El análisis que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) realiza en segunda fase sobre la opa del BBVA al Sabadell entra en su tramo final, pendiente tan solo de un test de mercado y de la elaboración del informe final. Es en este primer trámite en el que el Sabadell confía en hallar la complicidad de las empresas y convencer a la CNMC de que sea exigente con el BBVA. Su propuesta sugiere que el banco opante debería vender el negocio de pymes y de datáfonos en Catalunya y Valencia.
El Sabadell ha reclamado a la CNMC que incluya en el test de mercado que lanzará estos días no solo a los bancos de la competencia, sino también a los clientes y, en especial, a las pymes, que son las que más pueden acusar la desaparición de un operador. Debería hacerlo para, según dice, preguntarles si ven necesario imponer al BBVA remedios estructurales, entre ellos, la desinversión de parte del negocio del Sabadell para facilitar la presencia de un cuarto operador que ejerza presión competitiva. De no producirse la venta, avisa de que BBVA, CaixaBank y Santander quedarían a mucha distancia de la siguiente entidad por cuota de mercado.
En el análisis de competencia choca la visión del BBVA, que confía en la “contestabilidad del mercado” –las medidas temporales serían suficientes para reordenar las fuerzas del mercado en un plazo de entre 18 meses y tres años–, con la del Sabadell, que habla de exigencias “estructurales” que vayan más allá, con el objetivo de garantizar la competencia a largo plazo.
Según la información que el banco catalán ha remitido a la CNMC, es necesario ahora contar con el visto bueno de los “principales afectados”, que son los clientes, con atención especial a las pymes. Debería seleccionarse un universo suficientemente “amplio y representativo” que podría incluir no solo pequeñas empresas, sino también asociaciones gremiales.
El banco catalán reclama a Competencia que incluya a clientes y pymes en la prueba de mercado
Para Banc Sabadell, este elemento es muy relevante, entre otras cosas, porque ninguna asociación empresarial ha sido considerada como parte interesada en la fase de alegaciones. Sería desde su punto de vista la única forma de conocer su opinión.
Los remedios propuestos por el BBVA, como cerrar solo las oficinas que se solapen en un radio inferior a 300 metros o garantizar durante un tiempo las condiciones de los clientes de las pymes, son de comportamiento y temporales, lo que a juicio del Sabadell no garantiza el surgimiento de un cuarto competidor.
El de las pymes es un negocio con elevadas barreras de entrada, recuerda ante la CNMC, y la cuarta entidad quedaría a mucha distancia de la tercera en varias comunidades autónomas.
Ni las fintech ni las entidades extranjeras serían capaces de ocupar el hueco. Los neobancos suelen centrarse en los particulares, y las entidades extranjeras trabajan con grandes empresas. A eso se suman algunos precedentes que evidencian la dificultad para abrirse paso, como el de la salida del negocio de pymes por parte de ING en el 2019.
Su intención es que se les pregunte acerca de obligar al BBVA a desinvertir en el negocio de pymes
El problema del mercado español es que las entidades regionales como Abanca o Cajamar no logran ejercer presión competitiva más allá de su lugar de origen. Eso hace, a juicio de Banc Sabadell, que la competencia pueda verse muy dañada en al menos cinco comunidades autónomas: Catalunya, Valencia, Baleares, Galicia y Murcia. En Catalunya, tres bancos tendrían entre el 80% y el 85% del mercado.
La previsión es que la CNMC se decida por aceptar los remedios presentados por el BBVA, endureciendo el plazo de aplicación. El banco opante confía en que el trámite de Competencia no le genere demasiado desgaste. Hay en cambio antecedentes en Europa de análisis de competencia saldados con desinversiones. En la integración de ABN Amro y Fortis, Bruselas obligó a vender el negocio de pymes. Las autoridades italianas impusieron a Intesa Sanpaolo y UBI Banca la venta de 500 oficinas.
El expediente se acelera
La opa del BBVA sobre el Sabadell ha avanzado despacio hasta ahora. Anunciada en mayo, no ha habido grandes novedades desde que en noviembre la CNMC decidiese analizar la concentración en profundidad. Sin embargo, los plazos van a acelerarse. Tras finalizar el periodo de alegaciones, en el que solo aceptó las del BBVA y el Sabadell, Competencia realizará el test de mercado, que durará cinco días y en el que planteará varias consultas en el entorno de los operadores bancarios. Con esta información, la dirección de Competencia elaborará un informe que elevará a la sala del mismo nombre, que es la que publicará el dictamen, previsiblemente a finales de marzo o comienzos de abril.
En caso de que ponga condiciones o la rechace, el Ministerio de Economía tiene 15 días para decidir si incluye nuevos requisitos. De ser así, el Gobierno dispondrá de 30 días adicionales, de modo que el proceso podría ampliarse hasta mediados de mayo. La CNMV tiene previsto aprobar el folleto en cuanto la CNMC y el Gobierno hayan tomado sus decisiones. El BBVA calcula que la opa podría lanzarse antes del verano.