“Vivimos en una cultura que venera la productividad como religión. Nos enseñan a optimizar cada minuto y nos premiamos por ignorar el cansancio”
Equanima
Equanima propone una nueva mirada que une emoción, cuerpo y tecnología para reconectar con lo humano
¿Y si dejas de correr? Equanima te enseña a reconectar
Durante décadas, la cultura de la productividad ha impuesto un modelo de éxito basado en el rendimiento constante. En la sociedad actual, se celebra la disciplina y la eficiencia, pero se ignora el coste físico y emocional que implica mantener un nivel de exigencia permanente. Ansiedad, insomnio o fatiga crónica son hoy síntomas comunes de un entorno que premia la acción continua y penaliza el descanso.
Cuando el cuerpo finalmente grita, lo llamamos burnout, como si fuera una simple avería del sistema”
“Vivimos en una cultura que venera la productividad como religión. Nos enseñan a optimizar cada minuto, a medir nuestro valor en resultados y a apagar el cuerpo para que la mente siga rindiendo”, explica Morgane Borzée, fundadora de Equanima. “Nos premiamos por ignorar el cansancio y cuando el cuerpo finalmente grita, lo llamamos burnout, como si fuera una simple avería del sistema”. Lejos de estar rotos, Borzée sostiene que lo que ocurre es que “estamos desconectados”. Y esa desconexión, añade, no es solo emocional, sino también biológica.
El primer paso para entender tu mente es sentir tu cuerpo
El concepto de inteligencia emocional se ha vuelto popular en los últimos años, pero también se ha simplificado hasta la superficialidad. “Se usa en discursos motivacionales y en frases vacías sobre resiliencia, pero se olvida algo esencial: las emociones no son ideas, son respuestas biológicas que afectan al cuerpo y se traducen en la mente”, apunta Borzée.
Las emociones no son ideas, son respuestas biológicas que afectan al cuerpo y se traducen en la mente”
Cada emoción deja una huella física: el miedo acelera el corazón, la vergüenza encoge los músculos, la calma expande la respiración. Son códigos biológicos, no fallos de carácter. El problema, según la fundadora de Equanima, es que “nos educaron a vivir desconectados de esos códigos, a racionalizar lo que el cuerpo ya sabe”.
Por eso, intentar gestionar las emociones solo desde la mente es —como dice Borzée— “como intentar reparar un software sin tocar el sistema operativo”. Para ella, la verdadera actualización de la inteligencia emocional pasa por “reconectar con la base biológica que nos sostiene”.
Nos han enseñado a pensar las emociones, no sentirlas
Esa reflexión llevó a Morgane Borzée a crear Equanima, un movimiento que busca devolverle a las personas el lenguaje de lo humano a través de una combinación de diseño, neurociencia y ética digital. En una era donde la inteligencia artificial se utiliza a menuda para generar distracción o relaciones sintéticas, Equanima propone usarla para lo contrario: recuperar la conexión interior.
Una app que combina diseño, neurociencia y ética digital
A través de un sistema intuitivo, la aplicación invita al usuario a describir su estado emocional y devuelve un mapa corporal, un vocabulario más preciso y sugerencias prácticas para comprender lo que sucede en su interior. “No analiza para juzgar —aclara Borzée—, sino para reflejar con claridad lo que el cuerpo y la mente comunican”.
Equanima está pensada para el uso diario: cuando algo irrita, cuando cuesta expresar una necesidad o cuando las palabras no alcanzan. Su propósito es enseñar a comunicarse sin perderse en el ruido emocional, entenderse antes de reaccionar y construir relaciones más auténticas.
Entiende tus patrones, elige tus respuestas.
“Vivimos en una era hiperconectada y, sin embargo, profundamente sola. Las relaciones sintéticas de la IA nunca se cansan ni discuten, pero solo la conexión humana regula, sana y nos devuelve al cuerpo”, reflexiona Borzée.
La propuesta de Equanima va más allá de la tecnología. La empresa ofrece también una formación profesional en Inteligencia Emocional Integrada, dirigida a coaches, terapeutas, educadores y líderes que buscan comprender las raíces biológicas de la empatía y la regulación emocional.
Workshops de Inteligencia Emocional de Equanima en la Universidad de Oxford
“Queríamos crear un programa que tocara lo que casi nadie se atreve a tocar: el estrés crónico, el trauma y la desconexión”, explica Borzée. Estos fenómenos, añade, “afectan directamente las mismas capacidades que definen la inteligencia emocional: la empatía, la autoconciencia, la regulación y la claridad interna”.
Queríamos diseñar un curso que tocara lo que casi nadie se atreve a tocar: el estrés crónico, el trauma y la desconexión”
El curso enseña a leer el cuerpo, identificar patrones emocionales y transformar la reactividad en claridad y presencia. “No se trata de repetir mantras sobre calma o gratitud, sino de entender cómo el sistema nervioso condiciona nuestra capacidad de amar, enseñar, acompañar y liderar”, asegura Borzée.
Tanto la app como la formación se sustentan en el Método de Autoregulación Emocional Equanima, un sistema que integra emoción, cuerpo y lenguaje. A través de ella, se enseña a identificar sensaciones físicas, reconocer la emoción asociada, comprender la necesidad que hay detrás y elegir una acción consciente y no reactiva.
El Método Equanima: un mapa para navegar tus emociones
“Imagina que estás en una conversación difícil”, explica Borzée. “Notas tensión en el pecho (el cuerpo), identificas irritación (la emoción), te das cuenta de que lo que realmente necesitas es respeto (la necesidad) y eliges responder con claridad en lugar de reaccionar. Eso es inteligencia emocional aplicada, no aprendida de memoria, sino vivida en tiempo real”.
Equanima plantea un cambio de paradigma en la manera de entender la inteligencia emocional. “Actualizar la inteligencia emocional significa dejar de sobrevivir en piloto automático”, afirma Morgane Borzée. “No se trata de superarnos, sino de volver a habitarnos”.
Para ella, la verdadera autorregulación no consiste en controlar, sino en relacionarse: con el cuerpo, con las emociones y con los demás. En un mundo que confunde éxito con rendimiento, Equanima busca redefinir el bienestar como un proceso de escucha profunda y reconexión humana.
“Si queremos una sociedad más sana —concluye Borzée—, necesitamos dejar de romantizar la desconexión. No somos máquinas con estados de ánimo programables; somos organismos vivos con historias que se expresan a través del cuerpo”.