Innovar y exportar, así crecen las pymes que marcan la diferencia

En Clave Pyme

Empresas como Niji y Medid ejemplifican cómo la internacionalización y la innovación son clave para competir, diversificar riesgos y ganar resiliencia. BBVA acompaña este proceso con herramientas digitales y asesoramiento

Los contenedores de exportación en Port de Barcelona han crecido un 12,2% en el primer trimestre de 2025

Los contenedores de exportación en Port de Barcelona han crecido un 12,2% en el primer trimestre de 2025

El 99,8% del tejido empresarial español está formado por pequeñas y medianas empresas y autónomos. Estas compañías sostienen más del 60% del empleo y representan un eje clave en la economía productiva. Sin embargo, los retos son múltiples: la elevada mortalidad empresarial –solo el 45,4% de las empresas creadas en 2016 seguía en pie cinco años después– obliga a repensar las estrategias de crecimiento. En ese escenario, dos palancas se consolidan como imprescindibles: la innovación y la internacionalización. 

“La internacionalización es el camino para competir en Europa. En un entorno global, la escala permite destinar más recursos a la innovación y ofrecer soluciones diferenciales a las empresas”, explica Joan Carles Alba, director de Pymes de BBVA en Catalunya, entidad que en 2024 acompañó a más de 125.000 pymes españolas en sus procesos de expansión internacional, de las cuales más de 33.000 corresponden a Catalunya. El banco está presente en más de 25 países y ofrece soluciones digitales avanzadas que permiten a cada empresa diseñar su propia estrategia exterior. 

“La escala permite destinar más recursos a la innovación y ofrecer soluciones diferenciales a las empresas”

Una de las voces que mejor encarna este doble impulso es la de Agnesa Novitchi, CEO y fundadora de Amai Nihon, empresa que comercializa mochis japoneses bajo la marca Niji. “Con los sabores tradicionales, hubiera durado dos meses”, reconoce. Detectó una oportunidad en un nicho poco explotado y apostó por un producto innovador en sabor y en presentación. En su catálogo ya figura un mochi con sabor a cruasán que lanzó coincidiendo con los Juegos Olímpicos de París, así como una nueva línea de cotton cheesecake, otro postre de inspiración nipona. 

Para Novitchi, innovar no ha sido una opción, sino una necesidad. “El pequeño empresario asume mucha responsabilidad, no puede relajarse ni un día. Es una lucha constante”, afirma. Ese esfuerzo se ha traducido en crecimiento: Niji ya opera en Portugal, París y Londres, y su ambición es seguir abriendo mercados. “La internacionalización nos ha hecho más fuertes y más grandes. Ahora contamos con un negocio diversificado que nos da estabilidad y capacidad de crecer. El mercado nacional es pequeño”, asegura. “Salir fuera era la única solución si queríamos avanzar. Nuestro producto, único en su gama, nos ha dado una ventaja competitiva”, añade.

Aunque para Niji el salto exterior ha sido natural, reconoce que los trámites burocráticos han supuesto el principal escollo. “Dentro de la UE todo está regulado y unificado, pero en otros países hay mucho papeleo. Los únicos obstáculos han sido los relacionados con la seguridad alimentaria y las aduanas”, apunta. 

Más competitivos

Otro ejemplo significativo es Medid, firma especializada en soluciones técnicas de precisión. Su director general, Carlos Pascual, destaca el cambio de paradigma que supuso para la compañía abrirse al mercado exterior. “Al principio solo vendíamos en el mercado interior, muy protegido por aranceles. La exportación nos obligó a mejorar técnicamente y a ofrecer un mejor servicio. Esa exigencia nos ha hecho más competitivos y ha acelerado nuestro crecimiento”, explica. 

Según Pascual, la internacionalización les ha proporcionado un conocimiento valioso: de la competencia mundial, de los hábitos de compra de cada país y de las necesidades futuras de los clientes. “Eso nos permite anticiparnos y adaptar la oferta. Para lograrlo, hemos tenido que incorporar personal multilingüe, definir la mejor estrategia de venta para cada país y superar la falta de normativas técnicas comunes en Europa, que hasta hace poco no existían”, detalla. 

BBVA acompañó en 2024 a más de 125.000 pymes españolas en su expansión internacional

El esfuerzo ha valido la pena. “Conocer las exigencias de cada entorno nos ha impulsado a innovar constantemente. Hoy somos un proveedor bien valorado en todos los países donde trabajamos. Nuestra visión internacional es la mejor garantía de futuro para la empresa, nuestros colaboradores, clientes y proveedores”, afirma Pascual. 

Alba coincide con ese diagnóstico. “Internacionalizarse aporta competitividad, permite acceder a nuevos clientes, diversificar ingresos y reducir la dependencia del mercado local. La pyme que sale aprende, crece y mejora sus procesos, incluso en su mercado de origen”, explica. Además del respaldo financiero, BBVA pone a disposición de las empresas un sistema de asesoramiento en comercio exterior con soluciones digitales, herramientas gratuitas de análisis de mercados y una plataforma global para operar en 15 países desde una sola interfaz. 

Una oportunidad para las pymes

En un contexto donde las exportaciones españolas rozan los 384.500 millones de euros –según el Ministerio de Economía, el segundo mejor dato de la serie histórica–, las oportunidades para las pymes se multiplican. La Unión Europea continúa como principal destino, pero mercados como Japón, China o América Latina abren nuevas puertas para las empresas que se atreven a dar el salto. 

“La clave está en acompañar a cada pyme según su ritmo y sus capacidades. No todas deben hacer lo mismo ni al mismo tiempo. Lo importante es trazar una hoja de ruta propia, con asesoramiento experto y las herramientas adecuadas”, apunta el director de Pymes de BBVA en Catalunya. La entidad refuerza este acompañamiento con acuerdos con partners estratégicos que permiten a las pymes, entre otras soluciones, acceder a test de diagnóstico, selección de mercados y servicios de externalización comercial con condiciones ventajosas. 

Internacionalizarse no resulta fácil, pero sí transformador. Las empresas que apuestan por ello no solo crecen: se fortalecen, profesionalizan sus procesos y ganan resiliencia. Para quienes están dispuestas a dar el paso, la innovación y la mirada internacional ya no son una elección, sino una estrategia de supervivencia y futuro.

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