En el mundo profesional, los contratos mercantiles sirven para regular las relaciones comerciales entre empresas. Sin embargo, estas no siempre transcurren sin problemas. La complejidad de los negocios e, incluso, los propios cambios del mercado pueden dar lugar a conflictos entre las partes involucradas.
Prevenir y resolver este tipo de disputas de forma eficaz es crucial para garantizar la continuidad de la organización y su seguridad jurídica. Para eso, Legálitas recomienda que todo tipo de empresas comprenda cuáles son las consecuencias del incumplimiento de un contrato mercantil.
Responsabilidad contractual
¿Qué es? Y ¿cuándo se da?
La responsabilidad contractual surge cuando una de las partes no cumple con lo pactado en un contrato. Para que exista responsabilidad contractual, deben consumarse ciertos elementos: que exista un contrato válido, se de un incumplimiento imputable a una de las partes, y/o un daño o perjuicio derivado directamente de esa infracción.
Existen dos formas de cumplir un contrato. Por un lado, de forma voluntaria y sin recurrir a la vía judicial y, por otro, con un cumplimiento forzoso. Es decir, cuando una de las dos partes incumple lo acordado y la otra acude al juzgado para exigir que se cumpla el contrato.
El incumplimiento de contrato puede suponer una rescisión o el pago de indemnizaciones
Para las empresas, es importante entender que incumplir lo pactado y acordado tiene consecuencias legales que hay que prever y tener en cuenta. Tal y como explican desde Legálitas, en ocasiones, este incumplimiento puede acabar, por ejemplo, en una rescisión del contrato o, incluso, en el pago de indemnizaciones.
Tipos de incumplimiento de un contrato mercantil
- Incumplimiento total: no se cumple con las obligaciones establecidas en el contrato.
- Incumplimiento parcial: solo se cumple una parte del contrato.
- Incumplimiento tardío: una de las partes no cumple con las obligaciones establecidas en el plazo acordado.
¿Se ha cumplido con el contrato?
Toda compañía puede saber si ha habido un incumplimiento de contrato. Lo más aconsejable es analizar si la otra parte ha dejado de cumplir, de manera total o parcial, con las obligaciones acordadas en el contrato mercantil.
3 aspectos a revisar
- Qué se ha pactado. La empresa debe comprobar qué obligaciones concretas asumió cada parte. Por ejemplo, plazos y cantidades en las entregas, servicios, condiciones, etc.
- Cómo se comporta la otra parte. Debe evaluar si las acciones se ajustan a lo que se acordó. O si, por el contrario, no se llevan a cabo. Por ejemplo, entregas fuera de plazo, productos defectuosos o pagos no realizados.
- Cómo afecta. Si el incumplimiento ha generado un daño económico o, incluso, de reputación, se puede reclamar. Para eso, es indispensable recabar todo tipo de documentación y pruebas.
El incumplimiento de contracto se detecta, en muchas ocasiones, mediante auditorías internas, quejas de clientes o informes de calidad. Lo habitual, ante cualquier sospecha, es que el área legal revise el contrato y determine si se está cumpliendo con todo aquello acordado.
Las auditorías internas pueden levantar casos de incumplimiento
Consecuencias legales de incumplir un contrato
No todos los incumplimientos son iguales y, por lo tanto, no todas las consecuencias jurídicas son las mismas. Cuando se incumple un contrato, además de la posible resolución del mismo, se pueden reclamar, por ejemplo, indemnizaciones.
Así, las consecuencias legales de incumplir un contrato pueden variar según la naturaleza del acuerdo y en función, a su vez, de la legislación. Aún así, en general, las consecuencias por incumplimiento de contrato suelen ser las siguientes:
- Indemnización por daños y perjuicios: la parte que incumple debe compensar económicamente a la parte afectada por las pérdidas sufridas. Esto puede incluir daños directos (como pérdida de ingresos) e indirectos (como daños a la reputación).
- Ejecución forzosa del contrato: en algunos casos, se puede exigir judicialmente a una parte que cumpla lo pactado en el contrato.
- Resolución del contrato: si el incumplimiento es grave, puede darse la rescisión del contrato. Con esto, ambas partes quedan libres de sus obligaciones laborales.
- Cláusulas penales: muchos contratos incluyen cláusulas que establecen multas o sanciones automáticas en caso de incumplimiento. Esto busca evitar juicios largos y tediosos.
- Deterioro de relaciones comerciales: aunque no siempre es así, el incumplimiento de un contrato mercantil puede afectar a la reputación de la empresa. Y, consecuentemente, dificultar futuras oportunidades de negocio.
En todos los casos, desde Legálitas recuerdan que es recomendable documentar bien el incumplimiento y, de ser necesario, acudir a asesoría legal para evaluar las acciones a seguir.
Cómo prevenir futuros conflictos contractuales
La mejor forma de evitar problemas es siempre actuar de forma preventiva. En esta línea, y para prevenir futuros conflictos contractuales, es fundamental adoptar un enfoque claro y profesional desde la negociación hasta la ejecución del contrato.
Y es que, precisamente, en el momento de redactar un contrato se pueden establecer muchas buenas prácticas que ayuden a garantizar una mejor relación mercantil. Algunas de ellas son:
- Incluir cláusulas de prevención de conflictos y mecanismos de escalado
- Establecer protocolos de subsanación y penalizaciones graduales
- Incluir cláusulas de confidencialidad
- Cuidar la redacción del contrato
- Evitar cláusulas abusivas y asegurar la claridad de los términos
- Definir el uso de métodos alternativos de resolución de conflictos (MASC)
- Someterse ya de antemano a un arbitraje en lugar de acudir a proceso jurisdiccional.
Desde el pasado mes de abril, en España, es obligatorio intentar un MASC (como la mediación o conciliación) antes de presentar una demanda civil o mercantil. Hay algunas excepciones.
Resolución de conflictos: pasos a seguir
Cuando el conflicto ya ha surgido, lo mejor es actuar con rapidez y con herramientas eficaces y neutrales. El objetivo es resolver la disputa sin que afecte de forma grave la relación comercial.
Las negociaciones o las mediaciones empresariales son dos de las maneras de resolver un conflicto
Algunas de estas herramientas son:
- Negociación directa. Es la vía más rápida y la menos costosa. Se trata de conseguir un acuerdo mutuo a través del diálogo.
- Mediación empresarial. Un tercero neutral será el encargado de facilitar el diálogo entre las partes afectadas y mediará hasta alcanzar una solución. Es una herramienta habitual en los conflictos entre proveedores, socios o clientes.
- Arbitraje. Un árbitro decidirá cómo resolver el conflicto. Su resolución tiene fuerza legal y suele ser un proceso bastante rápido.
- Comités de resolución de disputas. Estos comités intervienen de forma preventiva o reactiva para resolver desacuerdos a medida que surgen. Generalmente, se usan en contratos de larga duración.
- Cláusulas escalonadas. Obligan a ambas partes a intentar la negociación, mediación, arbitraje o juicio antes de acudir a tribunales.
Todas estas soluciones ayudan a resolver conflictos con agilidad, pero, además, pueden ser una manera muy eficaz de fortalecer la gestión contractual en las empresas.
De todas formas, si estos métodos extrajudiciales no resuelven el enfrentamiento, el siguiente paso es solventar el conflicto por vía judicial: en un litigio. Para enfrentarse a esta situación, lo mejor es contar con abogados especializados en derecho mercantil que puedan resolver este tipo de disputas de forma eficaz y segura.



