La idea del seleccionador era desde un inicio la de trabajar por las mañanas con sus hombres en Doha y disponer de una agenda más liberada por las tardes para tener margen de maniobra. Si hay que encajar una sesión de vídeo o un segundo entrenamiento, ejercitarse a primera hora lo facilita todo. También a los futbolistas, que pueden relajarse el resto del día y liberar tensiones. Pero hasta que no se pisara el suelo qatarí y los internacionales trabajaran bajo el calor del desierto, no se podía planificar a medio o largo plazo.

La selección española completó este sábado su segundo entrenamiento en la Qatar University, el primero de horario matinal bajo un sol que abrasa a cualquiera. El termómetro alcanzó los 30 grados aunque la sensación era bastante peor, con la humedad además rozando el 60%. A pesar de todo, el resultado fue muy satisfactorio y las primeras incógnitas empezaron a despejarse. “Sí, hace solecito y un poco de calor, pero yo vengo de Londres y no me puedo quejar. Hemos trabajado muy bien, luego me he dado un baño de agua fría y estaba como nuevo”, bromeaba César Azpilicueta, uno de los veteranos, resumiendo el sentir general del vestuario.

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