Lo que Nostradamus no se atrevió a profetizar sobre la opa del BBVA

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Las revelaciones empresariales más apócrifas para el 2025

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Nostradamus, un vaticinador compulsivo 

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A Nostradamus el año 2025 se le hacía bola. Cada vez que le preguntaban por él, respondía con evasivas. A esas alturas del milenio ya tenía agotados todos los recursos, había exprimido hambrunas, guerras, plagas, coronaciones y papados hasta lo apocalípticamente admisible. Solo le quedaba repetirse. Sin embargo, su insaciable editor quería más, más catástrofes, más calamidades, con el objeto de torturar (por entonces no se había inventado la palabra monetizar) durante siglos a los lectores. Así pues, cuando a Nostradamus le pidieron las profecías del 2025, apenas se le escuchó barruntar una queja entre sanguijuela y sanguijuela: “Pero si todavía no sé qué hacer con mis acciones del Sabadell”. De mala gana, escribió cuatro disparates distópicos para acallar al editor y luego, a escondidas, una serie de profecías empresariales que metió en una cajita de galletas danesas (“Qué pena no haber nacido para conocer el Mercadona”, suspiró) y firmó de la siguiente manera: “Esto no lo escribió Nostradamus”. Señal inequívoca de su autoría, a poco que uno aplique una mínima dosis de psicología inversa. Al cerrarlo, vaticinó: “A lo mejor hasta viene bien para una newsletter de La Vanguardia”. Así de preciso era Nostradamus, un vaticinador compulsivo, un plasta oracular, el mago pop del potaje posmedieval.

Inspirados por Nostradamus, vayan por delante unas cuantas predicciones empresariales para este 2025, todas ellas tan verosímiles como infundadas. Por favor, que nadie se las tome demasiado en serio:

Tu vecino se comprará un coche eléctrico. El año que viene no se producirá aún la esperada eclosión del coche eléctrico, pero tú tendrás la sensación de que sí ha ocurrido. Porque el coche eléctrico pasará de entretenimiento para early adopters a rutina vecinal. Antesala inevitable de su llegada definitiva, necesitada del efecto repetición. El régimen de sanciones europeo por las emisiones de CO2, la necesidad de las marcas de lanzar modelos baratos para sortearlo, las ayudas públicas, el (aún por aprobar) alza del impuesto al diésel y la ofensiva china pese a los aranceles convertirán por primera vez este tipo de coches en una opción económicamente razonable. Aquí Noemi Navas recoge algunos factores. Tesla logrará durante varios meses que uno de sus modelos, el Model 3, sea el más vendido en España.

Fusión fría en las telecos. Tras la fusión de Orange y MásMóvil para montar Masorange, las telecos se dedicarán a fusionar negocios más discretos, sobre todo las filiales de fibra, con el objetivo de alumbrar algo así como marcas blancas que ofrezcan servicios a todos los operadores. La tendencia de creación de FiberCo lleva tiempo fraguándose, pero acabará concretándose en el 2025. Será el principal entretenimiento del sector mientras Digi sigue creciendo, dispuesta a consolidarse como cuarto gran operador y propiciar la enésima fusión. Saudi Telecom entrará en el consejo de administración de Telefónica.

Y fisión nuclear en las eléctricas. Este año el debate nuclear entrará con fuerza en el sector eléctrico. Por un lado, conforme a los planes del Gobierno, es necesario empezar a preparar el programa de desmantelamiento de las centrales para que en el 2027 comiencen a echar el cierre, empezando por la extremeña de Almaraz. Por otro lado, el PP y Junts desarrollarán en torno a la cuestión nuclear un nuevo punto de entendimiento, al reclamar la continuidad de las centrales, como cuenta aquí Fernando H. Valls. La predicción es que, como explica Pilar Blázquez, los operadores de las centrales exigirán unas garantías mínimas para continuar que el Gobierno no aceptará, por lo que, al menos el 2025, será un año de avance para los favorables al cierre.

Habrá sorpresas en Naturgy, un arreglo en Talgo y salida a bolsa de Tendam. Estas tres empresas tiene una cosa en común: fondos de capital riesgo atrapados en el calabozo de su accionariado, suplicando como almas en pena una oportunidad para salir. CVC y GIP (ahora BlackRock) están en Naturgy, mientras que Trilantic se encuentra en Talgo y tanto CVC como PAI lo hacen en Tendam. Han hecho el home run y, conforme al espíritu inversor de estas firmas, han de marcharse a otro lugar en busca de nuevas apuestas. Por eso es previsible un nueva --después de la de Taqa-- operación de reemplazo accionarial en Naturgy, un arreglo en Talgo con Sidenor, la SEPI y el Gobierno vasco como protagonistas, y un salto al foso con cocodrilos de la bolsa por parte del dueño de Cortefiel y Springfield.

