Años después, Paqui García aún recuerda aquella velada: la ocasión en que su hija había abandonado el hogar.
Su hija es Mireia Belmonte, hoy una figura legendaria de 35 años, considerada una de las atletas más destacadas en la trayectoria deportiva de nuestra nación. En aquel entonces, sin embargo, era una nadadora de trece años que se había trasladado al Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat (CAR), decidida a forjar una carrera de gran relevancia en el ámbito de la natación.
–De hecho, mi trayectoria en el CAR comenzó a los doce años. Sin embargo, al principio no estaba alojada allí. Ingresé en la residencia a los trece –menciona Mireia Belmonte.
–Entonces, durante esas noches, su madre entraba en el cuarto de la casa de Badalona, encontraba la cuna desocupada y, ay, se echaba a llorar.
–Lo sé, lo sé.
Lee también“En casa no se habla de natación”
–Y en esos primeros tiempos, ¿no albergaba usted incertidumbres? ¿No pensaba: ‘Nadar es estupendo, pero preferiría estar en casa con mis progenitores?’.
No estoy seguro, ya veremos. Tenía la sensación. Extrañaba a mis padres, por supuesto. Pero como estaban cerca, a media hora o cuarenta minutos, tampoco me sentía tan apartada de ellos. Pienso que estar interna a una edad tan temprana me moldeó bastante. Me enseñó a ser más responsable, a prestar atención al descanso, a la alimentación... Aspectos que se dan por sentados en casa, porque tus padres te indican que a esta hora debes acostarte y que vas a comer esto o aquello. Cuando te encuentras en un centro tienes muchas más alternativas. Sin embargo, si deseas entrenar bien al día siguiente, debes elegir la opción que mejor te beneficie, y esa decisión recae en ti. Considero que una niña tan joven no se da cuenta de ello, pero va tomándolo en cuenta a medida que transcurren los días: ir a la residencia del CAR me impulsó a madurar con mayor celeridad.
En este momento, estoy enfocado en mi preparación física, invirtiendo cuatro horas diarias en Badalona, un lugar cercano a donde vivo.
–¿Valió la pena, entonces?
Ella asiente.
Mireia Belmonte, días atrás en Barcelona
(...)
En las instalaciones del Club Natació Barcelona, mientras nos dirigimos hacia el lugar de la entrevista, sorteando pasillos y ascendiendo escaleras, los presentes reconocen a Mireia Belmonte.
Con asombro, la apuntan con el dedo o susurran (“mírala, es la gran nadadora...”), y ella, acostumbrada a tales espectáculos, no se detiene, continúa dialogando con nosotros.
Sí, el esfuerzo, la dedicación familiar y las horas de natación rindieron frutos. Su trayectoria es un testimonio de ello.
En este momento de su carrera, que es incierto ya que no ha anunciado su retiro formalmente pero tampoco está participando en competiciones, Mireia Belmonte ostenta una medalla de oro olímpica en los 200 metros mariposa, obtenida en Río 2016, y otra medalla de oro mundial en la misma disciplina, lograda en Budapest 2017. Además, cuenta con tres medallas olímpicas adicionales y cinco más en campeonatos mundiales.
Y títulos europeos, junto con tres récords mundiales en piscina corta, logros que ningún otro nadador de nuestro país posee, y en general, muy pocos deportistas ostentan, pudiendo contarse con los dedos de una mano.
La nadadora ha presentado el Open Promesas Mireia Belmonte by Hyundai, una competición diseñada para talentos emergentes.
(Who would have told the parents, Paqui and José, that the girl born with lumbar scoliosis, a spinal curvature, who began swimming to correct the issue, would end up becoming who she has become: “En mi caso, la desviación era muy importante; y a lo largo de mi carrera me ha afectado: conlleva dolores. Si hago un ejercicio de lumbar o estoy mucho rato de pie o nado mucha mariposa o braza, que requieren mucho de esa zona, pues me duele más. Pero si no hubiera nadado, no sé... Mis padres me dicen que el grado de desviación de mi escoliosis era elevado”).
Desde mi infancia, los médicos me aconsejaron nadar debido a una notable escoliosis en la parte inferior de mi columna.
–¿En qué situación se halla?
–Solo estoy en entrenamiento. Lo hago un poco menos que antes, me entreno por mi cuenta, cuatro horas diarias en una piscina en Badalona, cerca de mi hogar.
Años de sacrificio estajanovista y mastodóntico en el CAR, bajo la guía del gran Fred Vergnoux, quedan ahora muy atrás.
Lee tambiénFred Vergnoux: “¿Sabe cuánto nos entrenamos?”
Mireia Belmonte dice:
Después de este pasado junio, al asistir al Open de Mallorca, opté por tomarme un respiro inicialmente, ya que el año había sido, por decirlo de alguna manera, inusual.
–¿En qué sentido?
