El verano de las playas vacías

Visión global: Italia

Los establecimientos de playa privados en Italia entran en crisis. Las sombrillas permanecen cerradas entre semana por precios elevados. Mientras, el Gobierno retrasa las licitaciones para las concesiones públicas

PLAYA RIMINI NORIA Rows of beach umbrellas in Rimini with Ferris wheel in the background

Tumbonas vacías en Rímini, uno de los emblemas del turismo de sol y playa italiano

Giorgio Pasini / Getty Images

Las imágenes resultan desconcertantes para muchos italianos: hileras de sombrillas completamente cerradas en pleno agosto. Las playas, casi todas en manos privadas, ya no atraen multitudes de lunes a viernes. Solo el sábado y el domingo recuperan el ambiente de otros veranos.

Según el Sindicato Italiano de Empresarios de Playa (SIB), en julio la caída media de las asistencias rondó el 15%, con picos del 25% en Calabria y Romaña. El fenómeno afecta prácticamente a toda la costa: desde Rímini, Riccione y Cervia, en Romaña, hasta Forte dei Marmi y Orbetello, en la Toscana, pasando por Apulia y Cerdeña. Aunque los datos aún son provisionales, la tendencia ya está clara. Y si la crisis no ha sido más grave, ha sido gracias a la presencia de turistas extranjeros.

La ocupación en las playas cayó un 15% en julio, con picos del 25% en Calabria y Romaña

Algunos atribuyen el descenso al tiempo: junio fue soleado, a diferencia del año anterior, mientras que julio resultó algo más inestable. Otro factor importante son los precios, cada vez más altos, para unos servicios que a menudo no están a la altura. Según la asociación Federconsumatori, el precio medio diario por una sombrilla, una tumbona y una silla es de 35,74 euros, un 6% más que el año pasado. En destinos exclusivos como la Costa Esmeralda (Cerdeña), la Versilia (Toscana) o el Salento (Apulia), la cifra puede multiplicarse por cinco. Se trata de cifras de 2024; este verano, los precios han aumentado todavía más, acentuando la sensación de un modelo turístico cada vez menos accesible.

Pero también hay un cambio en los hábitos: muchos italianos optan por vacaciones más económicas y variadas, como demuestra el auge de las reservas en destinos de montaña.

El precio medio diario por sombrilla, tumbona y una silla es de 35,74 euros, un 6%más que el año pasado

El sector, que durante décadas pagó cánones simbólicos en relación con sus beneficios, atraviesa ahora tiempos difíciles. El Gobierno de Giorgia Meloni, tras defender con firmeza a los titulares de licencias, se vio obligado a ceder ante las exigencias de la Comisión Europea, que desde hace años reclamaba licitar las concesiones costeras en aplicación de la directiva Bolkestein sobre la competencia. Tras duras negociaciones, el Ejecutivo aceptó, intentando al mismo tiempo proteger a los actuales concesionarios. En muchas zonas de Italia ya se han convocado licitaciones, y en otras se convocarán en breve. A juicio de la oposición de centroizquierda, el Gobierno estaría buscando demorar los plazos para evitar un cambio real en el modelo de concesiones, dejando en la incertidumbre tanto a los ayuntamientos como a los propios operadores.

Todo este debate ha afectado también a la imagen pública del sector. En redes sociales circulan con frecuencia fotos de playas vacías acompañadas de comentarios sarcásticos.

En Rímini, uno de los emblemas del turismo de sol y playa italiano, situada en la costa adriática, los socorristas se declararon en huelga el pasado sábado para protestar contra una ordenanza que les obliga a trabajar durante la pausa del almuerzo (de 12:30 a 14:30) con turnos rotativos, lo que duplica el tramo de mar bajo su vigilancia, pasando de 150 a 300 metros.

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En las playas de Calabria la imagen se repite entre semana 

NurPhoto / Getty

En otros puntos del país se repiten episodios polémicos que rápidamente se viralizan. En Castel Volturno (Nápoles), unos bañistas fueron obligados a tirar la comida traída de casa, debido a la norma de consumir exclusivamente en el bar del establecimiento. El caso incluso fue objeto de una interpelación parlamentaria en el ámbito nacional. También se han denunciado abusos como la construcción de pequeños muros que impiden el acceso libre al mar, en clara violación de la ley.

La CE reclama desde hace años licitar concesiones costeras en aplicación de la directiva Bolkestein

“Hay manzanas podridas en todas partes. Pero quien dice que esta crisis es culpa nuestra, es un tonto o un charlatán”, responde Antonio Capacchione, presidente del sindicato de empresarios de playa, al teléfono desde su establecimiento en Margherita di Savoia, en Apulia. “El verdadero problema no son las tarifas, sino la pérdida del poder adquisitivo. Los salarios reales son más bajos que hace 35 años. Hemos creado un sistema accesible para todos los bolsillos: sombrilla, dos tumbonas, aparcamiento y zona picnic por 25 euros. Y aun así, la gente no viene”.

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