. En cuatro minutos el Barça pasó de un 1-3 a un 3-3 con un cabezazo de Raphinha servido por Lamine Yamal. La tensión subió. Lewandowski se tuvo que marchar con molestias musculares muy cerca de la rodilla izquierda. Entró Gavi que, desde la mediapunta, rompió espacios cabeceando el balón. Buscando la profundidad perdida. Y los milagros. Hubo dos. El primero fue un cabezazo de Mingueza que terminó en las nubes. El segundo fue un penalti de Yoel Lago sobre Olmo. El colegiado no lo vio, pero el VAR sí. Respiró Raphinha. Y en el minuto 98 el brasileño marcó el 4-3 para rematar una remontada que parecía imposible y que le acerca a la Liga.