No hay regalo de Navidad para los hipotecados bajo el árbol del Banco Central Europeo (BCE) en Frankfurt. El monstruo de la inflación parece bajo control y la institución que preside Christine Lagarde ha optado por dejar el precio del dinero sin variaciones. Por cuarta vez consecutiva. La última vez que hubo un recorte fue el pasado mes de junio. El tipo de interés de depósito se queda así en el 2%.
Los niveles actuales son equilibrados: para otro recorte se necesitaría una crisis
Los analistas consideran que hay muchas fuerzas que ayudan a contener los precios en estos momentos: la presión a la baja del coste de las materias primas energéticas, la fortaleza del euro y la desinflación causada por la inteligencia artificial son algunas de ellas.
La tasa general de inflación anual del 2,1% en noviembre está aproximadamente en línea con el objetivo del banco del 2%, gracias en parte a la caída en los volátiles precios de la energía, pero la inflación en el sector de servicios sigue siendo más alta, en el 3,5%. En estas circunstancias, recortar más sería demasiado atrevido.
La revalorización salarial está ralentizando después de meses al alza
En particular, la revalorización salarial da muestra de enfriarse y es uno de los indicadores que más examina el BCE a la hora de tomar sus decisiones. El riesgo de aumentos excesivos parece haberse evitado a corto plazo. Las estadísticas muestran que el crecimiento anual de los salarios negociados en la zona euro cayó bruscamente en el tercer trimestre de 2025, hasta el 1,87% desde el 4,01% registrado en el segundo.
En cuanto al crecimiento, pese a la tormenta arancelaria desatada por Donald Trump, la eurozona aguanta razonablemente bien, con un repunte anual del 1,4%, cerca de su potencial. ”La bruma de la incertidumbre económica se ha disipado un poco, especialmente en lo que respecta al comercio”, afirmó Lorenzo Codogno, fundador de LC Macro Advisors. “Esto dará al Consejo de Gobierno una mayor confianza en que se encuentra en un buen momento”, asegura. Motivo más para no rebajar tipos.
Es más: los economistas de Deutsche Bank anticipan “una clara revisión al alza de las perspectivas de crecimiento”, actualmente estimadas en el 1% para 2026 y el 1,3% para 2027, dependiendo de la eficacia del plan de relanzamiento presupuestario en Alemania y de las reformas para reactivar las empresas en un país que sale de tres años de estancamiento.
De cara al futuro de la política monetaria, mucho dependerá de si hay alguna turbulencia externa. El BCE probablemente mantendrá su postura sin cambios y solo alterará el rumbo si se produce otro gran shock en la economía, afirmó Carsten Brzeski, responsable global de investigación macroeconómica de ING.
De la misma manera, los analistas de Federated Hermes, consideran que estos niveles pueden perdurar mucho tiempo. “Creemos que la situación tendría que empeorar mucho para que el BCE volviera a bajar los tipos en 2026. Algunos de estos riesgos son: cualquier impacto adverso retardado derivado de los aranceles estadounidenses, un euro más fuerte que ahogue las exportaciones o un retraso en el estímulo fiscal de Alemania. La agitación política en Francia, en un contexto de empeoramiento de la situación fiscal, supone otro riesgo potencial”.
Si no pasa nada, es difícil que los tipos bajen más. Al contrario, en una entrevista del miembro del BCE, Isabel Schnabel en Bloomberg, afirmó que “le parecería bien que los mercados valoraran la próxima medida como una subida”.
