¿Qué podemos esperar en el futuro inmediato de la medicina?
Estamos en un momento crucial porque hay dos frentes que han evolucionado de manera muy rápida en muy poco tiempo y que nos permiten abordar la investigación y los tratamientos de manera más precisa y personalizada. Por un lado, están los avances en genética y la gran cantidad de información genómica disponible y, por el otro, el crecimiento exponencial de la aplicación de la inteligencia artificial en el ámbito de la salud, que nos permite analizar esa información genómica y cruzar datos en un tiempo récord. Ambas cosas están revolucionando la medicina en todos sus frentes: desde la investigación farmacológica a la asistencia médica, pasando por el diagnóstico o una mejor comprensión de las enfermedades.
¿Cómo utilizan la genética y la inteligencia artificial en Amgen?
En Amgen tenemos acceso a más de medio millón de perfiles genéticos, por supuesto, anonimizados. Gran parte de ese volumen proviene de Islandia, donde más de 170.000 personas donaron voluntariamente su información genética a través de un proyecto de nuestra subsidiaria DeCode. Las características de esa población escandinava son muy particulares por su homogeneidad al descender sus habitantes de tan solo unas 40 familias vikingas y no haber tenido apenas corrientes migratorias. Su obsesión por la genealogía y la documentación nos ha permitido también cruzar la información genética con sus datos clínicos, causa del fallecimiento, etc.

Miquel Balcells, director médico de la biotecnológica Amgen en España
¿Y cómo se utiliza toda esa información en la investigación que ustedes llevan a cabo?
Pues nos permite descubrir si hay diferencias genéticas entre personas con una determinada enfermedad y personas que no la tienen, y así saber cuál es la diana terapéutica sobre la que hemos de desarrollar fármacos. Por ejemplo, en el caso de los pacientes diabéticos: ¿Qué características genéticas tienen diferentes a las de la población que no sufre diabetes? Eso nos aporta información muy valiosa de cara a modificar el curso de la enfermedad y lograr la máxima eficacia en el tratamiento. Actualmente, el 60% de nuestros fármacos no oncológicos están validados genéticamente.
La genética tiene también un papel clave en las inmunoterapias, que han supuesto un antes y un después en oncología…
Sí, sin duda. La inmunoterapia se ha establecido ya en los últimos años como una piedra fundamental en el tratamiento de diversas enfermedades oncológicas y estamos a punto de dar el siguiente paso. Existen diferentes estrategias terapéuticas para facilitar que el sistema inmune reconozca las células tumorales y sea nuestro propio organismo el que pueda controlar y destruir el tumor para que no encuentre vías de escape. Existen ya fármacos, denominados biespecíficos, para tratar cánceres hematológicos como algún tipo de leucemia que tienen la capacidad de que nuestro sistema inmune vuelva a reconocer las células tumorales que se le han escapado. Además, en los próximos meses esperamos tener datos de que la misma estrategia funcione en tumores sólidos como el de cáncer de pulmón de células pequeñas, cuyos pacientes necesitan desesperadamente alternativas terapéuticas eficientes.

Oficinas de Amgen en Barcelona
España fue una de las primeras filiales que Amgen abrió más allá de su central en California. ¿Por qué apostó por Barcelona ya en 1990?
Como compañía que, además de comercializar, descubre y desarrolla fármacos, es crítico establecerse en territorios con un fuerte potencial para la investigación clínica y, sin duda, España, y Cataluña en particular, lo son. Tenemos más de 60 estudios en marcha en nuestro país, lo que nos convierte en la segunda filial de la compañía en número de ensayos clínicos, y eso no sería posible sin el alto nivel científico existente. En Barcelona hay varios hospitales de prestigio internacional como Vall d’Hebron, el Clínic, Sant Pau o Bellvitge, y no solo en cuanto a la asistencia, sino también en cuanto a la investigación.
¿Con Vall d’Hebron tienen un proyecto especial, no?
Sí, hemos integrado al Instituto de Oncología de Vall d’Hebron en una selecta red de ocho centros de referencia mundial. Con todos ellos, Amgen comparte información de algunas moléculas para tratar diversos tipos de cáncer en una fase muy inicial, antes de ni siquiera haber empezado a estudiarse en población enferma. Se trata, como te puedes imaginar, de la información más confidencial y sensible que hay en una compañía farmacéutica, pero lo hacemos sabiendo que podemos trabajar conjuntamente con el objetivo de desarrollar las mejores estrategias terapéuticas para llegar al tipo de tumor y al perfil de paciente con el que el fármaco puede ser más efectivo y seguro.