“La tragedia provoca compasión y temor y logra la catarsis de estas emociones”
Aristóteles
Los griegos no se habían lanzado a una misión tan ambiciosa desde tiempos de Aquiles y Ulises. Solo que esta vez no les salió tan bien.
Más de tres mil años después de la guerra de Troya, el 9 de septiembre de 2025 para ser precisos, Evangelos ‘Vangelis’ Marinakis y Angelos ‘Ange’ Postecoglou unieron fuerzas para llevar al Nottingham Forest a la conquista de la Premier League inglesa. El resultado, una tragedia cuyo desenlace corresponde con la definición clásica de Aristóteles: por una debilidad en su carácter -“el defecto trágico”-, el héroe cae de los cielos al infierno. Con la diferencia de que aquí los héroes caídos son dos.
Vangelis es el dueño del Forest. Ange, un entrenador de fútbol, otro más cuyo destino depende de los caprichos de los dioses.
El millonario Vangelis había devuelto la felicidad perdida al club nombrado en recuerdo del arquero silvestre que robaba dinero de los ricos para dárselo a los pobres. Increíblemente, el Forest ganó la Copa de Europa dos veces consecutivas, en 1979 y 1980. En 1999 cayó a Segunda y ahí permaneció durante 23 años. En 2017 Vangelis compró el club y en 2022 volvió a la Premier. La temporada pasada, 2024-25, fue gloriosa. El Forest acabó séptimo en la tabla, tuvo victorias importantes contra clubs grandes (como contra el Liverpool fuera de casa) y se clasificó para la Europa League.
Vangelis celebró la hazaña despidiendo al entrenador.
Vangelis pensó que nadie como Ange Postecoglou para llevar a la cima al Nottingham Forest; error
Mientras, Ange, australiano de origen griego, acababa de lograr una maravilla al mando del Tottenham Hotspur, club londinense que suele prometer mucho y rendir poco. Conquistó la Europa League, el primer trofeo del Tottenham en 17 años. El dueño del club celebró la hazaña despidiendo a Ange.
Pero los dioses tenían un plan. Hubo método en su locura. Habían creado las condiciones para que los dos griegos hicieran causa común en el campo de batalla inglés. Y así fue. En septiembre Vangelis fichó a Ange como entrenador del Forest, dando comienzo a la tragedia.
Ange Postecoglou, en el último partido que dirigió al Nottingham Forest (ante el Chelsea) antes de ser despedido
El reinado de Ange empezó y terminó con ocho derrotas consecutivas. La séptima fue en casa en la Europa League, contra el Midtjylland. (Sí, yo tampoco. Es un club danés.) La octava fue tres días después, 0-3 contra el Chelsea. A los 18 minutos del final de aquel partido, a los 40 días de haberle fichado, Vangelis le dijo a Ange que adiós.
Es tan fácil como habitual ser un sabio del fútbol después de los hechos, pero en este caso un bebé hubiera dudado del buen juicio de Vangelis cuando identificó a su compatriota como el hombre indicado para dirigir a su equipo. El Forest había triunfado a base de aparcar el autobús y salir dos o tres veces a la contra. Ange es un purista de la escuela de Guardiola: posesión, posesión, posesión. El problema era, y es, que los jugadores del Forest carecen absolutamente de los dotes necesarios para controlar una pelota de fútbol. Lo de Ange en el Forest fue la crónica de un fiasco anunciado.
¿Qué análisis habría hecho Aristóteles de las debilidades que condujeron a Vangelis y Ange al desastre? En ambos casos, sospecho, un exceso de romanticismo. El dueño pensó que un dúo griego sería garantía de gloria, como en los viejos tiempos; el entrenador que “el jogo bonito”( o “ Όμορφο παιχνίδι ”) siempre es el camino a seguir.
El Liverpool de Arne Slot y el Barça de Flick se parecen poco a lo que fueron el curso pasado
La cuestión más amplia que surge de esta triste historia es si las vidas de los entrenadores están condenadas siempre a terminar en tragedia. ¿Será éste el destino de nuestro admirado Pep, el intelectual del fútbol más influyente del siglo XXI? Su Manchester City sufre hoy y más de uno se pregunta si fue un error -un defecto trágico- no marcharse por cuenta propia cuando estaba en la cúspide, ganándolo todo, hace poco más de un año.
¿Y qué decir de dos de los héroes de la temporada pasada, Hansi Flick y Arne Slot? Flick volvió al Barça a la vida; Slot al Liverpool. De repente, aunque todo sugería que esta temporada repetirían la faena, sus dos equipos se encuentran en algo que demasiado se parece a caída libre. Ya hay rumores de que Jürgen Klopp podría volver al Liverpool. Y si Flick falla, ¿qué será (hablando de defectos de carácter) de su presidente, Joan Laporta? ¿Otra doble tragedia a la vista, quizá, pero esta vez en Barcelona?


