Verstappen también saquea la casa de Ferrari

Max Verstappen también saqueó Monza, la casa de Ferrari, como ya hizo en abril en Imola. No encontró alivio la Scuderia italiana con un triunfo de Charles Leclerc que parecía factible en su feudo, y los de Maranello inclinaron la rodilla ante el líder, demoledor una vez más, que se llevó su 11.ª victoria de la temporada en 16 carreras. Un escándalo. Como los 116 puntos de ventaja del neerlandés al monegasco. En la parrilla con la jerarquía más desordenada, el único estatus que permaneció invariable fue el del poleman, Leclerc. En la salida, el monegasco cerró a un incisivo Russell que intentó un exterior en la primera variante pero se fue largo y tuvo que coartar la chicane. Tercero se situó Ricciardo aprovechando que Norris se quedó clavado, apretado por un Verstappen salvaje, de 7.º a 4.º con su neumático blando con más agarre. Detrás del campeón, Gasly, Norris y Alonso, que perdió una posición. El neerlandés, en modo devorador, ya era tercero en la segunda vuelta, al superar en la recta a Ricciardo. Por detrás avanzaban los grandes que habían sido castigados. Sainz era 15.º en el segundo giro y Hamilton solo había ganado una posición, 18.º. Estaba imparable el neerlandés, que corría en otra órbita. En la quinta vuelta ya conquistaba el segundo puesto a Russell para ir a cazar al líder Leclerc. Lo tenía a 2,1 segundos. Nada. Empezaba la persecución por la victoria, el duelo estaba servido. Por detrás, Sainz seguía escalando, 10.º en la sexta vuelta, 7.º en la décima, después de superar a su amigo Alonso. Pronto contactaría con los puestos de prepodio con un bólido superior al del pelotón. Y mientras, vuelta 11/53, Verstappen se echaba encima de Leclerc, a 1,2 segundos. Sainz se aproximaba más, 6.º tras superar a Norris y 5.º al pasar a Gasly. Tenía el podio a 22 segundos, el tiempo para superar a Ricciardo y contactar con Russell. Ferrari empezó a mover ficha con Leclerc, al que paraba en la vuelta 13 para calzarle el neumático medio. Verstappen, que optaba por la táctica de estirar al máximo los blandos, asumía el liderato provisional, con Russell segundo, Leclerc tercero y Sainz cuarto. Hamilton seguía escalando, más lentamente, hasta el 11.º puesto (v. 17/53). Caían las vueltas y paradójicamente Leclerc no lograba acercarse a menos de 14 segundos de Verstappen –que tendría que parar-, a pesar de tener gomas más nuevas el de Ferrari. “Pasamos al plan C”, le decían al monegasco desde el muro rojo (v. 22/53). Sainz se instalaba provisionalmente en el podio en la vuelta 24 al parar Russell a calzarse la goma dura, que llevaría hasta el final de carrera. La pelea por el podio la tendría el madrileño con el inglés de Mercedes. Verstappen se detenía a media carrera, en la vuelta 26 –trece después que Leclerc-, para montar sus neumáticos medios, y regresaba a pista segundo, a 10,4 segundos del monegasco. Ese era el reto del campeón: recortar ese tiempo al Ferrari, que llevaba unas gomas medias 13 vueltas más viejas. Esa era la ventaja del neerlandés. ¿Lo lograría en las 26 vueltas restantes? Empezaba una carrera de supervivencia para Leclerc. Sainz cambiaba sus neumáticos medios por unos blandos en la vuelta 31. Esta vez la parada fue muy buena (2,3 segundos). Se retrasaba hasta el 7.º puesto, pero tendría las gomas con más agarre para escalar hacia el podio, con Pérez, Hamilton, Norris y Russell delante. Un giro después, Alonso se detenía en boxes, pero se retiraba por avería del Alpine -al parecer, por la presión hidráulica-. Se truncaba la racha del asturiano de carreras seguidas puntuando, que se quedó en 10 con la anterior de los Países Bajos. Ferrari cambió de táctica con Leclerc. Pasó de perseguido a perseguidor al montarle las gomas blandas para las últimas 19 vueltas. Tenía a Verstappen a 19,4 segundos, una desventaja que a priori podría recortar con los neumáticos nuevos con más agarre. Pero eso era solo teoría. El monegasco empezó a marcar mejores vueltas de carrera, pero a duras penas repelaba tiempo a Verstappen, con un ritmo endiablado a pesar de sus gomas más duras y más viejas. Se le escapaba la victoria a Ferrari porque el Red Bull tenía más ritmo en cualquier circunstancia. A falta de 10 vueltas (43/53), Verstappen mantenía una ventaja de 17,8 segundos, suficiente para llevarse la victoria. Mientras Monza dormitaba en plena bostezo, la aparición de un coche de seguridad por accidente de Ricciardo pareció reanimar la carrera a falta de cinco vueltas (48/53). Se precipitó una última entrada generalizada a boxes a cambiar las gomas, blancas, lógicamente. Las mismas armas para todos, pero en vez de estar Leclerc a 17 segundos de distancia, ahora se pegaría al culo del Red Bull, y a su vez, Sainz podría achuchar a Russell por el podio. Pero antes de relanzarse la carrera tenían que retirar el McLaren de Ricciardo de la pista. Tardaron una eternidad los comisarios de pista en llevar la grúa y sacar el coche, a la vez que iban cayendo las vueltas. Sorprendente que eso pase en Italia, jugando en casa de Ferrari… Al final el McLaren se retiró y el coche de seguridad se replegó a falta de solo una vuelta, por lo que la carrera no se pudo relanzar y acabó en fila india detrás del coche verde pacificador. El peor final para los tifosi, que se quedaron sin opción de intentar la victoria, y para los aficionados, a los que les robaron el espectáculo. "Ha sido frustrante terminar así, me habría gustado intentar atacar al final y ganar enfrente de los tifosi que tenemos aquí", admitía Charles Leclerc, el gran derrotado en Monza. Su cara era la imagen de la decepción.