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Ebro Foods y el fin de la cocina

Empresas | Alimentación

La arrocera apuesta por reforzarse en comida preparada y plantea compras para crecer en Oriente Medio y África en su plan hasta el 2027

La fábrica de pasta fresca Garofalo,

LV

Hace unos meses, Juan Roig, presidente de Mercadona, vaticinó “el fin de las cocinas” para mediados del siglo XXI. “Las cocinas van a ir desapareciendo. No el gusto por la gastronomía o el placer de cocinar para amigos los fines de semana, pero para el día a día, se irá reduciendo el uso”, afirmó en la misma línea Antonio Hernández Calleja, presidente de Ebro Foods en un encuentro con periodistas tras su reciente junta de accionistas.

Lo que puede sonar a chascarrillo se puede convertir en profecía autocumplida si los propios productores de comida preparada para llevar pujan por ello. Y en esta línea se coloca la multinacional española Ebro Foods, la primera productora de arroz del mundo y dueña de marcas tan reconocidas como SOS, Brillante o La Cigala, que apunta a un refuerzo en sus líneas de productos de conveniencia (es decir, listos para consumir) de cara al futuro.

“Nuestras inversiones a partir del año que viene van a ir enfocadas en esta línea de platos preparados, no ultraprocesados y que sean más que un vasito de arroz de guarnición, opciones convenientes, buenas y sanas”, aseguró el presidente, apuntando también a las líneas de pasta fresca, refrigerados y congelados, que son “gamas con mucho recorrido”. Para este año, la compañía está cerrando flecos de in­versión del anterior, un año complejo por la sequía en Andalucía, retrasos en la entrega de maquinaria e ­incrementos de costes en el ­transporte.

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Pese a estas circunstancias adversas, Hernández Calleja asegura que han atravesado el año “con éxito”. Ebro Foods cerró su ejercicio 2024 con un incremento del beneficio neto del 11,2%, hasta los 207,9 millones de euros. La compañía achacó esta subida a la diversificación geográfica y la recuperación de la rentabilidad de sus negocios de pasta fresca, en un año en el que el importe neto de la cifra de negocio subió hasta 3.140,4 millones, un ligero 1,8% más que en el ejercicio anterior.

La compañía, que ha sufrido una fuerte transformación desde el año 2000 (cuando se deshizo del negocio de Azucarera y de los lácteos de Puleva), tiene implantación industrial en 16 países en todo el mundo y sus productos se venden en 63 países. España representa menos de un 10% de su facturación, muy diversificada. Su altísima presencia en EE.UU, donde tienen un 23% de cuota de mercado, les protege de los aranceles en la parte de arroz. “La pasta sí que se puede ver ­afectada y subirán los precios”, ­vaticina.

Su objetivo, dentro del plan estratégico 2025-2027 que arrancan ahora, es consolidar el ebitda por encima de los 400 millones, después de lograr 413 millones en el 2024, gracias especialmente al negocio de pasta. Además, pretenden mejorar sus costes industriales, con incremento de las sinergias y mantener sus cuotas de mercado, pese al incremento de la competencia de la marca blanca.

Posibilida de crecimiento inorgánico

En este sentido, Hernández Calleja explicó que no es solo una cuestión de la marca de distribución, sino del sector en general. “Los competidores se fijan en lo que hacemos y procuran imitarlo, con lo que se acorta el tiempo en el que tienes una innovación en exclusiva”, resumió. También explicó que esta situación les obliga a un continuo proceso de mejora porque “el consumidor ya no es tan sensible a valores emocionales como que es el arroz que compraba mi abuela. Son sensibles al precio y si pagan, ha de ser por un valor diferencial”, explica.

Su tamaño como compañía, su diversificación en marcas y países y su especialización complican mucho, en palabras de Hernández Calleja, el crecimiento inorgánico. La empresa contempla posibles compras en Oriente Medio y África para seguir creciendo, aunque el presidente apunta a que no hay ninguna negociación en marcha. “En el segmento de arroz lo tenemos muy difícil”, señala, porque tienen una cuota de mercado muy alta en la mayoría y Competencia no lo permitiría. Tendrían por tanto que dirigirse a “países en los que no tenemos presencia”. Y en pasta, al haber optado por el segmento prémium, “no podemos tener más marcas; no podemos vender Prada y Gucci a la vez”, señala el presidente. Apuntan más a productos complementarios como salsas o gnocchi.

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