Emprender nunca ha sido fácil. Detrás de cada nueva idea se esconde una oportunidad, pero también un sinfín de riesgos a los que es necesario hacer frente. Esto lo sabe bien Brian Chesky (Niskayuna, 1981), pues con sólo 27 años cofundó una de las compañías del sector inmobiliario más famosas del mundo, Airbnb. Y todo surgió a raíz de una situación tan real como cotidiana: él y su compañero de piso Joe Gebbia necesitaban ayuda para pagar el alquiler en San Francisco.
Era el año 2007, los dos trabajaban como diseñadores industriales y encontraron una solución sencilla y eficaz a su problema. Alquilar su habitación de invitados se convirtió entonces en un negocio con unos ingresos anuales en torno a los 9.900 millones de dólares estadounidenses, según los datos de Statista relativos a 2023. Lo cierto es que encontraron una necesidad que trascendía las fronteras de lo personal e hicieron de ella su proyecto de futuro.
De no poder pagar el alquiler a crear Airbnb
La solución a un problema

Airbnb surgió a partir de una necesidad: obtener unos ingresos adicionales para pagar el alquiler
“Creo que una de las cosas que aman los emprendedores es que pueden vivir en un mundo diseñado por ellos mismos”, comenta Chesky en una entrevista para el medio especializado startups.com. “Es decir, como emprendedor, creas las reglas, creas los valores y, con el tiempo, si tienes éxito, ese mundo crece”. Algo así es lo que sucedió cuando la idea que tuvieron prosperó hasta convertirse en una de las plataformas online más reconocidas del mundo.
Antes de ser cofundador de Airbnb, Brian Chesky compartía piso con Joe Gebbia en San Francisco, pero no tenían dinero suficiente para hacer frente a los gastos del alquiler. Una situación, sin duda, que se puede extrapolar a la realidad del acceso a la vivienda que viven muchos jóvenes en España. Sin embargo, llegado el momento, se les presentó la oportunidad: estaba a punto de celebrarse en la una conferencia internacional de diseñadores, pero todos los hoteles recomendados estaban agotados. Fue en ese momento cuando se les ocurrió ofrecer en alquiler “el espacio extra” que había en su piso.
“La idea original era: ¿qué pasaría si pudieras reservar la casa de alguien como si reservaras un hotel en cualquier parte del mundo?”, explica para el mismo medio. Todavía no eran conscientes de las repercusiones de aquella sencilla idea, pero acababa de nacer Airbnb. Chesky recuerda el momento en el que le comentó a su madre el planteamiento inicial. “Me dijo: ¿Así que has creado una web para que extraños duerman en tu casa porque no tienes dinero para el alquiler?”.
El ingeniero Nathan Blecharcyk fue el último en unirse al proyecto y, con el tiempo, se fueron asentando las bases de la empresa que hoy conocemos.
Impacto económico de Airbnb en el turismo

Turistas en las colas para entrar a la Sagrada Familia
Desde 2007, la compañía no ha dejado de crecer. “Un análisis económico de Airbnb estima que, en 2023, los viajes a través de la plataforma tuvieron un impacto económico superior a 8.500 millones de euros en España, que se distribuyeron por más de 5.200 municipios”, informa la compañía. Asimismo, “la actividad económica generada por el gasto de anfitriones y huéspedes aportó a las arcas del estado un total de 3.600 millones de euros en impuestos”. Es preciso señalar también el inherente fomento del gasto en los bienes y servicios de las localidades de destino.
A pesar de sus numerosas ventajas, también se ha hablado sobre el impacto negativo de Airbnb y otras plataformas similares en cuestiones tales como la gentrificación de algunas ciudades españolas o la reducción de viviendas a precios asequibles. Así como también la competencia, en ocasiones desleal, que mantiene con sus principales rivales: las empresas hoteleras tradicionales.