Menos impuestos y más nucleares, pide el PP

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Los populares alimentan su programa económico con promesas de menor carga impositiva y de supresión del calendario de cierre de las centrales nucleares, mientras intentan convencer que la economía no va bien.

La servilleta de Laffer

La servilleta de Laffer                                              

Museo Nacional de Historia Estadounidense

Para el asalto que espera definitivo al poder, el Partido Popular ha engrasado su programa económico con nuevo responsable, Alberto Nadal, que volvió en verano a Génova después de una larga estancia en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Washington, y con un recetario de fórmulas clásicas de un partido conservador, con dos elementos destacados: menos impuestos y más nucleares.

Todo acompañado con acciones puntuales para aprovechar los errores no forzados del Gobierno, como está haciendo con los autónomos, a los que les está prometiendo todo lo que quieren oír después de la primera (y políticamente errónea) propuesta de subida de cuotas del Ministerio de Inclusión y Seguridad Social.

Son argumentos que van acompañados de explicaciones varias para intentar demostrar que la economía española no va tan bien como parece, que no es el cohete que podría parecer según las cifras macroeconómicas, (crecimiento en el entorno del 2,9% este año) intentando resaltar el contraste entre los grandes números y la realidad cotidiana. Aquí les ayuda el coste en la cesta de la compra que ha dejado la inflación, aunque ahora se haya moderado, y muy especialmente la falta de vivienda asequible. Lo que mantienen es que el PIB es un espejismo, y que lo que hay observar son el IPC y el gasto público, donde las cosas no van tan bien.

Alberto Núñez Feijóo y sus dos escuderos económicos, Alberto Nadal y Juan Bravo

Alberto Núñez Feijóo y sus dos escuderos económicos, Alberto Nadal y Juan Bravo     

PP/Mudarra

Es el programa que vendió el recién llegado Alberto Nadal en su paso por Barcelona, donde jugó con el símil deportivo para trasladarlo a la economía (“Sin Madrid y Barcelona nuestra liga de futbol sería un desastre”), y también en Madrid, donde esta pasada semana planteó que hay que cambiar las cosas para que “trabajar rente”.

Una parte fundamental de las recetas bebe de la teoría contenida en una servilleta. No es una servilleta cualquiera, es blanca, de tela y se exhibe en el Museo Nacional de Historia Estadounidense en Washington. Es la famosa servilleta de la curva de Laffer, donde se sintetiza la teoría de este economista que establece que aumentar los tipos impositivos más allá de un determinado punto es contraproducente para recaudar más ingresos fiscales. Teoría que muchas veces ha servido de argumento universal para las bajadas de impuestos, con o sin búsqueda de este “determinado punto”.

Teoría ciertamente muy discutida, pero extremadamente tentadora porque da una magnífica coartada a la bajada de impuestos, tentación de casi cualquier gobierno, por lo bien que suena a los oídos de los contribuyentes.

La curva de Laffer es muy tentadora al dar argumentos para las bajadas de impuestos

En cualquier caso, el PP mantiene desde siempre la bandera de rebaja fiscal, como practica en las CC.AA. en las que gobierna, aunque en ocasiones ha tenido que abjurar drásticamente de ella. Es el caso del Gobierno Rajoy que llegó a la Moncloa prometiendo rebajas impositivas a mansalva, y solo pisar el poder tuvo que aplicar la receta contraria, incrementos por doquier. Cosas de las crisis.

La posición de los populares es acusar al Gobierno de una excesiva presión fiscal. que defienden con eslóganes generales y con ejemplos concretos. En lo particular, comparando como, según sus cálculos, el tipo medio de IRPF para una persona con un hijo ha subido más de 5 puntos en la época Sánchez, de los 876 euros a los 2.244 euros de cuota.

Y en lo general, criticando la no deflactación de los tramos impositivos del IRPF, lo que ha llevado a un aumento de la contribución de los contribuyentes, que pagan más impuestos con el mismo salario. Un aumento de la recaudación por inercia que especialmente en tiempos de inflación hace las delicias de cualquier ministro de Hacienda, en este caso de María Jesús Montero. Viene a ser el equivalente a una reforma fiscal implícita que no exige aprobación parlamentaria.

