Era tan alto como ahora y un poco más joven cuando comenzó a combinar los estudios de Derecho con el waterpolo. Pero su destino no estaba ni en los tribunales ni dentro del agua sino frente a la cámara. Lo entendió a tiempo como para hacer las maletas, instalarse en EE. UU. y saltar a la fama como el seductor novio mediterráneo de Rachel en Friends. En la actualidad encadena un trabajo con otro y muchos de ellos en España. Cosimo Fusco (Matera, Italia, 1962) es tan creíble interpretando al cruel aristócrata de Veneciafrenia y a la encarnación de Lucifer en 30 monedas –ambas de Álex de la Iglesia– como a un obispo romano en Valhalla o al brazo ejecutor de un capo mafioso en Mano de Hierro.

Fusco es Lucifer en la serie '30 monedas', de Álex de la Iglesia.
Ahora se convierte en el fascinante paleontólogo Samuel Henares, director del CAREX (Centro de Arqueología Experimental de Atapuerca), cuyas teorías sobre el carácter del ser humano en base a nuestra historia evolutiva desencadenan consecuencias tan inesperadas como siniestras: la amenaza de un asesino vuelve a planear sobre las jóvenes de la zona. Jesús Ríos San Martín dirige La huella del mal, thriller basado en la exitosa novela firmada por él mismo y que se estrena este 4 de abril con Blanca Suárez, Daniel Grao, Aria Bedmar, Daniel Horvath y Pablo Rivero en el elenco principal.

El 4 de abril, en cines.
Es el actor italiano más español. ¿Cómo ha sido trabajar con Blanca Suárez y Daniel Grao y el resto de protagonistas de esta sugestiva historia?
Una maravilla porque ellos lo son, como actores y a nivel humano; cuando trabajas con compañeros de tanta experiencia es fácil. Coincidí con Daniel en la serie Mano de hierro (Netflix) y a Blanca la conocía de otras películas: es una actriz fenomenal, el tipo de actriz que me gusta, que deja que las cosas ocurran casi sin actuar, como es un poco mi filosofía de trabajo.
En un momento de la película Samuel Henares dice lo siguiente: “La violencia nos ha traído hasta aquí”, frase que parece justificar lo peor del ser humano como un mal necesario. ¿Cómo lo ves usted?
Henares es un personaje al que comencé a amar desde que leí el texto porque tenía algo muy magnético tal como lo había descrito Manuel. Es el director de la excavación de Atapuerca pero es algo más que antropólogo o paleontólogo, alguien que piensa más allá de la ciencia: por su influencia creo que yo mismo me he convertido en un filósofo de la prehistoria. La gran pregunta es qué nos hace humanos: ¿La violencia y/o la empatía? ¿En qué momento empezamos a ser asesinados? Hay un momento en que empezamos a matar no por necesidad sino por poder, por dominio, algo más allá del instinto y donde interviene la razón. Yo creo que no hemos cambiado tanto, solo hemos aprendido a manejarlo. Por eso La huella del mal es un thriller un poco distinto, porque incluye un elemento filosófico también.

Fusco es Samuel Henares, prestigioso y turbio director el CAREX de Atapuerca.
Entiendo que le seduce mucho su personaje.
Sí, he leído la novela y celebro que en la adaptación no sea un cura. '¡Fuck! (risas) No, no, otra vez no". Aunque en la novela no se habla de su pasado, tuve la intuición de que venía de algo muy complicado, que tenía muchísimos secretos en su interior. Y es que es muy notable su lado eremita, alguien que se dedica toda la vida al dilema de la violencia en la historia de la humanidad y que parece estar un poco encima de todos, no por su carácter, sino por su nivel de pensamiento en tanto conoce muy bien al ser humano.
Es que es historiador, paleontólogo, antropólogo y psicólogo al mismo tiempo.
Es un personaje atrapado entre la razón y el instinto. No solo estudia el pasado, lo siente, lo vive. Tomando notas para crear a mi personaje descubrí que vive en el pasado, el presente le interesa solo como su consecuencia. Cuando me escribió Manuel para decirme que estaba muy contento de tenerme en el proyecto, añadió “Tienes una mirada que inquieta’ (ríe). Me gustó que tuviese ese lado un poco peligroso. Como es mi cara: sé que mi cara se presta, se presta mucho.

Samuel Henares (Cosimo Fusco) es también sospechoso en la investigación que dirige la inspectora Eva Santos (Blanca Suárez).
Usted mismo reconoces que su físico hace que encaje muy bien en papeles solemnes. ¿Es un hombre coqueto? ¿Cuida mucho su imagen o es naturalmente guapo?
No es que me preocupe mucho, es una necesidad. Yo provengo del deporte, estoy acostumbrado a moverme mucho porque tengo que quemar toda la tensión. Así que a lo largo de los años descubrí el yoga y lo hago desde hace 35 años. De vez en cuando de vez en cuando hago la natación porque practiqué waterpolo. Así que todo eso tengo que hacerlo, si no lo hago me convertiría en un serial killer. Bueno, o en Charles Bronson. Mejor Bronson, sí. Un justiciero de la noche. Alguien que hace la cosa con sus manos.
Sé que es creyente y por ello le pregunto qué le produce más inquietud, el mal sobrenatural o el mal que produce el hombre.
Yo soy creyente pero muy crítico. No puedo creer lo que está pasando ahora mismo en el mundo, algo que debe inquietar a cualquier persona razonable a nivel político y social, la posibilidad de una guerra a gran escala. Me inquieta más de lo que es capaz el ser humano que lo sobrenatural.
Viviendo en Roma y siendo cristiano, la pregunta es obligada. ¿Cómo está viviendo el estado de salud del papa Francisco?
Me preocupa mucho porque no tengo ni idea de quién va a sucederle. Tengo muy presente una película en la que intervine, Ángeles y demonios (2009), y me inquieta que Cónclave salga en este momento. Se respira un aire de complot, el ambiente está enrarecido y me duele porque me gusta mucho este papa. Es político, un jesuita que se mueve como un franciscano pero es, sobre todo, el único líder político con el coraje para enfrentar a los matones de la Tierra.