El ministro español de Agricultura y Pesca, Luis Planas, vuelve de Bruselas satisfecho pero extenuado. Después de las que –según dijo– fueron unas de las negociaciones más duras de su carrera, cree haber conseguido un “buen resultado” para los pescadores españoles que se dedican a la pesca de arrastre en el Mediterráneo con el acuerdo final que ha suavizado en gran medida la drástica propuesta de la Comisión Europea.
El sector pesquero llevaba días protestando contra lo que veía una sentencia de muerte para los más de 550 barcos de arrastre –unos 200 de ellos, catalanes– y las 17.000 personas que viven de ello –3.000 empleos a bordo y otros 14.000 indirectos– a causa de la iniciativa comunitaria para salvaguardar las poblaciones de especies de peces en peligro en el Mediterráneo. El Ejecutivo comunitario, siguiendo unos informes científicos, proponía reducir a 27 días los días anuales de pesca, un 79% menos que hasta ahora en el caso de España, por lo que los pescadores creían que su continuidad era inviable.
Al final, y después de una gran insistencia de España y de Italia, se logró una solución de compromiso: Europa iba a mantener este tope inicial de 27 días, pero a cambio iba a implementar un sistema de compensaciones por el cual los pescadores, a cambio de tomar medidas con el fin de que sus prácticas de pesca sean más sostenibles para el fondo marino, podrían recuperar días de pesca. El comisario europeo de Pesca, el chipriota Costas Kadis, habló de una serie de doce medidas, de las cuales seis podían ser aplicadas por los pescadores españoles –el resto, por los franceses e italianos– que serán acumulativas para poder pescar como en la actualidad.
Cepesca cree que los costes “provocará que haya pescadores y buques que no puedan continuar”
“Hemos conseguido neutralizar la disminución del 79% a través de medidas selectivas”, celebró Planas durante una rueda de prensa en el Consejo Europeo. “Yo creo que eso es una magnífica noticia porque nos permite la continuidad de la actividad pesquera en el Mediterráneo. Ya saben el impacto económico, social y territorial que hubiera tenido una medida tan drástica como la propuesta por la Comisión Europea”, consideró.
El problema es que para poder cumplir estas condiciones los pescadores españoles deberán llevar a cabo una serie de inversiones. Ayer la Confederación Española de Pesca (Cepesca) acogió con “frustración” las decisiones adoptadas ya que implican “un sacrificio adicional”. En opinión de Javier Garat, secretario general de Cepesca, los costes adicionales “provocará que haya pescadores y buques que no puedan continuar con su actividad”
Entre las medidas exigidas hay dos relacionadas con lograr una mayor selección de las capturas y que tienen que ver con cambiar las mallas. Se podrá recuperar hasta un 30% de los días de trabajo si se realiza un cambio de malla a los 45 milímetros para la pesquería de la costera, o un 50% de los días, si se cambia la malla a 50 milímetros para la pesquería de profundidad, un esfuerzo añadido que muchos creen que es pedirles demasiado. Planas ya avanzó que ha solicitado que se pueda recurrir a fondos comunitarios para financiar estas inversiones para no poner todavía más presión en un sector que ya ha reducido un 40% su trabajo en los últimos cinco años. Según indicó ante los periodistas, la Comisión se ha comprometido a facilitar el acceso a los fondos europeos con este propósito. “Dije que la propuesta de la Comisión era desenfocada e inaceptable. Continúo pensando lo mismo”, criticó el ministro español, acusando a Bruselas de haber “cometido un error haciendo una propuesta de carácter tan radical”.
El ministro Planas acusa a Bruselas de haber “cometido un error” con una iniciativa “tan radical”
La negociación, que se alargó durante más de 30 horas, permanecía bloqueada por el estrecho margen de maniobra que tenía el nuevo comisario europeo –fue el estreno de Kadis en el cargo–, que había heredado la propuesta del anterior equipo comunitario de Ursula von der Leyen, y no fue hasta la tarde de este martes que comenzó a vislumbrarse una ventana de oportunidad para encontrar esta solución que parecía ser el punto de equilibrio entre la defensa del ecosistema y la viabilidad de un entero sector. En esto, Madrid acudía con una posición conjunta con París y Roma, las tres capitales afectadas por la propuesta comunitaria. Planas reconoció haber trabajado mano a mano con su homólogo italiano, Francesco Lollobrigida, pero sugirió que Francia se descolgó de la alta presión ya que solamente tiene 42 barcos afectados.

