“La tele no me gusta, pero sé que podría hacer muchas más cosas ahí”, confesaba recientemente Pepe Rodríguez en El faro de Cadena SER. Una charla con la periodista Mara Torres en la que el chef admitía que no es su presencia en la pequeña pantalla de lo que más disfruta en la actualidad, porque “para mí, estar en casa cocinando es lo que me hace feliz”.
En cualquier caso, es innegable que en los últimos años le ha valido su trabajo como juez de todas las ediciones de MasterChef –incluidas las temporadas del formato original, o sus derviados con niños, abuelos y celebrities– para estar en boca de todos. De ahí que, más allá de su trayectoria en los medios o entre fogones, también quiera la audiencia saber algo más acerca de su faceta más privada.
En el pueblo de Pepe
Cruzaron miradas en el bar donde Pepe era camarero
Esa otra parte que se desmarca de la fama y las estrellas Michelín que no se entiende sin poner sobre la mesa la figura de Mariví Fernández. Su esposa, la mujer con la que comparte su vida desde hace muchos años. Juntos han construido el chef y ella una familia numerosa, que completan María, Jesús y Manuela, sus tres hijos. Pero, ¿cómo comenzó todo?
La pregunta acerca de los inicios de la relación entre Pepe y su pareja tiene una respuesta de lo más curiosa. Por algo tan sencillo como que su amor comenzó de la forma más fortuita, cuando él trabajaba como camarero en el bar que regenta en Illescas, su localidad natal. Allí cruzaron miradas por primera vez.

Pepe Rodríguez y Mariví Fernández en la boda de Tamara Falcó.
Ella asistió al local con sus amigas, después de jugar al tenis y con la intención de tomarse un refresco. Difícilmente hubiera anticipado que también terminaría llevándose de allí un marido, porque Rodríguez quedó prendado de ella desde el momento en el que entró en el establecimiento. No le quito ojo, y “me fichó”; expuso la propia Mariví durante una aparición en MasterChef Junior en 2020.
“Es un señor”
Mariví se quedó embelesada con su elegancia
Precisamente, a su paso por las cocinas del programa culinario, donde asistió para ser comensal de una de las pruebas, fue donde terminó arrojando algo más de luz a esta historia de amor digna de guion cinematográfico. Porque después de aquel primer encuentro, narraba que “cada vez que iba a Illescas, ahí estaba él esperándome”.

Pepe Rodríguez y Mariví Fernández en la boda de Jordi Cruz.
No es de extrañar que terminaran enamorándose. En el caso de Mariví, de su porte y elegancia. De algo tan significativo como que “es un señor”, y precisamente por eso terminó eligiéndolo a él como su novio. Así se convirtieron el uno en el gran apoyo del otro, contra viento y marea a lo largo de todo este tiempo. Y es que a pesar de que se mantiene en un discreto segundo plano, su mujer ha vivido a su lado el auge de su carrera como chef y ahora como personaje de la televisión. Siempre juntos.