El fútbol ya no idiotiza

Por la escuadra

Los fastos por el 50.º aniversario de la democracia en España se han olvidado del fútbol, como si el fútbol fuese el cine del destape o el juego de las canicas, extinguidos con la democracia pese a sus virtudes, que no vienen al caso. El olvido es un lapsus notorio. Muerto el dictador, el fútbol dejó de idiotizar y hoy está bien considerado pese a que mantiene rasgos irracionales que en 1975 sustentaban la teoría de que idiotizaba y era el opio del pueblo. He aquí un ejemplo: Real Madrid y FC Barcelona siguen acusándose de untar a los árbitros, dogma irrebatible para sus respectivas aficiones.

Ser un niño futbolero en las postrimerías del franquismo estaba muy mal visto en círculos progresistas. Al parecer, la dictadura no se acababa ni a tiros porque tanto fútbol, tanta quiniela y tanta furia española habían castrado la capacidad crítica de la gente. Si en lugar de pisar Las Gaunas, La Romareda o San Mamés, las masas hubiesen tomado las calles y quemado el Patronato de Apuestas Mutuas Deportivas la revolución antifascista hubiese triunfado.

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Bien por frustración, bien por sosos, abundaban los intelectuales, profesores de instituto y lumbreras del teatro que menospreciaban el fútbol, equiparándolo a una droga para el cerebro. La teoría quedaba reforzada por las actuaciones sonrojantes de la selección española de fútbol, ausente de los Mundiales de 1970 y 1974.

Los jugadores del Barça celebran el 0-1 en Guadalajara en la Copa del Rey

El partido de Copa del Rey entre el Guadalajara y el Barça se disputó el martes en el Pedro Escartín

Angel Martinez/Getty Images

Con la democracia, el fútbol ha florecido, tiene audiencias televisivas imparables -ahora si que pasamos horas ante la caja tonta, expresión en desuso- y no hay intelectual que se atreva a imputar los males de la sociedad al fútbol o se niegue a escribir un artículo recordando aquel domingo en que fue al estadio de Pasarón, feudo del Pontevedra, aquella ciudad misteriosa de la que teníamos conocimiento gracias al fútbol (claro que medio siglo después seguimos sin tener claro si se nos ha perdido algo en Pontevedra).

El comentario viene a cuento por los estadios que uno ha descubierto gracias a esta ronda de la Copa del Rey. ¡El saber no ocupa lugar! Desde hoy, tengo conocimiento de que el campo de la Deportiva Guadalajara lleva el nombre de Pedro Escartín y no el de Camilo José Cela o Vanesa Pajuelo (campeona del mundo de tiro al plato), hecho muy gratificante porque algunos, gracias a las lecturas infantiles y autodidactas de El Mundo Deportivo y Dicen , sabemos quién fue Don Pedro Escartín, teólogo del reglamento del fútbol cuyas aclaraciones en los medios de comunicación en la época nos ayudaron a entender que Barça y Real Madrid tienen comprados a los árbitros y si se quejan solo puede ser por vicio o por desviar la atención.

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