La fuga de princesas sin imperio

Familia imperial japonesa

Sigue el debate sobre el estatus de las ‘royals’ niponas, incluso en la ONU

©Kyodo/MAXPPP - 14/02/2025 ; Japanese princesses Kako (R) and Aiko prepare to release ducks at an area designated by the Imperial Household Agency for duck-netting in Ichikawa in the eastern Japan prefecture of Chiba on Feb. 14, 2025. The traditional duck-netting event, in which the birds are caught in a net and then released, was held for dignitaries including ambassadors to Japan. (Kyodo) ==Kyodo

Ceremonia.Las princesas Aiko (izq.) y Kako en un acto de liberación de patos la semana pasada

EFE

Esta semana la familia imperial japonesa actualizó por primera vez en quince años el diseño de su página web oficial. Históricamente líder en tecnología, en el país del sol naciente existe un gran contraste entre la modernización y los convencionalismos de algunas instituciones, algo que se hace evidente en las noticias relacionadas con la sucesión al trono de crisantemo.

Esta postura conservadora del Gobierno japonés sobre la dinastía Yamato quedó aún más clara este mismo mes en su firme respuesta a las Naciones Unidas (ONU) ante las críticas de una de sus oficinas por el estatus de las princesas japonesas al mantener la ley sálica en el país, una de las últimas monarquías constitucionales que la conservan.

Un informe asegura que la ley sálica en Japón discrimina a las princesas al no incluirlas en la sucesión

La administración del primer ministro, Shigeru Ishiba, anunció que se asegurará de que sus aportaciones voluntarias al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) no se usen para ninguna actividad del comité sobre discriminación a la mujer que emitió esos juicios. Todo un acto de protesta después del último informe del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer de ACNUDH, publicado en octubre, que considera que la ley sucesoria japonesa, vigente desde 1947, discrimina a las mujeres por no permitirles ascender al trono, entre otras cuestiones.

“La elegibilidad para ascender al trono no está incluida en los derechos humanos fundamentales, por lo que limitar la sucesión a los varones no es discriminatorio”, dijo el ministerio de Exterior nipón, y añadió que es un asunto interno.

La familia imperial japonesa en el 2021, antes de la marcha de la princesa Mako.

La familia imperial japonesa en el 2021, antes de la marcha de la princesa Mako.

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No es la primera vez que se pone en entredicho la ley sálica en el país. Ya fue un tema candente ante la crisis dinástica en la que estuvo sumida la familia imperial por la falta de herederos varones. Antes del nacimiento en el 2006 del sobrino del actual emperador Naruhito, el príncipe Hisahito, —segundo en la línea sucesoria tras su padre, el príncipe Fumihito— no había heredero claro al trono de crisantemo.

En cambio, a la única hija del emperador, la princesa Aiko, no se la incluye en la línea sucesoria, igual que a las hermanas mayores de Hisahito, la princesa Kako y Mako Komuro.

Más allá de la ley sálica, la tradición de la casa imperial fija que el matrimonio de una princesa con un hombre ajeno a la realeza conlleva su desvinculación de la institución y la pérdida de su estatus. Por ello, ante la escasez de hombres casaderos en la familia y el desuso de la endogamia, estamos asistiendo a la inevitable fuga de princesas japonesas. Mako, de 33 años, dejó de ser princesa y se mudó a Nueva York en el 2021 tras casarse con Kei Komuro. Aiko, de 23 años, una licenciada en Lengua y Literatura japonesas que toca el violonchelo y juega al baloncesto, seguirá un camino similar si las leyes no cambian. Y lo mismo le ocurrirá a Kako, de 30 años, experta en patinaje sobre hielo y licenciada en Interpretación y Psicología.

El Gobierno japonés ha debatido en varias ocasiones sobre la ley sálica ante la urgencia de garantizar un heredero en el futuro. En el 2017 volvieron a plantearse algunas alternativas, pero no se implantó ninguna nueva norma. Se contempló, por un lado, que las mujeres no sean excluidas de la familia al casarse y sus hijos puedan reinar, o que ellas mismas sean sucesoras derogando la ley sálica. Por otro lado, se consideró reintegrar a la familia imperial algunas de las ramas menores apartadas en 1945, para recuperar herederos varones. Esta última, con menor apoyo entre la población.

Días después del anuncio del Gobierno nipón, las princesas Aiko y Kako presidieron su primer acto conjunto, la suelta de patos de caza al este de Tokyo para entretener a embajadores extranjeros, una vieja tradición de la familia. El acto, por un lado, redujo a las princesas a un mero entretenimiento para los embajadores, pero a la vez fue imagen de la liberación de las duras reglas de la corte nipona para la mujer, de la que ya disfrutó su prima Mako al casarse y mudarse a Nueva York.

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