“Hay una crisis de oficios. Nadie quiere ser fontanero, nadie quiere ser electricista, nadie quiere hacer albañilería… nadie quiere dedicarse a estas cosas”, comenta Beltrán Briones, desarrollador inmobiliario, en un vídeo que ha compartido a través de su perfil de TikTok. Se trata de una realidad que, durante las últimas décadas, ha aumentado ante el inevitable cambio de las aspiraciones educativas.
La idea de alcanzar el éxito, entendida como la obtención de un título universitario, ha provocado que disminuya el interés hacia otras posibilidades, en principio, menos atractivas. Ahora bien, la necesidad de relevo generacional y la falta de mano de obra cualificada hacen que muchos de estos oficios estén mejor pagados que algunas titulaciones superiores.
Cada vez menos personas quieren ser albañiles o fontaneros
Crisis de oficios
“Yo creo que se sobreestimó el valor profesional del título universitario”, prosigue Briones en su intervención. “Si bien ayuda mucho, hizo que se desatendiese el tema de los oficios”. En este sentido, el ingeniero civil Alejandro Martínez explica en un artículo publicado en LinkedIn que “la falta de mano de obra en trabajos de oficio, como albañilería y fontanería, se ha convertido en un dilema de proporciones crecientes que afecta no solo a las empresas y proyectos en construcción, sino también al bienestar de la sociedad en general”.
Las preferencias sociales han cambiado, favoreciendo el progresivo abandono de la Formación Profesional (FP), considerada injustamente como la opción “de segunda”. El resultado no es otro que una generación sobrecualificada, aunque sin las habilidades prácticas necesarias para cubrir las amplias necesidades del mercado.
La brecha generacional
Claves de la crisis de oficios
Un fontanero repara el grifo de un baño, en una imagen de archivo.
“Te aseguro que, si ahora vamos a un colegio y le preguntamos a los niños de quinto qué quieren ser de mayores, ninguno te va a decir que quiere ser contratista de una obra”, sostiene Briones. “Y te aseguro que, en promedio, los contratistas de una obra cobran más que los gerentes de los bancos”. Ahora bien, hablamos de una situación compleja, condicionada también por el envejecimiento de la población.
Son muchos los profesionales de oficios que se encuentran al borde de la jubilación, sin contar con el suficiente relevo generacional para sustituirlos. ¿Qué sucede entonces? Hay más puestos vacantes de los que llegan a cubrirse. “Este envejecimiento de la fuerza laboral es particularmente evidente en profesiones como la albañilería y la fontanería, donde la experiencia y la habilidad son invaluables”, explica Alejandro Martínez.
Sin embargo, eso no es todo. “La falta de mano de obra en trabajos de oficio tiene un impacto directo en la industria de la construcción y, por extensión, en la economía en general. La escasez de albañiles y fontaneros, entre otros, ha llevado a aumentos significativos en los costes de construcción y a demoras en los proyectos, lo que afecta negativamente a las empresas y a la inversión en el sector”.


