Este Espanyol es cosa seria... Aunque le sobre un resbalón

Real Sociedad 2, - Espanyol, 2

El plan de Manolo González sorprendió a la Real con un 0-2 al descanso, con goles de Pere Milla y Puado

Un tropiezo de Omar El Hilali provocó el 1-2 de Barrenetxea que espoleó a los locales, que no hallaron el 3-2

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Pere Milla celebra el 0-1 junto a Roberto, que fue quien le dio la asistencia. Era el minuto 10 del partido ante la Real Sociedad 

Ion Alcoba Beitia / Getty

El Espanyol no sabía si sonreír o suspirar después de otro partido emocionante, de dos caras, con una primera parte en la que desnudó las carencias de la Real Sociedad (0-2) y un segundo tiempo en el que dio gracias a cualquier santo por llevarse un punto de Donosti (2-2). Pero, de buen seguro, cuando las pulsaciones desciendan y emprendan el viaje de vuelta a Barcelona, una insatisfacción sana se apoderará de ellos. Porque este Espanyol va en serio. Se cargó al Atlético y estuvo cerca de dejar en la cuneta a la Real. Dos equipos europeos el curso anterior. A los pericos les ha salido una piel de acero.

El papel de los entrenadores fue determinante. En la cabeza de Manolo González el partido eran dos campos minados y un páramo de 60 metros para correr y correr, donde podían dar el golpe. Por eso sacrificó a Ramon Terrats, jugador de pausa, para dar entrada a Dolan, que es vértigo y acabó siendo el descorchador sobre Anoeta; también metió a Miguel Rubio por Calero (tocaba defender en bloque bajo y repeler centros) y a Pere Milla por Jofre, porque dentro del caos del ilerdense yace un talento para el oportunismo. Y todo salió a pedir de boca en 45 minutos.

A los 30 segundos, la Real, cuya alineación ya no da tanto miedo que la del curso pasado, ya había pisado el área de Dmitrovic. El ímpetu donostiarra, en el debut ante su gente, iba a marcar los primeros minutos. Barrenetxea lanzó fuera en el minuto 5 y Kubo obligó a intervenir al meta serbio. Sacudida la avalancha txuri-urdin, llegó el momento del Espanyol.

Ya sucedía con Imanol Alguacil y ocurre con Sergio Francisco: la Real se expone. Demasiado. Y ahora, además, ha perdido esa finura en la posesión. Da menos pases, está menos junta e imprecisa, y el Espanyol tenía los recursos y la determinación para salir como un lobo ante su presa. Y así llegó el 0-1. Solo habían transcurrido diez minutos.

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Manolo González, después del partido ante el Atlético de Madrid.

Roberto recuperó un balón en la zona intermedia y jugó con Dolan, que se deshizo de dos rivales y, antes de recibir una brutal tarascada de Turrientes, cedió el contragolpe, el tres contra tres, a Pere Milla. Condujo, habilitó a Roberto, quien centró a Puado, pero Pere Milla, vivo como él solo, siguió la jugada en busca de un remate que solo existía en su cabeza. Se lanzó en plancha y sorprendió a todos.

El gol no espoleó a los locales. Como un boxeador, siguieron contra la lona, dando golpes al aire, y el Espanyol continuó férreo, robando y saliendo, con Dolan como el extremo más desequilibrante. Expósito tuvo el 0-2 en un zurdazo, peor este llegó de un error de Jon Martín. Roberto, pillo a lo Raúl Tamudo, le ganó la espalda y el defensor le agarró. Puado, raro en él, falló ante Remiro pero Aramburu había invadido la zona y luego fue el que despejó. A la segunda, por el centro a media altura, no falló. Pitos en Anoeta. 45 minutos más, donde, como sucedió la semana anterior todo podía cambiar.

Y así ocurrió porque el fútbol es azaroso y a veces ofrece momentos que cambian guiones. Este fue un resbalón de Omar El Hilali que dejó solo a Barrenetxea, cuyo remate lo tocó Miguel Rubio y dejó sin opciones a Dmitrovic. La Real tardó una hora en abrir la lata y no se detuvo ahí. El campo hizo bajada, Manolo González retrasó los cambios y Oyarzabal encontró a Oskarsson dentro del área, quien agujereó la red con un potente remate que tocó primero en el palo. El meta serbio salvó el 3-2 a tiro de Brais Méndez apenas tres minutos después. Si el Espanyol había sido capaz de remontarle al Atlético en 12 minutos, la Real estuvo a un tris de hacer lo mismo en el mismo tiempo.

Los cambios calmaron al Espanyol, aunque se notó la falta de fondo de armario con jugadores fuera de sus posiciones, como Fernando Calero, que actuó de mediocentro y tuvo una ocasión clarísima, franca, para el 2-3 pero lanzó más bien entre palos de rugby. Sufriendo, con faltas, pérdidas de tiempo y el uniforme de combate, el Espanyol defendió el 2-2. Soñó con más, pero sigue invicto sin una plantilla completa. Este Espanyol es cosa seria aunque le sobrara un resbalón.

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