En números, el incremento recaudatorio por esta progresividad en frío en el periodo 2021-2024 suma prácticamente 9.700 millones de euros, según los cálculos de Funcas. Se traduce en un aumento de la factura fiscal de 458 euros en las rentas medias.

En cualquier caso, prometer rebaja de impuestos siempre es rentable electoralmente y el PP no dejara esta baza que, como decíamos, ya predica con el ejemplo en sus políticas impositivas de las CC.AA. Es prácticamente una seña de identidad del partido.

Navalmoral de la Mata (Cáceres), 7/5/2025.- Central nuclear de Almaraz situada enla localidad cacereña de Navalmoral de la Mata, refrigerada por el río Tajo pertenece a las empresas Iberdrola, Naturgy y Endesa que forman la Sociedad Centrales Nucleares Almaraz-Trillo. EFE/ Mariscal

Central nuclear de Almaraz                                                                                 

Mariscal / EFE

Por otro lado, con la vía libre a las centrales nucleares, el partido popular se suma a una tendencia general, en España y fuera, de recuperación de esta energía a partir de la necesidad de autonomía estratégica, puesta en evidencia con las derivadas de la guerra de Ucrania, que vuelve a dejar en segundo término los peligros y los costes de la nuclear y sus residuos. La tesis se complementa con las limitaciones de las renovables, con su incapacidad de suministrar energía las 24 horas; y con la amenaza de un nuevo apagón (tengan o no mucho que jugar las nucleares en este terreno).

El PP no es que proponga modificar el calendario de cierre de las nucleares, sino directamente suprimirlo a partir del argumento que hay que explotar al máximo este activo energético. Asumen una versión muy afrancesada del mix energético.

Su planteamiento coincide en el tiempo con la previsible prórroga hasta el 2030 de la central de Almaraz, ya solicitada formalmente por las eléctricas y, dado que han renunciado a pedir compensaciones económicas, el visto bueno del Gobierno parece asegurado. Si se da este paso, el siguiente será ver si también toca prolongar la vida de otras nucleares, como las que hay en Catalunya, comunidad donde más de la mitad de la energía es suministrada por el átomo por el retraso en las renovables. En 2023, la nuclear suposo el 57% del total de la energía en Catalunya. En cualquier caso, en el terreno nuclear, los populares navegan con el viento a favor.

Otro elemento con el que juega el PP es el freno a la llegada de la inmigración, a través del visado por puntos, con el objetivo, dicen, de limitarla a los extranjeros que tienen trabajo. Una fórmula genérica que, en su ambigüedad, delata que saben que su llegada es indispensable para la economía. Frenar la inmigración es un argumento muy político, pero poco económico, más la respuesta a la presión de Vox y al sentimiento creciente en la sociedad de rechazo al diferente, que no por sus derivadas en la economía. Y si no, que se lo digan a las empresas de la construcción, que reclaman continuamente fórmulas creativas para incorporar trabajadores extranjeros en un sector con dificultades para cubrir las vacantes.

Proponen no prolongar sino suprimir el calendario de cierre de las nucleares

Saben que los inmigrantes son indispensables, pero no bienvenidos. Son determinantes en el crecimiento económico, pero el efecto de este aumento de la actividad no se traslada plenamente al bolsillo de cada ciudadano; ocupan las vacantes que los autóctonos dejan sin cubrir, pero supone potenciar sectores con poco valor añadido; y aumentan la población con lo que se complica todavía más la búsqueda de vivienda asequible, el gran problema actual de la sociedad española. Traducido, los inmigrantes son un tema clave para decidir quién gobernará en el futuro inmediato, pero el PP tendrá que hacer equilibrios, porque la economía, ahora y aquí, depende mucho de ellos.

Por cierto, también incluyen la mejora de la productividad en sus recetas, la asignatura siempre pendiente de la economía española, pero que nadie sabe como afrontar en la práctica. En cualquier programa queda fantástica esta opción.

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