Piratas de Silicon Valley 2025

Análisis

Piratas de Silicon Valley es una película de 1999 que habla de los inicios de Apple y de Microsoft y de la competencia por la hegemonía del naciente mercado de la informática personal. Narra la historia de unos jóvenes, Steve Jobs y Bill Gates, que no tienen ningún problema en copiar y apropiarse de tecnología de terceros y del otro. De ahí el título.

Y como ya se sabe que las secuelas funcionan bien, parece que el propio Silicon Valley está haciendo su remake. Cambian los protagonistas, cambian las tecnologías, pero se mantiene el espíritu. En la década de 1980 Apple y Microsoft competían por un espacio en la habitación de casa. En el comedor estaba la tele, en el coche la radio; en la mesa de estudio de la habitación había todavía espacio para un ordenador personal. Sin embargo, los existentes –IBM PC y Apple II– todavía se parecían demasiado al ordenador del trabajo de papá: intimidadores monitores negros, línea de comandos y gruesos manuales de uso. Quien llegara a hacer un ordenador fácil de utilizar y que no requiriera teclear incontables instrucciones que había que memorizar, conquistaría un mercado virgen que se vislumbraba infinito. La palabra clave era amigable.

Steve Jobs y Bill Gates: dos formas de vestir

Steve Jobs y Bill Gates, en una imagen de archivo

Archivo

La historia es conocida. Steve Jobs visitó en 1979 el centro de investigación de Xerox en Palo Alto donde vio Alto, un ordenador que funcionaba con ventanas, iconos y se manipulaba con un ratón. Fascinado por esta forma más amigable de interactuar con los ordenadores ofreció a Xerox acciones a cambio de que sus ingenieros recibieran formación sobre cómo funcionaba el Alto. Cinco años más tarde, Apple lanzaba al mercado el Macintosh con ventanas, iconos y ratón que todavía reconocemos hoy.

Microsoft por aquel entonces era una empresa de software que desarrollaba para Mac su popular editor Word, que también reconocemos todavía hoy. Y como hizo Steve Jobs con Xerox, al tener acceso a su tecnología, Bill Gates se apropió de ella. Microsoft lanzó Windows 1.0 en 1985, una burda copia del pulcro sistema operativo de Mac, pero que llegó a más gente. Cuando Jobs acusó a Gates de ladrón, este le respondió: “Bueno, Steve, creo que es más bien como si ambos tuviéramos un vecino rico llamado Xerox, que cuando le entré en casa para robarle el televisor descubrí que tú ya lo habías robado antes”.

La burbuja de la IA

Como en los años ochenta con la llegada del ordenador personal, el actual entorno de IA también fomenta la piratería de alto nivel

Ha pasado casi medio siglo de aquellos Piratas de Silicon Valley, pero la esencia no ha cambiado: cómo hacer la experiencia de interacción con los ordenadores más amigable, en este caso, vía la IA.

En el remake del 2025 los piratas son Mark Zuckerberg, Sam Altman, Sundar Pichai y Satya Nadella entre otros, con sus barcos Meta, OpenAI, Google y Microsoft. Los órdenes de magnitud, tanto de inversión como de su impacto, son considerablemente mayores: hoy hablamos de miles de millones y de billones de dólares (billones de los nuestros) y la pugna es por ser el primero en alcanzar la inteligencia artificial general (IAG), si es que esto existe.

La IAG es un tipo de IA que igualaría o superaría las capacidades humanas en prácticamente todas las tareas cognitivas. Para algunos académicos, la IAG pertenece al ámbito de la ciencia ficción. Para otros no está ni en el horizonte, tal y como lo expresaba el profesor de la Universidad de Washington, Pedro Domingos: “La IAG llegará en un siglo, con un error de más o menos 1.000 años”. Otros, como OpenAI, la definen como “sistemas altamente autónomos que superan a los humanos en la mayoría de tareas económicamente valiosas”. Esta definición descafeinada y utilitarista es interesada: los contratos suscritos con Microsoft dejan de ser válidos en el momento en que OpenAI llegue a la IAG. A partir de entonces ya no estaría obligada a compartir sus modelos y propiedad intelectual a Microsoft.

Hay billones de dólares en juego y, si seguimos la analogía de la película original, Meta, para su laboratorio de IAG está “pirateando” profesionales de alto nivel de otros laboratorios de IA. Zuckerberg está realizando ofertas de hasta 100 millones de dólares de sueldo anual a ingenieros e investigadores en IA. Por ponerlo en perspectiva, Stephen Curry, el jugador mejor pagado de la NBA cobra “solo” 60 millones de dólares al año. Y no solo Meta. OpenAI también “piratea” a profesionales de alto nivel vía lo que se conoce como adquisiciones fantasma o hackisiciones . En abril se supo que la empresa de Sam Altman estaba interesada en la compra de la empresa propietaria de Windsurf, un entorno integrado de programación basado en IA. Su precio era de 3.000 millones de dólares. La compraventa no se produjo por desavenencias con Microsoft por el acceso a la propiedad intelectual de Windsurf. Finalmente, OpenAI optó por fichar al CEO de Windsurf y sus ingenieros más relevantes haciendo así una no adquisición de la empresa que les ha permitido llevarse todo el capital intelectual. Esta práctica la han realizado antes Microsoft con Inflection AI o Google con Replika AI.

Adquisiciones

En lugar de comprar empresas, las ‘big tech’ fichan en bloque a sus ingenieros más valiosos y se llevan el capital intelectual

Este nuevo entorno de piratería es muy arriesgado. Primero porque termina con la “fiebre de oro digital” de las últimas décadas en Silicon Valley. El mito decía que si empezabas desde abajo en una empresa emergente y trabajabas mucho en un proyecto rompedor podrías hacerte millonario si: 1) la empresa salía a bolsa, o 2) uno de los mayores te adquiriría por una millonada. La tercera vía, la de la no adquisición, rompe esta narrativa.

Volvamos a poner en perspectiva estos 100 millones de dólares: el CEO de Google Satya Nadella cobró el pasado año 79 millones de dólares. ¿Cómo se gestiona esta diferencia? Y no tanto ya con el CEO de la empresa, sino con compañeros de trabajo. ¿Qué incentivo tiene un trabajador que cobra mil veces menos a la hora de compartir conocimiento con la estrella mediática del equipo? Quizás la pregunta no sea pertinente porque su trabajo ya no tendrá sentido: habrá sido absorbido por personal altamente cualificado asistido por IA. Sería el autocumplimiento de la profecía que dice que los profesionales cualificados harán mucho más con la IA, la misma que no dice que serán muchos menos. Me parece que no veremos otro remake de Piratas de Silicon Valley por falta de actores secundarios.

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