El gusto de los británicos por los sombreros y los tocados vistosos vuelve a relucir esta semana durante las carreras de caballos del Royal Ascot en Berkshire. Ayer, en la segunda jornada de competiciones, uno de los días grandes de la cita, el rey Carlos III volvió a demostrar que está en plena forma mientras sigue su tratamiento contra el cáncer presidiendo un acontecimiento público casi por quinto día consecutivo —descansó el domingo—.
En cambio, la princesa Catalina de Gales, quien debía volver ayer a esta sempiterna convocatoria de la familia real británica tras perdérsela el año pasado debido al cáncer, canceló su asistencia en el último momento, cuando ya se había anunciado en qué carruaje desfilaría junto al príncipe Guillermo. La excusaron aduciendo a que la princesa “continúa buscando el equilibrio tras superar su lucha contra el cáncer” para disipar especulaciones sobre su salud tras anunciar que su cáncer está en remisión.
La ausencia de la princesa de Gales, que causó baja en el último momento, preocupó tras superar el cáncer

El príncipe Guillermo ayer en el hipódromo de Ascot poco después de que se diera a conocer la ausencia de su esposa.
Precisamente ayer se celebró uno de los platos fuertes del torneo, la Prince of Wales’s Stakes, que lleva el título de Guillermo y es él quien hizo entrega de los galardones de esta carrera, dotada con un millón de libras en premios. Por ello se esperaba la asistencia de Catalina, quien, al igual que varios miembros de la familia, parece que lleva demasiado tute en su agenda oficial con las celebraciones del sábado del Trooping the Colour y del lunes del servicio de la orden de la Jarretera. Sí acudió a Ascot su madre, Carole Middleton, que se ha convertido en una asidua.

Carole Middleton,la madre de la princesa de Gales que ya se ha convertido en una habitual.
Los príncipes Ana y Eduardo, hermanos de Carlos III, asistieron con sus respectivas parejas, Timothy Laurence y la duquesa Sofía de Edimburgo, y algunos de sus hijos. Peter Phillips, primogénito de la princesa Ana, presentó en público a su actual pareja, la enfermera del servicio público de salud Harriet Sperling. Ambos montaron en carruaje junto a la familia el martes en el hipódromo. A ella se la vio integrada y la han criticado por su caro atuendo, por lo que ya parece una más entre los Windsor.

Los príncipes Ana y Eduardo con sus respectivas parejas, Timothy Laurence y la duquesa Sofía de Edimburgo.
No se ha visto por el momento al príncipe Andrés, el hermano sin honores del rey británico, pero sí acudieron su exmujer, Sarah Ferguson, junto a la hija de ambos, la princesa Beatriz de York con su marido, el aristócrata italiano Edoardo Mapelli Mozzi. Cerrando la lista de nietos de Isabel II, estuvo Zara Tindall, hija de la princesa Ana, junto a su esposo, el exjugador de rugby Mark Tindall, entre otros Windsor y los que se espera que acudan a lo largo de la semana.
En la primera jornada el martes, Carlos III bromeó junto a la reina Camila por transportarse tanto en carruaje en la última semana y por el caprichoso viento, que hizo que muchas mujeres tuvieran que luchar para mantener los tocados en su sitio, entre ellas la reina Camila.

Peter Phillips con su nueva pareja, la enfermera Harriet Sperling.
Ascot, conocida como la joya de la corona del calendario hípico británico, recibirá cientos de miles de apuestas durante los cinco días de competición. Pero lo que realmente acaba dando la vuelta al mundo de esta cita ecuestre son las imágenes de los atuendos de los asistentes, y en especial los de las mujeres, quienes se tocan con extravagantes e imposibles elaboraciones con plumas, flores y telas que han convertido a Ascot en la pasarela de sombrerería británica por excelencia. Por su parte, la indumentaria masculina de la cita es mucho más acotada: un traje de mañana que incluye un chaqué negro o gris, pantalones a juego, chaleco, camisa, corbata y chistera. Un atuendo que no ha cambiado desde la época victoriana.

Carlos III con John Warren, gerente hípico de Isabel II.
La difunta reina Isabel II fue una apasionada propietaria y criadora de purasangres que tuvo a más de 20 caballos entre los ganadores del torneo durante sus 70 años de reinado. Carlos y Camila se hicieron cargo de sus establos tras su muerte y disfrutaron de su primer caballo ganador del Royal Ascot en el 2023. Por el momento este año no han tenido suerte, pero se les vio las caras de emoción desde el palco real.
El martes también pudo verse a Carlos III en compañía del que fue por décadas gerente hípico de Isabel II, John Warren, quien heredó el puesto de su suegro, el conocido lord Porchester, cariñosamente, Porchie, y propietario del castillo de Highclere, donde se rodó Downton Abbey. Otra muestra de que el tiempo parece no avanzar en Ascot.