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De taller familiar a referente en la fabricación de artículos metálicos, la historia de éxito de JOM

Metalurgia

Corte por láser, plegado, matricería y estampación: las claves del éxito de una industria metalúrgica que apuesta por tecnología de vanguardia

Familia Calls, fundadora y propietaria de JOM

Cincuenta años dan para mucho. Para JOM, han sido cinco décadas de evolución, desde un pequeño taller de matricería hasta convertirse en un actor clave en el sector de la fabricación de componentes metálicos en serie. Lo que comenzó como el sueño de su fundador, Josep Calls, hoy es una empresa que suministra piezas a sectores tan exigentes como la automoción, la electricidad y el ferrocarril. Y lo ha conseguido sin perder su esencia familiar ni su compromiso con la calidad.

La clave de este crecimiento sostenido ha sido su capacidad para adaptarse a los avances tecnológicos y a las necesidades cambiantes del mercado. En palabras de Josep Maria Calls hijo, segunda generación de la familia al cargo de la empresa: “Lo que nos diferencia es que abarcamos un amplio abanico de productos, desde pequeños terminales que fabricamos por centenares de miles hasta componentes para equipamiento médico, que requieren ensamblajes complejos y altos niveles de precisión”. Esta versatilidad les permite abordar proyectos a medida, partiendo siempre de las especificaciones proporcionadas por sus clientes.

Josep Calls, fundador de JOM

En JOM fabrican las piezas con precisión milimétrica, asegurando que cada producto cumple con los más altos estándares. “Cada pieza es un reto en sí mismo. En función de la cantidad, el tipo de material y los requisitos de calidad, definimos el proceso de fabricación más adecuado”, explican. Desde el corte por láser hasta la estampación metálica, cada paso está optimizado para ofrecer soluciones eficientes y competitivas.

Un aspecto que distingue a la empresa es su conocimiento en matricería, un oficio que con los años ha ido desapareciendo, pero que en JOM han decidido mantener como parte de su ADN. Diseñar y fabricar sus propias matrices no solo les permite mayor control sobre la calidad, sino que también les da una ventaja competitiva en la producción de piezas complejas. “Muchas empresas externalizan esta parte del proceso, pero para nosotros es estratégico. Nos da autonomía y nos permite ofrecer un servicio más completo”, señalan.

Nuevo edificio de JOM

La capacidad de JOM para adaptarse a los nuevos tiempos también se refleja en su apuesta por la innovación. En los últimos tres años, han realizado una inversión de alrededor de 4 millones de euros en la modernización de sus instalaciones, con nueva maquinaria, sistemas de almacenaje inteligente y mejoras en automatización. “Estamos en un sector donde no puedes quedarte atrás. La tecnología avanza rápido, y si no evolucionas, pierdes competitividad”, afirman.

Soldadura robotizada de JOM

Equipo humano e identidad familiar

Pero más allá de la tecnología, lo que realmente ha sostenido a JOM durante medio siglo ha sido su equipo humano y su identidad familiar. “Nos sentimos profundamente orgullosos de haber llegado hasta aquí, de haber hecho crecer el negocio que fundó nuestro padre y de haber formado un equipo que comparte nuestros valores y visión de futuro”, explican. En ese futuro, quizá sean sus hijos quienes tomen el relevo y lleven la compañía aún más lejos.

Por ahora, lo tienen claro: seguirán apostando por la calidad, la innovación y el valor de las personas, tanto en su equipo como en la relación cercana y de confianza que mantienen con sus clientes y colaboradores.