Nada parece sencillo para Carlos Alcaraz últimamente. Partido tras partido queda claro que el murciano vive en una constante montaña rusa. Tras la eliminación en el Open de Australia ha ofrecido grandes momentos de tenis, como en Rotterdam, aderezadas con desconexiones preocupante. De pronto ofrece un tenis maravilloso y, a continuación, se va del partido. Esto fue lo que sucedió contra el checho Jiri Lehecka, un rival de mucha entidad, número 25 del mundo, ante el que fue capaz de remontar tras perder el primer set, pero no supo rematar el partido en una última manga que tenía controlada con un 4-2 a su favor.
La pista rápida de Doha y un Lehecka muy inspirado sorprendieron a Carlos Alcaraz en el comienzo del partido. El checo ofreció intensidad desde el fondo de la pista y dominó con demasiada facilidad los golpes del murciano. Cuando quiso recuperar la iniciativa, tras ceder su saque en el sexto juego, ya era tarde y su rival se apuntaba el set.
Alcaraz sigue con problemas de continuidad en su juego
La reacción de Alcaraz fue sobresaliente. No aflojó Lehecka en su ritmo de juego y en la potencia de sus golpes, pero el murciano logró domar esa intensidad con golpes más variados. En esa segunda manga fue él quien logró la rotura de servicio, en el sexto juego, que finalmente le dio el set.
En el comienzo del tercero el español mantuvo el ritmo de crucero. Así logró un nuevo break que le puso con una clara ventaja de 4-2. Sin embargo, en el momento de cerrar el partido, Lehecka volvió a ser más dominador y Alcaraz dejó de leer con acierto los golpes de su rival y se desconectó. Cuatro juegos consecutivos perdidos le echaron finalmente del torneo y sirven para evidencias la montaña rusa en la que vive el murciano.
Algo parecido le había sucedido ya contra Luca Nardi en los octavos en Qatar. De la excelencia que le colocaba 6-1 y 4-1 pasó a la total desconexión con 15 puntos perdidos de los 16 jugados antes de ceder la segunda manga. Supo salir de la inercia negativa que le había presentado el italiano hasta volver a imponer su juego y cerrar el partido. Algo que, contra Lehecka, no fue capaz de hacer.
