“Doctor, ¿debo contárselo a mis hijos?”

Vuelta y Vuelta

Desde el 2021, Juancho Escudero recibe tratamiento para el cáncer de próstata; inmerso en su batalla, nada 3.000 metros diarios

ENTREVISTA A JUANCHU ESCUDERO, NADADOR QUE HA SUPERADO UN CANCER DE MAMA

Juancho Escudero, semanas atrás, en la piscina del Esportiu Manyanet de Barcelona 

Mané Espinosa

Tus fuerzas naturales, las que están dentro de ti, serán las que curarán tus enfermedades

Hipócrates

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–Yo corría y nadaba casi a diario, ¿sabe? En el 2005 disputé el maratón de Madrid junto a mi hermano Iñaki. Y en el 2011, el de Atenas –me dice Juancho Escudero (60).

–Pero usted era un alto directivo, alguien con responsabilidades y estrés. ¿De dónde sacaba el tiempo?

–Iba a entrenarme los mediodías, de 14 a 16h. Y los sábados me levantaba a las siete y a las ocho tenía toda aquella piscina de Mirasierra para mí. Y entonces...

–¿...?

–En marzo del 2021 hice el gesto de ponerme de pie y se me pinzó la columna. En fin, es una lesión común. ¿A qué deportista no le ha pasado? El caso es que fui al médico y me diagnosticó un pinzamiento de vértebras. Y yo, en fin, no lo veía claro. Y semanas más tarde, en un viaje a Almería, me agaché para atarme los zapatos y la punzada me recorrió de arriba abajo. Ahora era una ciática que iba del glúteo a la rodilla. Me dieron pastillas, me hablaron de una hernia y una artrosis. Y yo: ‘Que no, que es algo más’. Un amigo me aceleró el proceso. Me consiguió hora para una resonancia lumbar en la clínica Centro de Madrid. Y, aaaaaay.

–¿...?

–El 6 de agosto, el médico me dijo: ‘Tienes toda la columna inundada de tumores’. Y yo le respondí: ‘Solo tengo una pregunta para usted: ¿se lo debo contar a mis tres hijos?’. ‘Cuénteselo’. ‘Pues eso haré, doctor, que yo soy muy deportista, y aunque ahora mismo esté perdiendo 0-5, este partido hay que jugarlo’.

Y así fue: Juancho Escudero se reunió con Carmen (26), Juan (24) y Victoria Eugenia (17), y con la madre de todos ellos, y les dijo:

–Quiero que sepáis que en la vida pasan estas cosas y de nosotros depende que nos enriquezcan. Este es un regalo que nos ayudará a crecer.

Qué bueno es eso de que me apene morirme, porque pedir cinco minutos más quiere decir que eres feliz viviendo”

Juancho EscuderoNadador

(...)

Tres años y medio más tarde, aquí está el bueno de Juancho Escudero. Se ha subido a un AVE y ha venido a verme desde Madrid. Se ha puesto el bañador y se ha lanzado a la piscina del Esportiu Manyanet, una institución en Les Corts desde 1968.

–Por favor –le pide a Mané Espinosa–: en la foto, que no salga la barriga. Soy muy presumido y esto de engordarme lo llevo mal.

(Me cuenta que toma quince pastillas diarias).

Juancho Escudero, días atrás en Barcelona

Juancho Escudero, días atrás en Barcelona 

Mané Espinosa

Y ahora, tras las fotos y el baño, nos sentamos en una cafetería, nos tomamos un capuchino y hablamos de la vida.

Me dice:

–Me tocó el cáncer de próstata. Podía haber sido el cáncer de páncreas, que es peor. Me tocó el bueno, vamos. Aunque tenía afectado el hígado, los riñones, el bazo, el páncreas, los pulmones, los ganglios linfáticos del pecho y la columna vertebral entera. Debería estar en una silla de ruedas, pues también me había fisurado la cadera izquierda. El médico me dijo: ‘Vete preparándote porque te vas’.

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–¿Y usted?

–Yo le contesté: ‘He venido a que me hable de curarme’. Y luego vino el tratamiento. Y a partir de entonces, un maravilloso tsunami de amor. Llevo tres años oyendo en vida lo que dirían de mí en un funeral. Cada día recibo seis o siete mensajes preciosos. Todos los días, una amiga me manda una canción diferente.

Ahora me muestra el rosario del Vaticano que lleva consigo en un estuche. Y otro de Jerusalén. Y otro de Medjugorje. Y se declara un milagro de la ciencia. Y comparte su experiencia en las conferencias que imparte en empresas. Dice que nada 3.000 metros diarios y que el deporte es tan potente como la quimio.

–El deporte genera defensas, igual que el buen humor.

–¿No le tiene miedo al futuro?

–¿Miedo a la muerte? Eso, no. Sé cómo vendrá y eso no me asusta. Pero me apena saber que me perderé cosas. Soy como uno de esos niños que piden cinco minutos más antes de acostarse. Pero escúcheme: qué bueno es eso de que me dé pena morirme, porque pedir cinco minutos más quiere decir que eres feliz viviendo.

Juancho Escudero es paciente de Moviéndonos por la vida, campaña para concienciar sobre el beneficio del deporte en personas con cáncer de próstata, impulsada por la SEOM, ANCAP y Bayer.

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