Faltaban 22 minutos para que s e abrieran por fin las puertas del Spotify Camp Nou otra vez y ya se habían formado colas en el acceso V. Allí, en la acera de Travessera de Les Corts, apostados en una farola, ya estaban formados en la fila Mari Carmen Porta y Toni Pallé. A primera hora del sábado hicieron en coche los 155 kilómetros que separan Camarasa (La Noguera) de Barcelona. “Teníamos mucha ilusión por estrenar el estadio. No nos lo podíamos perder”, dice ella. “Hace rato que estamos por aquí. Nos hemos comprado unos bocadillos”, dice él enseñando una bolsa. “Nos los comeremos dentro, en el asiento, porque queremos estar en la fiesta”, remata la señora.
No era para menos. No eran los únicos. Tras casi dos años y medio de exilio en Montjuïc y hasta en Sant Joan Despí, 45.157 emocionados culés llenaron las gradas en la reapertura parcial, una jornada a la que el club quiso darle liturgia y empaque.
El sucesor de Eulogio Martínez
Que el primer goleador fuese Lewandowski no era difícil de adivinar pero sí que la primera ovación fuese para Eric Garcia
Era día de llevar el móvil hasta arriba de batería para fotografiar y grabar, de tener los ojos bien abiertos o de tener en la mente a personas queridas que te introdujeron en la tradición de ir a ver al Barça. A ellos, a los más fieles y pacientes, les quiso rendir homenaje el club. Se optó por huir de personalismos y no se escogió a ninguna leyenda para realizar el saque de honor. Sino que se quiso dar el protagonismo a esa gente anónima que lleva toda la vida al lado del equipo. Dos aficionados que ya vivieron en primera persona la inauguración del Camp Nou el día de la Mercè de 1957 repitieron. La edad no es nada si el Barcelona, el club de tu corazón, te llama y te invita. 68 años después, Juan Canela Salamero, socio número 6, y Jordi Penas Iberri fueron los afortunados. Desde la silla de ruedas, el más veterano pateó la pelota.
El palco de autoridades se ha ampliado en cien butacas con la reforma. El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, el presidente del Parlament, Josep Rull, el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, y el conseller d’Esports, Berni Álvarez presidieron el partido. Coincidiendo con el día que nació Joan Gamper, estuvieron un nieto y un bisnieto del fundador. Entre los invitados se encontraba también Ebru Özdemir, CEO de Limak, la constructora que se encarga de las obras. Diseminados por la tercera gradería se veía algunos puntos amarillos fluorescentes de operarios que alargaron su jornada para asomarse y ver el primer partido.
La espontaneidad
La grada se saltó la agenda para corear el nombre de Messi en el minuto y pedir el regreso de la animación
El Spotify Camp Nou mezcla lo nuevo y lo de siempre. Y tradición y modernidad se juntaron con las canciones de Figa Flawas (en la previa) y The Tyets (en el descanso) y la interpretación por parte del Cor Jove de l’Orfeó Català del Cant del Barça mientras los futbolistas saltaban al terreno de juego.
Pero la animación tiene que ser también espontánea. No se puede agendar y controlar. Y con el primer silencio llegaron los gritos reclamando la vuelta de la grada de animación. Y en el minuto 10 se coreó el nombre de Messi. Que el primer goleador fuese Lewandowski no era difícil de adivinar pero sí que la primera ovación fuese para... Eric Garcia. Cosas del Camp Nou de toda la vida. “Comença una història que no té final”, cantan The Tyets en su canción Tàndem. Eso fue, es y será el Camp Nou, barcelonismo que no se apaga.
