Tras la muerte de Mario Vargas Llosa a los 89 años de edad en su residencia de Lima el pasado 13 de abril, Isabel Preysler había optado por desaparecer del panorama mediático. La 'reina de corazones', que mantuvo una relación con el escritor durante ocho años, se recluyó en su casa de Puerta del Hierro, arropada de sus seres queridos y sin pronunciarse al respecto.
Un mes después del fallecimiento, la madre de Tamara Falcó decidió abandonar su aislamiento y cruzar el charco para acudir a la graduación de su nieto Alejandro, hijo de Chábeli Iglesias y Christian Altaba. Una importante cita familiar en la que no pudo evitar ser captada por la prensa, pese a que no quiso pronunciar ni una sola palabra.
Pero fue el miércoles cuando Isabel Preysler reapareció por todo lo alto en la gala de los Elle Style Awards en el Teatro Real, donde acaparó todos los focos. La filipina lo hizo arropada de sus hijas Tamara Falcó y Ana Boyer, y habló por primera vez desde lo sucedido con el Premio Nobel de Literatura.
Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa
Mostrando una gran sonrisa en todo momento, la ex de Julio Iglesias se pasó por el photocall del evento, donde no quiso entrar a fondo en los temas que le rodean. “Estoy muy bien, gracias. Pero, ¡qué va! Sí me veis, sí me veis. Lo que pasa es siempre decís lo mismo”, señaló ante los medios presentes en el acto.
Y, pese a que no quiso pronunciarse mucho más al respecto, sí que dejó claro el lugar en el que ha estado estos meses recluida. “He estado en casa, sí. Muy bien, muy contenta”, continuó antes de irse a toda prisa escoltada por sus hijas y otras personas de la organización.
Isabel Preysler, Tamara Falco y Ana Boyer en un evento del 2024
A su salida, tampoco quiso hablar mucho más y volvió a recalcar lo feliz que está. Algo que hicieron también Tamara Falcó y Ana Boyer, que no dejaron de sonreír en ningún momento. “Todo muy bien, muchas gracias. Estoy muy feliz”, expresó la marquesa de Griñón sin contestar a las preguntas que hacían referencia a Íñigo Onieva.
Tamara Falcó: “De pequeña me mandaban a fiestas y me escondía, no quería ir”
No sería de extrañar que la sonrisa en sus rostros haya sido una forma de combatir el nerviosismo y la presión del momento. Hace tan solo unos días, Tamara concedió una entrevista para El Mundo en la que dejó claro que no lo pasa del todo bien en los actos sociales de este estilo, pese a haberlo hecho desde bien pequeña.
“Mis padres eran muy sociales, yo no tanto. De pequeña me mandaban a fiestas y me escondía, no quería ir. Lo pasaba fatal, incluso lloraba”, confesó la marquesa, dejando claro que sigue sin sentirse del todo cómoda en algunas ocasiones similares.
