La brecha de género en la inteligencia artificial: el talento que el mundo no puede permitirse perder
SheAI
Cerrar la distancia entre hombres y mujeres en tecnología no solo es una cuestión de justicia, sino de crecimiento e innovación global
Kristina Talova, Stephany Oliveros y Maja Zavrsnik, las fundadoras de SheAI
La inteligencia artificial avanza a un ritmo vertiginoso, pero su revolución tiene un vacío que amenaza con condicionar su futuro: la falta de mujeres. Hoy, solo el 22% de los profesionales que trabajan con IA son mujeres (el 15% en roles ejecutivos), frente al 78% de hombres, según datos recientes de la UNESCO. Un desequilibrio que no solo limita el talento disponible, sino que también reduce la diversidad de perspectivas en la creación de algoritmos, productos y soluciones tecnológicas que moldean la sociedad.
Solo el 35% de los profesionales que trabajan con IA son mujeres
Las consecuencias son profundas. Cuando los equipos de desarrollo carecen de diversidad, los sesgos se filtran en los sistemas que gobiernan nuestras decisiones cotidianas: desde las contrataciones automatizadas hasta los diagnósticos médicos o los modelos de crédito. Pero la desigualdad no empieza en los laboratorios. Empieza mucho antes, en los entornos educativos, donde las niñas y adolescentes reciben menos estímulos para orientarse hacia las disciplinas STEM, y se prolonga después en las universidades, donde la presencia femenina en estudios tecnológicos continúa siendo minoritaria.
A ello se suma una cultura empresarial todavía marcada por estereotipos y techos de cristal. “La desigualdad no es solo un problema de acceso, sino de confianza”, explica Stephany Oliveros, CEO de SheAI. “Muchas mujeres creen que la tecnología no es para ellas porque no ven referentes, ni espacios donde puedan sentirse parte. Y sin esa sensación de pertenencia, es muy difícil que una revolución sea realmente inclusiva”.
La brecha de género en la inteligencia artificial no solo tiene un coste humano, sino también económico. Diversos estudios estiman que si se lograra equiparar la participación de las mujeres en los sectores digitales y científicos, el PIB europeo podría crecer en más de 820.000 millones de euros de aquí a 2050, generando más de un millón de nuevos empleos cualificados. A nivel global, el Banco Mundial cifra en hasta 5 billones de dólares el impacto potencial de una igualdad real en la economía digital.
El Banco Mundial cifra en hasta 5 billones de dólares el impacto potencial de una igualdad real en la economía digital
Y, sin embargo, las mujeres siguen encontrando barreras estructurales para emprender e innovar en este ámbito. Menos del 2% del capital de riesgo global se destina a proyectos liderados por mujeres, una cifra que revela un sistema de financiación aún dominado por círculos cerrados y redes de inversión masculinas. “Cuando una mujer quiere impulsar una startup tecnológica, suele tener que demostrar el doble para conseguir la mitad”, apunta Maja Zavrsnik, CMO de SheAI. “Pero las mujeres no buscan solo oportunidades, buscan propósito. Y la inteligencia artificial puede ser una herramienta para transformar la sociedad si se construye desde la empatía y la diversidad”.
Frente a este escenario, surgen iniciativas que tratan de equilibrar la balanza. Una de ellas es SheAI, una plataforma educativa fundada por Stephany Oliveros, Maja Zavrsnik y Kristina Talova, que combina formación accesible en español e inglés con una comunidad global de apoyo. Su objetivo es ofrecer microlecciones diarias, eventos de conexión y espacios de aprendizaje diseñados para que más mujeres comprendan y utilicen la IA en su día a día. En menos de un año, la plataforma ha superado las mil usuarias y ha sido reconocida como partner oficial de Naciones Unidas.
“SheAI nació para eliminar excusas: para demostrar que puedes aprender inteligencia artificial sin miedo, con cinco minutos al día y con una red que te apoya”, resume Oliveros. Su propuesta no solo enseña a usar herramientas tecnológicas, sino a entender su impacto ético y ambiental, y a crear soluciones con propósito. “La educación en IA no puede limitarse a lo técnico —añade Zavrsnik—. También debe incluir cómo estas tecnologías afectan a la confianza, la privacidad y la sostenibilidad. Queremos que las mujeres lideren ese debate”.
El proyecto, que ya prepara su expansión internacional con comunidades en México, Estados Unidos, Alemania, Kenia y Pakistán, también planea el lanzamiento de una aplicación móvil y un pequeño modelo de lenguaje especializado en la visión femenina del mundo. Su ambición es clara: que cada mujer tenga acceso a una educación en IA adaptada a su ritmo y su realidad, y que el futuro de la inteligencia artificial se construya con la mitad del talento que hoy sigue infrautilizado.
Porque cerrar la brecha de género en tecnología no es solo una cuestión de equidad, sino de progreso colectivo. Como concluye Oliveros: “Cuando una mujer aprende, no solo cambia su vida. Cambia la de toda una comunidad. Y eso es precisamente lo que la inteligencia artificial necesita: más humanidad para seguir avanzando”.
Lecciones de Vanguardia
Maja Zavrsnik, CMO de SheAI
“Tener una sólida red de contactos, personales y profesionales, y darte a conocer es fundamental. Rodearte de personas que estén en una trayectoria similar y con una mentalidad de crecimiento es clave”.