El Gobierno sigue buscando fórmulas para prolongar la vida laboral. A partir de la constatación de que cada vez más gente llega a la edad de jubilación en buenas condiciones y queriendo seguir manteniendo la actividad, ofrece más incentivos a esta continuación del trabajo más allá de la edad de pase al retiro. El objetivo es también una reducción del gasto que provoca la jubilación de la muy nutrida generación del baby boom.
Algunas medidas en este sentido ya están en marcha, como las nuevas regulaciones que incentivan la jubilación demorada, y que ya dan resultado y permiten, por ejemplo, que la edad media para jubilarse ya se sitúe por encima los 65 años. También se aplican nuevas normas a la jubilación parcial y a la activa, y ahora le toca el turno a la jubilación flexible, o como se la rebautizó ayer, la jubilación reversible. Es decir, que los ya jubilados se planteen un retorno a la actividad.
El secretario de Estado de Seguridad Social, Borja Suárez, es quien ha anunciado el nuevo nombre de este tipo de jubilación, la reversible. En realidad, esta posibilidad ya existe en el marco que fija un decreto del 2002, pero a juicio de la Seguridad Social, es demasiado limitante y poco atractiva. “Creemos que hay un margen para establecer incentivos”, ha afirmado Borja Suárez.
La propuesta se trasladó a la mesa de negociación con los agentes sociales en junio y lo que establece es un incentivo de aumento de hasta un 20% de la pensión si se compatibiliza con el trabajo a tiempo parcial. Es un incentivo con limitaciones, solo dura el tiempo en que se combine la jubilación con el trabajo.
En concreto, la propuesta presentada por la Seguridad Social plantea que la jornada de trabajo del pensionista deberá estar comprendida entre un 40 y un 80% de la jornada a tiempo completo y que podrá ser efectuarse tanto como asalariado o como autónomo. Una limitación es que esta compatibilización de pensión y trabajo no puede ejercerse si en los cinco años anteriores el trabajador ha estado de alta como autónomo.
Para los asalariados, el incentivo que se ofrece es que si el pensionista trabaja entre un 60 y un 80% de la jornada, la pensión compatible con el trabajo aumentará un 20% adicional. Si la jornada se sitúa entre el 40 y el 60%, el incremento se queda en el 10%. Para los autónomos el extra de la pensión es del 20%.
Lo que también se especifica es que finalizada la relación laboral, la pensión volverá al estadio previo, sin mejora de la paga y sin el complemente económico de demora que hubiera correspondido.
Son medidas encaminadas hacia una transición más gradual del trabajo a la pensión. “España tiene una anomalía en la salida del mercado de trabajo. En otros países es más gradual, no una salida abrupta”, ha dicho Borja Suárez, apuntando a que con medidas como esta espera que esta situación se vaya corrigiendo