Los cambios de época suceden sin que uno se dé cuenta. Los ha estudiado, los tuvo que memorizar y parecía que los hechos históricos anunciaban un cambio de régimen y escenario. Lo viejo ya era antiguo y lo nuevo, inefable. Pero sucede que cuando no lo observas desde esa perspectiva y distancia, el cambio de época te sucede mientras estás colgando la ropa o decidiendo si Rosalía es grande o extraordinaria.
La época ha cambiado y las señales para entenderla son confusas. Están sucediendo cosas a una velocidad tal que nos impide asimilarlas, preverlas, condicionar nuestra conducta a sus consecuencias. Valores, actitudes, comportamientos, declaraciones, el cómo recibimos la misma información y la consideración no solo de lo verdadero y lo falso sino de lo meramente verosímil. La verdad no solo es difícil de conocer sino que, simplemente, no importa. Lo no cierto es un hecho alternativo. Ahí estamos.
Incluso Tebas, Laporta o Florentino permanecen año tras año, dándonos la seguridad de los reinados por designio divino
El mundo, el tablero de lo lógico y predecible, ha saltado por los aires pero como en los cómics de Astérix, hemos de preguntarnos si es así en todo el mundo. Y, por fortuna, hemos de contestar que como Goscinny y Uderzo nos indicaban: todo no, hay un pequeño pueblo llamado Fútbol que aún resiste.
No deja de ser paradójico que en el universo del fútbol donde todo era visceral y un penalti en el área de tu equipo era carga viril y una amonestación verbal al jugador rival debería haber sido roja directa y sanción de diez partidos. Que en ese mundo de Ronceros y Sorias, la tecnología nos ha proporcionado lo único inamovible de estos meses: un partido de fútbol.
El presidente de LaLiga, Javier Tebas, saluda al del Barça, Joan Laporta
No sabemos si Trump se convertirá en rey ni si acabaremos con camisas azules yendo al gulag, pero de lo que sí estamos seguros es que detrás de una competición habrá otra. Tras un Mundial otro, tras una Eurocopa otra. Ni tan siquiera se puede hacer locuras como una jornada de Liga en Miami. Todo ha de estar en orden. Incluso Tebas, Laporta, o Florentino permanecen año tras año, dándonos la seguridad de los reinados por designio divino, con elecciones como las que convocaba Franco para que no dijeran que él no era demócrata.
Las cámaras, los drones y, en especial, el VAR ha introducido la verdad en los partidos de fútbol, una verdad sin hechos alternativos, mientras afuera la mentira es verdad y la verdad no importa, y además no sirve ni para tener razón porque teniendo poder qué importa tener razón. El mundo se viene abajo pero el fútbol (competiciones, agendas, horarios, VAR, árbitros y presidentes) nos sujeta para que no nos caigamos y además tenemos a Rubiales para reírnos.

