El método exitoso de Andrea Fuentes se inspiró en un libro que le cambió el mundo: “Un técnico puede matar el talento”

Natación Artística | Mundiales de Singapur

La seleccionadora, que apenas lleva nueve meses en el cargo, ha revolucionado el equipo español con nueve medallas y ha subido a la cima de la artística mundial 

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Andrea Fuentes, antes de viajar a los Mundiales de Singapur en la piscina de entrenamiento del CAR de Sant Cugat. 

Alejandro García / EFE

La selección española de natación artística ha roto la banca en los Mundiales de Singapur. Ha llegado con sus nueve medallas (tres oros, dos platas y cuatro bronces) donde nadie antes lo había hecho, dejando a un lado la época en la que Rusia o China dominaban por aplastamiento este deporte basado en las jerarquías de los jueces. El éxito español podría fotografiarse con los oros de Iris Tió o con la rebeldía de Dennis González, primer hombre en ganar una medalla en la rutina de equipo, pero la cara visible es la seleccionadora, Andrea Fuentes, la “loca” que ha alcanzado la genialidad.

Porque para entender a Andrea hay que conocer su personalidad y hacer un viaje introspectivo a sus años en Estados Unidos, en su primera experiencia como entrenadora.

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Retirada en enero de 2013 después de cuatro medallas olímpicas, el adiós de la tarraconense llegó de sopetón. Andrea se mueve por emociones, y sentía que ya lo había dado todo. Renunció a las puertas de unos Mundiales en Barcelona en la que aspiraba a siete medallas, escribió artículos periodísticos (es licenciada en Sociología y estudió Filosofía), colaboró con el equipo nacional, meditó en Myanmar y se perdió por Indonesia hasta que a su padre le diagnosticaron un cáncer terminal. Tuvo que volver, despedirse, y se fue a vivir a una casa en Mallorca con su marido Víctor Cano, exgimnasta y quien le diseña las acrobacias, y formó una familia. Tenía un huerto y vivía de lo que plantaba.

Antes de que que en 2018 le llamara Estados Unidos, su hermana Tina, que había sido también nadadora internacional, falleció de otro cáncer. Le vida le golpeó dos veces, pero Andrea aplicó esa filosofía que le inculcó su padre, esa mística que siempre le ha acompañado. Saltó al vacío al aceptar el puesto de seleccionadora. Y viajó a California con toda la familia.

Su vida de éxito y superaciones

La vida le golpeó dos veces, pero lo superó con su filosofía y sus ganas de mejorar

Llegó dispuesta a inculcar todo lo aprendido en sus años con Anna Tarrés, pero nada más aterrizar una exnadadora le dijo algo que le hizo reflexionar. “Cuando llegué, creía que era la más maja. Pero me dijo, más te vale no hacer lo mismo que la anterior. Y me dio un libro: ‘Every moment matters’, de John O'Sullivan. Descubrí un mundo nuevo, cómo empoderar a la gente sin amenazar basándose en entrenadores que han tenido éxito”, explicó a la Vanguardia antes de la vorágine de medallas de Singapur la propia Andrea.

Cuando llegué me creí la más maja y me dijeron más te vale no hacer lo mismo”

A partir de ahí desarrolló un liderazgo y una manera de gestionar que ha seducido a sus nadadoras ahora en España al igual que pasó en Estados Unidos. “No tenemos miedo a fallar, nos motiva, nos dice que somos las mejores”, recuerda Iris Tió. “Disfrutamos, estamos siempre de broma”, añade Lilou Lluis. Ambas ganaron el oro en dúo libre. “Lo primero que hay que hacer es que todos sientan que pueden ser ellos mismos. No hacerlo es el principal matador de talento, no puedes ser una actriz. Hay que reconocer las diferencias de cada uno, y además todos tenemos una virtud. Hay que identificarla. Todas son piezas de un puzle y a veces hay personas que hace que no encajen. Debe haber equilibrio entre humor, locura, confianza y seguridad”, explicó la seleccionadora. “El humor fortalece los enlaces”, sentencia.

Puedes matar el talento, deben ser ellas mismas, no puedes ser actrices”

Y ahonda en su método: “No puedes no ayudar a esa persona a ser ella misma, no puedes criticar. Debes promover la comunicación y ser transparente. Yo explico todo lo que quiero y planeo, pero con eso expongo mi vulnerabilidad. A veces les digo que no sé qué hacer, que tengo dudas, y todas participan. Ellas se empoderan, toda opinión es válida. Pensarán, si esta que tiene cuatro medallas olímpicas tienes dudas... Así se hace un equipo”.

Desde que llegó en noviembre, Andrea Fuentes inculcó estos valores. Innovó en las músicas y las coreografías, perfeccionó los elementos técnicos y convirtió cada disciplina en una historia. Y todo ello siguiendo al pie de la letra algo que aprendió en el colegio de sus hijos en California. “Cuando iba a verlos y hablaban con los profesores, todo era ‘good job’ ‘you are a rock star’... Yo decía, ¿esto qué es? Todo era positivo, esto es la hostia. No estaba acostumbrada a ello, pero también te hacen una corrección, pero no destacan el fallo sino la solución. Entonces tú lo ves como una oportunidad, no como un peligro. Antes era diferente, pegabas un grito para que lo hicieran bien, y lo hacían, pero al final acostumbrarse a eso es malo”. Una manera de pensar que se traslada a la social: “Allí no te dirán que el pelo te queda fatal. Se fijarán en lo bueno, es cultural. Llegué a España y en el colegio una profesora me dijo aquí lloramos y sangramos. ¿Cómo?”.

No destacan el fallo, sino la solución. Tú lo ves cómo una oportunidad, no lo ves como un peligro”

Este pensamiento arraigo en el equipo, incluso Andrea comprobó que lo contrario era perjudicial: “En España si me pongo seria todo se soluciona, pero el ambiente se vuelve rancio. Pasó un día practicando acrobacias. Si digo que la 5 debe empujar allí, debe hacerlo. Todo cambió. Fue raro. Les digo que ellas tienen la potestad de creer en sí mismas, que nadie ha sacado dieces en rutinas, que tienen las pruebas empíricas de que son muy buenas”.

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Andrea Fuentes, días atrás, en la piscina descubierta del CAR de Sant Cugat

Y con eso, en Estados Unidos y en seis años, Andrea Fuentes logró subir a un podio olímpico. Rescató a Anita Álvarez cuando perdió el conocimiento en los Mundiales de 2022, convirtió en la mejor acróbata a una nadadora que tenía vértigo, llevó a los podios a un país que no potencia la sincro y que no tiene recursos. Ahora, con todos los recursos, instalaciones únicas, un amplio equipo de trabajo y mucho talento, ha obrado un milagro. O, simplemente, ha tocado la tecla que ha hecho descorchar todo lo que las españolas llevaban dentro. “You are a rock star”.

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