Europa sigue explorando vías para reconducir las tensiones con China. El canciller alemán Friedrich Merz dijo este jueves que los europeos trataron brevemente el tema este jueves, señal de que la decisión de Pekín de restringir las ventas de minerales estratégicos está causando cierta inquietud. “Queremos una solución conjunta. Pero los dirigentes chinos también deben saber que no aceptamos lo que está sucediendo. No obstante, nos esforzamos por encontrar una solución conjunta y no queremos que el conflicto se agrave”, dijo.
En una línea más dura. Las cancillerías europeas creen que Europa tiene que enviar una señal y mostrar los músculos. En este sentido, volvió a comentarse la posibilidad de adoptar el “bazuca” (el instrumento anticoerción que bloquearía el comercio bilateral). El presidente francés, Emmanuel Macron, instó este jueves a sus homólogos a poner sobre la mesa todas las opciones, incluida esta, si no se logra una resolución con Pekín. Pese al órdago francés, persiste cierto temor a hacerlo de forma oficial para no precipitar las relaciones diplomáticas y perjudicar una solución negociada.
En la reunión vuelve a planear la sombra de las medidas anticoercitivas para elevar la presión
China está molesta tanto por los aranceles europeos a los coches fabricados en el país asiático como por la nacionalización por sorpresa en los Países Bajos de la filial de semiconductores Nexperia.
Limitar el acceso a los minerales críticos es una respuesta que muchos europeos no habían calibrado en su justa medida, pero está quedando claro que las consecuencias pueden extenderse a varias industrias y sectores. De entrada, las tierras raras son elementos esenciales para motores eléctricos o de aviones, por poner un ejemplo. Pero también para varios productos electrónicos de consumo.
Las industrias europeas han presentado solicitudes a China para acceder a los cotizados minerales, pero casi la mitad de ellas no ha sido aprobada. Pekín alega la formación de cuellos de botella, un argumento cuyo valor geopolítico no ha pasado desapercibido a nadie en el Viejo Continente.
En cuanto a la toma de control público de Nexperia, sus consecuencias en el aprovisionamiento de los semiconductores ya son visibles. Volkswagen, que es uno de sus clientes, ha anunciado que la semana que viene interrumpirá la producción del Golf en Alemania porque ya no tiene los chips necesarios. Tras el golpe de La Haya, Pekín ha desconectado Nexperia de su cadena de producción tecnológica y a la industria europea ahora le falta material.
“Dada la escala de las operaciones de Nexperia, cualquier interrupción en su capacidad de suministrar podría tener implicaciones dramáticas para las cadenas de suministro, ciertamente en Europa, pero también en otros grandes centros manufactureros,” dijo Chris Miller, autor del libro Chip War . “La industria automotriz se encuentra de repente en esta situación alarmante,” indicó Sigrid de Vries, directora general de la asociación europea de automoción ACEA. “Realmente necesitamos soluciones rápidas y pragmáticas de todos los países involucrados.”
Desde las tierras raras a los semiconductores, parece claro que Europa está obligada a llevarse bien con China.


