La primera señal de que el partido ante Jordania no iba tan en serio como había anticipado Luis Enrique llegó antes del pitido inicial, cuando España se salió con la suya contra los intereses jordanos y logró que se pudieran hacer once cambios. Un extremo que impedirá que la FIFA reconozca el duelo, como si nunca se hubiera disputado. Casi mejor.

Otra muestra de que el partido de preparación no iba a ser tal llegó con la alineación que decidieron Luis Enrique y sus ayudantes, una de las más experimentales que se le recuerdan, mezcla de habituales con algunos de sus hombres de más confianza. Más allá del anunciado Ansu Fati, al que el seleccionador ya había apuntado como titular en la previa, lo que más llamó la atención fue quizás la presencia en el lateral izquierdo de Laporte, uno de los centrales de más confianza del seleccionador español. En vanguardia, Masco Asensio se desenvolvió bien como delantero centro en ausencia de Morata, aunque la escasa agresividad de la defensa jordana, la duodécima mejor seleccionador asiática, impide sacar grandes conclusiones.

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