Cuando la exigencia devora tu salud mental: “Me dije, no quiero morir”

Suicidio, deporte y salud mental

La palista Victòria Cid quiso “cortarse las venas” para anular su estrés: “No supe gestionar lo que viví entre los 14 y los 20 años. Ni tampoco pedí ayuda”

Victòria Cid y su compañera en un entrenamiento de remo

Victòria Cid y su compañera en un entrenamiento de remo

FER

Victòria Cid (Amposta, 1997) se encontraba en la habitación el día que conoció al monstruo invisible. Era el preludio del Preolímpico de Tokio 2020 y a la palista se le juntó todo. Los estudios, el estrés y una depresión que le había llevado a medicarse para mantener el equilibrio. “Era un zombi”, dice.

Consumía antidepresivos y ansiolíticos. No podía concentrarse “ni diez minutos”. “Me vinieron pensamientos suicidas. Me acerqué a la bañera. Intenté cortarme las venas”, relata.

Cid fue una de las palistas más prometedoras del remo español. Es hermana de Aina, campeona europea, bronce mundial y triple diploma olímpico en dos sin timonel, pero a ella el mundo se le vino encima. “Mi depresión no llegó solo por el deporte. No supe gestionar todo lo que viví de los 14 a los 20 años. No pedí ayuda. Un problema fue mi autoexigencia y no llegar al nivel de mi hermana. La carrera de Biotecnología, la presión por los Juegos... Viví ocho años de estrés”, argumenta.

El problema fue mi autoexigencia, la carrera, los Juegos y no llegar al nivel de mi hermana”

Victòria CidEx deportista del equipo nacional de Remo

Y añade: “Y la presión económica. Mi beca era para vivir. Necesitaba resultados para tener ADO”.

Por suerte, la palista tuvo “un momento de lucidez” cuando ese monstruo que se llama suicidio quiso poseerla. “Me dije a mí misma: no quiero hacerlo, no quiero morir. Y salí a buscar a un compañero. Y vinieron conmigo a la habitación”, expone. Lo cuenta todo en Simplemente, yo.

Susana Regüela es la jefa de la unidad de acompañamiento de la carrera deportiva en el CAR de Sant Cugat desde el 2016, pero esta exatleta lleva desde el 2004 dándole la mano a deportistas en el camino de piedras en el que, en ocasiones, se convierte el deporte y su retirada. El pasado diciembre, el centro por excelencia del deporte en Catalunya (y uno de los motores en España) participó en un estudio europeo sobre la salud mental. En la muestra participaron 1.360 deportistas y su entorno (familiares, entrenadores, staffs...), de los que 376 eran catalanes. El 89% estudiaba, el 6% trabajaba. Y en esa muestra se detectaron 13 casos (3,7%) de “pensamientos de autolesión”, que por protocolo deben derivarse a especialistas. “Lo bueno que tenemos en España es que se habla más, la gente lo exterioriza”, dice Regüela.

“La conducta suicida es compleja. Sabemos que hay una base genética, pero no un solo componente. El no poder afrontar el malestar que comporta una depresión, una drogadicción o un estado emocional hace que esa sea la única salida. La muerte por suicido va vinculada a dejar de sufrir. Entendemos el dolor físico. Pero el mental puede ser devastador. Muchos pacientes me dicen que han padecido un cáncer, pero que su malestar no tiene nada que ver con el de ahora. A veces la única manera de evitar el dolor es perder la vida”, explica con tiento Narcís Cardoner, director del servicio de psiquiatría del hospital de la Santa Creu i Sant Pau.

Entendemos el dolor físico, pero el mental puede ser devastador”

Narcís CardonerPsiquiatra

Y cita varios ejemplos: Robert Enke, Francesc Arnau, Blanca Fernández Ochoa... O Jesús Rollán, el mejor portero de waterpolo de su generación, campeón olímpico, que se quitó la vida a los 38 años en un centro de desintoxicación de La Garriga. Regüela conoció el corazón de Rollán. Una muerte que le marcó.

“En el año 2000 tomamos más conciencia. Pusimos el foco en la carrera del deportista, que tuviera una formación dual”, explica la psicóloga. “Las instituciones deben tener los servicios, pero también existe la responsabilidad del deportista y del entorno”, añade.

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“La frustración es una fuente de problemas. Acentúa los cuadros de depresión. Un factor clave es la exposición crónica a un nivel alto de estrés. El organismo no puede gestionarlo y es un efecto negativo”, añade Cardoner.

El suicidio no repele a nadie (“todos podemos vernos expuestos”). Y el deporte de élite, que ahora cuenta con más recursos y sensibilidad en los centros, actúa como un tobogán emocional.

Clara Basiana es medallista olímpica (2012). Uno de los baluartes del equipo de sincronizada que lideró Anna Tarrés. Ha crecido bajo el cobijo del sistema (“estar en el CAR es una ventaja porque hay dispositivos que se activan”), pero detectó disfunciones entre lo que le recomendaban los profesionales y la exigencia del rendimiento. En su caso, el estrés lo generaba la estética y el peso.

“Al comienzo, nos hacían un estudio completo y nos detallaban un plan a seguir. Pero la entrenadora pedía urgencia porque no teníamos tiempo, y lo abandonabas. Te saltas ese acompañamiento: entrenas diez horas, comes menos, estás más cansada”, argumenta. Y añade: “Acompañé a muchas compañeras a especialistas de la salud porque se encontraban en situaciones de trastorno alimenticio”. “En la sincro no pone que tengas que tener un peso, como en las artes marciales, pero es lo que dicen los cánones”, expone.

Acompañé a muchas compañeras, tenían trastornos alimenticios”

Clara BasianaEx nadadora de sincronizada

Cardoner señala una paradoja en el deporte de élite: “Recomiendo a todos mis pacientes que hagan deporte. Pero veo que en la élite lo que es fuente de salud puede ocasionar problemas graves”. Regüela lo resume así: “El deporte es positivo, ayuda: te da identidad, autoestima, ingresos. Es cierto que eso se puede convertir, cuando llega la retirada, en una losa. Debes entender que es una nueva oportunidad, que solo cambias de dirección”.

Victòria Cid sigue penetrando en su tortura: “Nos tratan como máquinas, solo vale la medalla. A mí la federación no me proporcionó ni un psicólogo ni un psiquiatra. Me dijeron que, si no estaba bien, que me fuera a casa, que vendría otra”, añade la palista, quien critica el sistema tan exigente de la élite y los pocos recursos de las federaciones: “Solo apuestan si hay resultados. Solo hay dinero si hay medallas. Si nos rompemos, nos reponen”, define.

Tenemos que humanizar el deporte y cuidar a los deportistas”

Susana RegüelaJefa de la Unidad de Acompañamiento al Deportista en el CAR

El próximo miércoles se celebra el día de la Prevención del Suicidio. Mañana estas voces seguirán con este debate en el Hub Social Fundació Bofill de Barcelona (17.30 horas). “Tenemos que humanizar el deporte, cuidar a los deportistas”, sintetiza Regüela. “Hay que reducir el estigma. Hablar de ello, que nadie se sienta avergonzado”, insiste Cardoner. “Prohibiría el deporte de alto nivel, no está bien gestionado a nivel psicológico. Es duro, pero es mi opinión”, apunta Cid. “Los deportes de equipo te ayudan, hacíamos gabinetes de crisis para ayudarnos”, da luz Basiana.

Una manera de cuidar la salud mental y minimizar ese monstruo invisible que siempre está ahí.

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