En la caldera de Singapur, junto a la isla de Sentosa, a temperaturas cercanas a los 31 grados, el límite marcado por World Aquatics para celebrar las pruebas con seguridad, las aguas abiertas han coronado a su rey. No ha habido nadie en todos los tiempos que haya completado un programa perfecto, como el de Florian Wellbrock, de 27 años, con cuatro oros en todas las disciplinas.
El alemán, campeón olímpico en Tokio 2020, tragado por la dificultad del Sena en París 2024, ha sido el más rápido en los 5 y 10 kilómetros, en el ‘knockout’ y en la prueba de relevos 4x1500. Y todavía le queda nadar en 1.500 libre en la piscina de estos Mundiales de Natación que pasarán a la historia.
Wellbrock, la pasada madrugada, cerró un relevo prominente de Alemania, y consiguió un triunfo manteniendo el liderato en la última posta (1:09.13). “Para ser honesto, todavía estoy sin palabras, no tengo ni idea de cómo lo hice. Se lo agradezco a mi equipo”, se arrancó el nadador alemán. “Tengo las pilas agotadas. Hay un vacío físico y mental. Necesito ahora reajustarme, fue una semana muy dura”, comentó.
El de Bremen, que se entrena en el centro de Magdeburgo, el mejor del mundo donde acuden nadadores de todas las nacionalidades, comenzó su concurso con la victoria en los 10 kilómetros después de la incertidumbre por los valores de la bacteria Ecoli y las altas temperaturas del agua. “Ha sido como estar en una lavadora a 40 grados”, sentenció tras su primera victoria ante el italiano Gregorio Paltrinieri, su alter ego.
A los dos días, fue el más rápido en los 5 kilómetros. El tercer oro lo sumó en la prueba knockout, una especie de eliminatorias con semifinales y final, en la que su punta de velocidad y ritmo constante en esta disciplina marcó la diferencia. Y, el último, fue el relevo.
Tengo las pilas agotadas, necesito reajustarme, fue una semana dura”
La hazaña de Wellbrock lleva un asterisco. El programa de las aguas abiertas ha mutado en los últimos años, lo que ha facilitado que nadadores dominadores en distancias más cortas, y que provienen de piscina, puedan tener más posibilidades de ganar el oro. Eliminados ya los 25 kilómetros, las aguas abiertas han virado a una modalidad más rápida, que permite recuperar tras cada prueba para que un mismo deportista pueda ser igual de competitivo en todas.
El podio de las aguas abiertas, de la prueba del 4x1500, con Alemania, Italia y Hungría.
A sus 27 años, Wellbrock suma ya nueve medallas mundiales y está a tres de su compatriota Thomas Lurz. El nadador alemán, que vive por y para el entrenamiento en Magdeburgo y que pasa sus ratos libres con su bulldog francés, es un hombre también de manías y obsesivo con los recorridos y la competición. En el centro de entrenamiento tiene una piscina curiosa, llamada ‘flume’, donde la corriente va al revés. Wellbrock se entrena en ella, clave para mantener una adecuada posición del cuerpo y no perder la aerodinámica, que se puede regular incluso a distintas velocidades.
Nada más salir de la caldera de Singapur, al margen de celebrarlo con sus compañeros, Wellbrock abrió su bolsa de deporte y se perfumó. Lo hace después de cada prueba. “Si no el olor nunca se va”.