Alguien va a comprar Air Europa, y no es Iberia. Tras el fracaso por motivos de Competencia en la integración entre Air Europa e Iberia, que conserva un 20% de la primera, se abre una gran oportunidad para algún otro competidor europeo interesado. La mejor posicionada es Air France-KLM, con la que la aerolínea de la familia Hidalgo ya tiene sellada una alianza. Mientras, viajar en avión seguirá siendo este año una tortura medieval, con billetes cada vez más caros y (algunos) aeropuertos al borde de su capacidad, de lo que habla aquí Maite Gutiérrez.

La SEPI entrará en Duro Felguera. El grupo de ingeniería iniciará este año su descensos a los infiernos contables. Reformuladas las cuentas, cambiado el equipo gestor y con la amenaza de un laudo en Argelia de más de 400 millones, ha presentado el preconcurso. Uno de los acreedores es la SEPI, que prestó durante la pandemia 120 millones a la empresa, ahora controlada por inversores mexicanos. Parte de la deuda consiste en préstamos participativos, canjeables por capital. Sería la primera entrada del holding público en el accionariado de una de las empresas rescatadas durante la covid.

Los criptobro morirán de éxito. El mundo cripto entrará este año en una nueva fase de institucionalización. Por un lado, los criptoactivos quedarán regulados en Europa y los bancos empezarán a comercializarlos entre inversores cualificados. Por otro, gozarán del respaldo de la nueva administración Trump, el mismo que hace unos los calificaba de “estafa”. El nuevo casino digital y el giro de sus ruletas a golpe de meme han alcanzado tanto éxito que se convertirán en parte del sistema, lo que a su vez desnaturalizará el propósito último de sus creadores, el de montar un tinglado monetario al margen del Estado. Quedarán ahora condenados a convertirse en un producto especulativo como cualquier otro. Además, el propio éxito del bitcoin demuestra hasta la fecha que, de funcionar como divisa en sustitución del dólar, su desmesurada revalorización habría estrangulado la economía. El mayor desconcierto a partir de ahora no vendrá tanto de la monetización del blockchain, sino de la plataforma en la que se celebra casi la mitad de las transacciones diarias con criptomonedas, Binance, un intermediario de origen chino peligrosamente opaco. De estas cosas ha escrito Luis Florio. Solo una recomendación para los inversores en estos productos: no olvidar que ya en los Países Bajos en el siglo XVII, a falta bitcoins, se desató una accidentada especulación en torno a los tulipanes, capítulo que provocó la primera crisis financiera de la historia.

La opa del BBVA sobre el Sabadell: la fusión no fusión de tu cuenta no cuenta de tu banco no banco. La predicción es que la CNMC será más ágil de lo esperado en su análisis en profundidad de la operación, como vaticina aquí Eduardo Magallón, pero que al mismo tiempo se producirá una elevada injerencia política por parte del Gobierno, capaz de trastocar los planes del BBVA. Ya sea en la llamada tercera fase de Competencia o al autorizar la fusión, el Ministerio de Economía acabará limitando el alcance de la opa. Es en este punto en el que el banco presidido por Carlos Torres deberá tomar las decisiones cruciales: desde retirar la oferta hasta aceptar la toma de control del Sabadell sin llegar a fusionar las dos entidades. La fusión no fusión.

Como ejemplo de este particular momento Schrödinger del sector bancario, vaya por delante lo que comentaba hace unos días un conocido inversor español durante un cóctel de Navidad. Había decidido vender sus acciones del Sabadell ante el riesgo de que la opa no saliera adelante, ahora que el precio se parece mucho a la prima fijada en la ecuación de canje. Y al mismo tiempo, había vendido con la idea de que la operación sí saldría adelante y de que, gracias a la revalorización del Sabadell, ya había llegado el momento de liquidar la inversión y disfrutar de las plusvalías.

En fin, en sus Obras jocosas, Quevedo se ríe de los adivinos y, más en concreto, de los quiromantes dedicados a leer las líneas de la mano. Esas rayas, indica, son fruto del pliegue natural de la mano, como también lo son las de la frente o las del cuello, por lo que invita a sus intérpretes a especializarse en otras partes del cuerpo. Ya es conocido el gusto de Quevedo por lo escatológico.

Al margen de lo que el año que viene le depare a las empresas, desde la sección de Economía de La Vanguardia deseamos felices fiestas a nuestros lectores y lo mejor para el año que viene. Esta newsletter regresará el 10 de enero, dispuesta a seguir compartiendo las novedades del siempre movedizo y apasionante mundo empresarial.

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