El aeropuerto de Barcelona arranca esta semana la primera fase de su ampliación con la transformación de la T1. El primer paso de esta gran reforma consiste en la instalación de los nuevos filtros de seguridad, unas máquinas de mayor tamaño y sofisticadas que las actuales. Con ellas, la infraestructura se adaptará a las nuevas normas europeas y además ganará en eficiencia, ya que los pasajeros no tendrán que sacar aparatos electrónicos ni líquidos de las maletas de mano. De esta manera, pasar los controles se convertirá en un trámite más rápido y sencillo.
Esta previsto que las actuaciones en el filtro principal de la T1 se inicien entre esta noche y mañana, por lo que los usuarios notarán desde ya los efectos de unas obras que se alargarán casi una década. La directora del aeropuerto, Eva Valenzuela, ha reconocido que las obras causarán “incomodidades”, pero ha defendido que son necesarias para actualizar una infraestructura que está muy tensionada. “Será un beneficio para todos”, ha subrayado este lunes durante la presentación de las actuaciones. Aún así, no se esperan alteraciones en los vuelos mientras duren las reformas.
Transformación de la T1
Las nuevas máquinas se empezaron a instalar en el puente aéreo y el fast track de la T1, así como en una parte de la T2, donde ya están operativas. Ahora se acometerá la parte más importante y notoria en la terminal nueva, que se desarrollará por fases y no acabará hasta el primer trimestre del 2027. En total, se colocarán 52 máquinas, con un presupuesto de 39 millones de euros.
Nuevos filtros de seguridad en el Fast Track de la T1. Las máquinas se empezarán a instalar en el control principal de la terminal esta semanaLV
Esta inversión no está incluida en los 3.200 millones que la Generalitat, el Gobierno y Aena han acordado para ampliar El Prat. Sin embargo, la instalación de los nuevos filtros es la primera pieza de dominó del proyecto de extensión que Salvador Illa presentó en junio.
Al tratarse de unas máquinas mucho más voluminosas, la terminal tendrá que ganar espacio. Lo hará mediante un movimiento de la fachada principal, que se desplazará 38 metros hacia la zona de parkings, que queda en frente. Como consecuencia, Aena derribará la histórica torre de control, que dejó de funcionar en el 2005, y tapará gran parte del hueco que queda junto a las zonas de aparcamientos para poder acomodar todos los viales actuales -taxis, autobuses, vtc...-.
La terminal también ganará superficie hacia los lados, a través de la cubierta parcial de los patios. Con esta intervención la T1 ganará 70.000 metros cuadrados, que Aena aprovechará para incrementar la zona de facturación y optimizar una operativa que está al límite de capacidad en estos momentos. “Es una necesidad actual”, ha señalado Valenzuela. El Prat superó el año pasado los 55 millones de pasajeros, su máximo técnico, y este año va camino de volver a rebasarlo, ha indicado la directora del aeropuerto. El aumento de la zona de facturación descongestionará el aeropuerto y lo adecuará al crecimiento de tráfico que se estima los próximos años. El objetivo es iniciar el traslado de la fachada en el 2028 y acabar hacia el 2031 o 2032. Se trata de unas obras de “alta complejidad técnica”, ha insistido Valenzuela, que también provocarán molestias, como el cierre temporal de algunas puertas de acceso a la terminal o la redirección de los flujos de tráfico de vehículos.
Fachada principal de la T1 con la antigua torre de control al fondo; Aena derribará la torre para desplazar la fachada
La inversión estimada para la reforma de la T1 es de 700 millones de euros, tal y como avanzó La Vanguardia, partida que sí está incluida en los 3.200 millones del acuerdo de ampliación. Aena tiene previsto ejecutar más de mil millones de euros de esta inversión durante el próximo periodo regulatorio (2027-2031). En paralelo a las obras de la T1, se iniciará la construcción de la nueva terminal satélite, que se ubicará entre la pista interior y la pista mar.
La extensión de la terminal 1 no requiere de ningún permiso de la Comisión Europea, al no afectar espacio protegido, como sí será necesario con el alargamiento de la tercera pista. Esta ampliación, de 500 metros, está pendiente aún de la luz verde de Bruselas.
Los patios laterales de la T1 se cubrirán parcialmente
Fuentes de Aena explican asimismo que la transformación de la T1 tampoco conllevará una modificación sustancial del diseño original de Ricardo Bofill. Apuntan en este sentido que la relación con el despacho del emblemático arquitecto es “fluida y cordial”, a pesar de que no son los adjudicatarios de la redacción del proyecto del diseño. Este ha sido licitado a una UTE formada por Ayesa, Viarium y One Works. Una de las decisiones que deberán concretar es la ubicación exacta del mural de Miró, que se trasladará desde la T2.
El mural de Miró, que ahora languidece en la vieja T2, se trasladará a la T1
La terminal afronta así una profunda reforma. Desde que se inauguró en el 2009 apenas ha sufrido modificaciones, pero el crecimiento continuado de actividad y pasajeros han obligado a actuar. Los usuarios tendrán que convivir con las obras, que se iniciarán el martes, varios años.
No es el único reto que afronta la infraestructura. El Prat está en el centro de la negociación política a cuenta de su gestión. ERC y el PSC negocian la creación de un nuevo ente de coordinación sobre el aeropuerto. Pero mientras los republicanos quieren que tenga competencias claras y capacidad de decisión, fuentes de la Generalitat apuntan a que su carácter será consultivo. “No habrá que tocar la gestión, sino la gobernanza”, insisten. Sea como sea, estos movimientos ya han puesto en alerta al principal accionista privado de Aena, el fondo TCI. La semana pasada hicieron pública una carta en la que reclamaban al presidente de Aena, Maurici Lucena, que explicitase su rechazo a ceder competencias de los aeropuertos. Lo consideran arriesgado en un momento en que el gestor se dispone a invertir casi 13.000 millones de euros en la ampliación y reforma de varios aeropuertos españoles.
