Manolo García nunca ha ocultado su faceta de escritor, pero esta vez ha ido un paso más allá con el lanzamiento de Títere con cabeza, un libro de relatos que tiene un origen poco habitual: su experiencia personal con la amaxofobia.
Esta fobia, definida como el miedo irracional a conducir o viajar en vehículos, afecta profundamente a quienes la padecen, limitando su autonomía y generando una ansiedad extrema en situaciones relacionadas con el tráfico.
El origen
La amaxofobia como inspiración
Durante la presentación del libro, el artista compartió el peculiar momento que inspiró el primer relato de la obra. Una avería en plena autopista cambió su manera de afrontar las situaciones límite: “Se incendió el coche. Me aparté al arcén y, para abstraerme de ese mal momento, comencé a escribir un cuento. Para cuando llegaron los bomberos, ya lo había terminado”.
En el caso del cantante catalán, este miedo se transformó en una fuente de inspiración. “Siempre he odiado las autovías y la velocidad. Cuando ocurría algo que me desbordaba, la escritura se convertía en mi refugio”, explicó. Esa experiencia dio paso a una serie de relatos en los que explora temas como la fragilidad humana, la introspección y la capacidad de encontrar sentido en las pequeñas cosas.
La amaxofobia no es un trastorno menor. Según datos psicológicos, afecta especialmente a personas que han vivido experiencias traumáticas al volante o que asocian la conducción con situaciones de alto riesgo.

La experiencia transformadora de un incidente en carretera
Aunque los síntomas varían, suelen incluir palpitaciones, sudoración excesiva y una sensación de pérdida de control que puede llegar a paralizar a quien la padece. En muchos casos, la terapia psicológica y la exposición progresiva son esenciales para recuperar la confianza.
Gran creatividad
Una invitación a reflexionar
Títere con cabeza incluye más de una veintena de relatos que, según el propio autor, son “una llamada al viaje corto, pero de fondo, a la reflexión”. Con su característico estilo poético y filosófico, García invita a los lectores a detenerse en los pequeños acontecimientos que a menudo pasan desapercibidos, convirtiéndolos en oportunidades para pensar y conectar con lo esencial.