Ha sido un período de regreso a la normalidad en mi preparación deportiva, después de mi anterior interrupción debido a percances físicos. En resumen, tras aquel encuentro en Mallorca, requería un lapso de reposo, me detuve por un tiempo y posteriormente regresé a la natación. Gradualmente, he ido recuperando mi forma. En última instancia, mis hombros dictan el ritmo y, en mi situación, su recuperación es lo primordial.
–¿Qué tiene en los hombros?
Ambos están sancionados. La extremidad derecha, un poco más que la izquierda. El tendón del supraespinoso está desgarrado, además de presentar bursitis y tendinitis.
–¿Cómo se rompen?
–Me encantaría saberlo. Después de tantos años entrenando tantos metros y kilómetros, el cuerpo finalmente se agota. Y a medida que se deteriora, se deshilacha y se rompe aún más.
–Y eso, ¿cómo se trata?
–La opción final es la operación. Por ahora, la descarto.
–¿Por qué?
I would lose a lot of mobility and strength. For now, it's not time... I've kept it in check by managing the shoulder, scapula, and pectoral environment. If you strengthen those areas, the shoulder doesn't have to do extra work. I do it with weights.
Mireia Belmonte, durante la entrevista en el CNB
–¿Se entrena a sí misma?
–No se trata de entrenamientos extensos ni de sesiones muy demandantes, sino de un mantenimiento.
–¿Y cómo ha aprendido todo esto? ¿Ha estudiado?
–Hombre, ya son años de experiencia. De estudios, no.
Me comenta que en su momento cursó Administración y Dirección de Empresas en la Universitat Autònoma de Bellaterra y que actualmente cursa Publicidad y Relaciones Públicas en la UCAM.
Si en algún momento tengo descendencia, le impartiré la habilidad de nadar, aunque mi principal objetivo será garantizar su bienestar: para que se sienta cómodo y seguro en el medio acuático.
–Si empezara de cría ahora mismo, ¿cambiaría muchas cosas? ¿Cometió errores?
No estoy seguro de haber cometido fallos, pero al final es lo que hay. Para alcanzar la cima, es necesario esforzarse al máximo diariamente. Quizás mi error fue insistir y persistir sin saber cuándo detenerse. Si pudiera reflexionar sobre el pasado, quizás en algún momento habría hecho una pausa para estar en mejor forma física. No lo sé, pienso que cuando uno está en racha, detenerse no resulta sencillo.
–¿Cómo revive la velada de su medalla de oro olímpica? Después de una hazaña de esa magnitud, algunos mencionan una sensación de vacío.
–En mi situación fue de forma opuesta. Sentí una gran satisfacción. Esa misma noche le comenté a Fred: ‘El próximo año debemos alzarnos con el Mundial’. Y él replicó: ‘Acabas de obtener la medalla de oro olímpica, vívela’.
–¿Se hizo la foto con Phelps en la Villa Olímpica?
La poseía desde la Copa del Mundo de 2007 en Melbourne. Ya había realizado esa rutina.
Si pudiera reflexionar sobre el pasado, tal vez en algún instante me habría detenido para regresar con mayor ímpetu.
–¿Cómo definiría su carrera? ¿Está satisfecha al 100%?
–La realidad superó mi imaginación. Esa niña que comenzó a nadar no podía prever todo lo que sucedería. Por ello, ahora me corresponde apoyar a quienes siguen el camino.
Me comenta sobre su iniciativa, la tercera edición del Open Promesas Mireia Belmonte by Hyundai, que ya está en curso: se trata de cuatro encuentros dirigidos a nadadores de 12 a 16 años, que tienen lugar en Madrid, Getxo, Torrevieja y, en enero, en este mismo recinto, el CNB. Los jóvenes compiten en los 200m estilos, y los vencedores de cada evento participan en un campus en el CAR, bajo la dirección de Belmonte y tres instructores más. Allí reciben formación técnica, la cual es grabada con cámaras submarinas y posteriormente compartida con sus entrenadores.
La selección de esta prueba no fue arbitraria; creemos que un nadador versátil debe dominar los cuatro estilos. Al organizar estos encuentros, aspirábamos a grandes logros: ¿qué pasaría si alguno de estos atletas llegara a ser olímpico? –comenta.
Mis hombros soportan las repercusiones, particularmente el derecho en comparación con el izquierdo: esto es resultado de incontables años de entrenamiento.
–Si usted tuviera una criatura y se le presentara una ocasión similar a la que tuvo, supongo que se la daría al CAR, ¿correcto?
– Si algún día tuviera un hijo o una hija, mi prioridad sería que aprendiera a nadar, principalmente por su seguridad y capacidad de desenvolverse en el agua. Si después deseara continuar nadando y experimentara algo similar a lo que me ocurrió, por supuesto que lo respaldaría, ya que ha sido una trayectoria de desarrollo personal. Lo fundamental es comprender las aspiraciones del niño, tanto a nivel físico como mental: si no disfruta de la práctica deportiva, podría ser que haya elegido la disciplina incorrecta o que no sea su vocación. Es esencial prestar atención a lo que el niño expresa.
