El retraso en los plazos de Verifactu, el nuevo marco de reporte fiscal para programas de facturación, ha abierto una brecha entre las empresas que ya habían dado el paso, con la fecha de obligatoriedad del 1 de enero en mente, y aquellas que aún lo tenían pendiente.
El cambio de calendario, aún por ratificar en el Congreso, ha cogido a empresas, autónomos, asesores y desarrolladores a contrapié. El sentimiento compartido es el de sorpresa, si bien hay un alivio para los que no iban a cumplir. Ahora, con un año más de margen, las empresas tendrán que tener adaptados sus sistemas el 1 de enero del 2027, y los autónomos el 1 de julio de ese año. “El retraso no tiene ningún sentido. Ya era algo evidente en lo que no había marcha atrás, así lo transmitía la propia Agencia Tributaria. Además, ya veníamos de una prórroga anterior”, critica Rubén Gimeno, del Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF-CGE).
El retraso lleva a rehacer previsiones y detener contrataciones en firmas de software más pequeñas
Los últimos meses Verifactu resonaba con más fuerza. Por todo el país se han sucedido charlas, cursos, webinars, consultas y todo tipo de formas para subirse al carro o resolver dudas. Tras invertir recursos y tiempo en adaptarse, el cambio legislativo “es profundamente desalentador y proyecta una señal inequívocamente negativa hacia el futuro: no se adelante, no invierta, no planifique demasiado, porque la norma puede cambiar a última hora”, señalaba en un comunicado la Asociación Española de Asesores Fiscales (Aedaf). Como consuelo, los que han entrado en Verifactu tendrán un valor añadido sobre el resto, se asegura. Èlia Urgell, responsable de producto de fiscalidad y facturación en Wolters Kluwer, gigante de soluciones de software, ve una ventaja competitiva en haber adaptado ya el reporte fiscal que busca más transparencia. “Son empresas que ya se han digitalizado, con una ventaja tecnológica sobre los que no”. La visión es compartida desde las asesorías. “El que se había adaptado ya tiene los deberes hechos. Es una ventaja competitiva porque implica digitalizar y profesionalizar la gestión, va bien para optimizar los procesos con tiempo”, cree Mariel Falasca, responsable de producto en Talenom, de servicios de asesoría contable. “Llegarán con más margen a la nueva fecha, tendrá un año para hacer pruebas”, insiste. Para los que de nuevo esperen hasta el final, algo que no se descarta, “puede suponer una implementación más costosa si surgen inconvenientes”.
Una derivada inesperada que ha surgido es que para ahorrar el paso a Verifactu, muchos asesores recomendaban acogerse al Suministro Inmediato de Información (SII), un sistema ya en vigor y similar. “Era más cómodo, pero ahora resulta que no había necesidad. Lo que sucede es que ya no pueden salirse, porque solo puedes renunciar al SII en noviembre de cada año. Se ha asumido un coste a lo tonto porque implica enviar facturas a la AEAT cada cuatro días”, expone Gimeno. Así, unas empresas quedan en un sistema, otras en otro, y otro grupo en ninguno. Coincide en que detener los procesos por la prórroga no tiene sentido. “Nosotros siempre hemos apostado por meterse ya en Verifactu, adaptarse, porque llegará antes o después”. Bajo su punto de vista “han ganado los que no se habían adaptado” sobre los que hicieron los deberes.
“La propia Agencia Tributaria transmitía que era algo en lo que no había marcha atrás”, critican en el REAF
Otra brecha se ha abierto entre las empresas de software. Las soluciones que comercializan tenían que estar adaptadas a Verifactu desde julio, por lo que las inversiones ya estaban hechas y ahora tocaba rentabilizarlas. El retraso aplaza las perspectivas de más ingresos que se esperaban en el tramo final del año y el arranque del siguiente, con la migración de más empresas. Entre las grandes se minimiza el impacto y se habla de “ajuste de calendario y diferimiento de ingresos”. Para las pequeñas el impacto es mayor. Una firma del sector plantea que han tenido que rehacer el presupuesto para el 2026 contrarreloj y aplazar las contrataciones previstas para dar atención al cliente con la previsión de más consultas. “Afecta a las previsiones a corto plazo. Teníamos unas perspectivas de mucha gente acogiéndose que se han frenado”, detalla un directivo. Adaptar los sistemas de contabilidad supone un coste inferior a los 200 euros si ya se tenía el software. En casos donde hubiera que adquirir equipos o licencias las cifras resultan más altas.
El retraso de Verifactu aprobado el pasado martes en el Consejo de Ministros debe ser validado en el Congreso, el 11 de diciembre. Va en un real decreto junto a otras medidas. A más largo plazo el alivio inicial para empresas y autónomos puede generar un contratiempo, ya que puede acabar coincidiendo en el 2027 la obligación de Verifactu con la de la factura electrónica. “Se pueden concentrar las obligaciones en un corto periodo de tiempo. Los que vayan entrando en Verifactu estarán más preparados”, advierte Urgell. En el horizonte aparece además el sistema ViDA, para mejorar la gestión del IVA a nivel europeo.


