En una reciente entrevista para el pódcast Tengo un Plan, el conferenciante y experto en geopolítica Pedro Baños Bajo ofreció una reflexión provocadora sobre la relación entre cultura laboral y progreso económico. “¿Has visto a algún chino relajándose en una terraza por la tarde? No, ¿verdad? Es otra mentalidad de trabajo”, señaló.
Baños, de 64 años, utilizó este ejemplo cotidiano para ilustrar lo que, a su juicio, representa una diferencia estructural entre la forma en que abordan el esfuerzo, la disciplina y la productividad.
Aprender desde pequeños
Formación intensa, resultados visibles
Durante la entrevista, Baños destacó cómo la implicación en el negocio familiar forma parte de la educación informal de muchos niños de origen chino. “En verano, si entras en cualquier tienda de propietarios chinos, verás a los niños allí, aunque no estén trabajando. Están atentos, saben dónde está todo y están vigilando”, explica.
El experto señala que esta actitud responde a una cultura de observación, responsabilidad y participación temprana. “Aunque tenga cinco años, ese niño sabe cómo funciona la tienda. Y lo hacen exactamente igual en China”, asegura.
Baños también hace mención al Gaokao, el exigente examen de acceso a la universidad en China, para mostrar cómo el esfuerzo educativo es otra pieza clave de su progreso. “Los jóvenes chinos estudian muchas horas al día durante dos años. Es un nivel de exigencia muy alto”, afirma.
En contraste, menciona que en algunas comunidades españolas los exámenes de acceso a la universidad se aprueban con relativa facilidad. Para Baños, esta diferencia en el nivel de exigencia es significativa a la hora de explicar por qué economías como la china avanzan a gran velocidad.
En definitiva, su análisis sugiere que el compromiso con el trabajo, la educación y la implicación familiar determinan la competitividad y el crecimiento de un país. Y, en un contexto global cada vez más competitivo, la disciplina colectiva podría ser un factor más influyente de lo que parece.


