Jorge Javier Vázquez se encuentra muy feliz con el rumbo profesional que ha adoptado en los últimos años. El fin de Sálvame supuso un antes y un después en su vida e hizo que estuviese meses alejado del foco mediático. Ahora, ocupa horas de televisión con El diario de Jorge y Supervivientes.
Pero si hay algo que nunca ha dejado de hacer es mostrar sus pensamientos, reflexiones e inquietudes en su blog de Lecturas, utilizando la publicación semanal como su diario personal. Y ha sido esta semana cuando ha querido confesar aspectos de su infancia y decisiones que podrían haber cambiado su rumbo por completo.
Para empezar, ha querido hablar sobre una de las noticias de las últimas semanas: la muerte del papa Francisco. “Como espectáculo televisivo el entierro no provocó mi interés. Me pareció de todo menos emotivo”, ha sentenciado. Sin embargo, le ha servido para recordar la etapa de su vida en la que la religión se convirtió en algo muy importante para él.

Jorge Javier Vázquez
“Cuando estudié B.U.P. y C.O.U. en un colegio del Opus Dei. Estuve a punto de ingresar en la Obra pero me daba miedo la reacción de mi padre”, ha confesado el presentador, expresando los pensamientos al respecto que tuvo cuando tenía tan solo 16 años.
Tras esto, ha relatado el mensaje que la Obra le lanzaba cuando mostraba su preocupación: “Es que no se lo tienes que contar porque no lo van a entender”. Sin embargo, decidió no ocultarlo por la corta edad que tenía.
Jorge Javier Vázquez: “A mediados de los ochenta resultaba muy cómodo ser gay en el Opus Dei”
“Durante los años que tuve relación con el Opus Dei me sentí en un entorno seguro. A mediados de los ochenta resultaba muy cómodo ser gay en el Opus Dei porque como el sexo fuera del matrimonio -y con uno mismo- era pecado pues un problema que te quitabas”, ha continuado hablando sobre su orientación sexual.

Jorge Javier Vázquez
Y es este mismo tema el que le preocupó durante gran parte de su infancia y adolescencia. Entre otras cosas, ha confesado que rezó durante años para dejar de ser homosexual: “Para convertirme en una persona 'normal' porque me daba mucha vergüenza confesar al sacerdote que me gustaban los hombres”.
Pero fue en cuanto comenzó la universidad que todo dio un giro de 180 grados. Empezó a conocer el ambiente gay en Barcelona y se distanció del Opus Dei poco a poco. “Pero la huella no desapareció porque cuando me eché mi primer novio, allá por mis veintisiete años, afloró un sentimiento de culpa que me llevó por primera vez a un psicólogo”, ha añadido.