Miguel Ángel Revilla es una de las figuras más mediáticas de la política española. El expresidente de Cantabria es conocido por su larga trayectoria profesional representando a los ciudadanos, pero también por ser una de las personalidades públicas más cercanas y directas.
Las intervenciones públicas del escritor y las numerosas entrevistas que ha concedido a lo largo de los últimos años lo han convertido en un personaje muy querido por los españoles, quienes consideran que Revilla es un hombre justo y serio, dispuesto a debatir sobre temas realmente importantes.

Miguel Ángel Revilla en su visita número 35 al plató de la calle Alcalá
Tras haber visitado en numerosas ocasiones El Hormiguero, el político acudió ayer a Y Ahora, Sonsoles para hablar sobre su vida actual. Uno de los temas que trató en la entrevista fue la demanda que interpuso contra él el rey emérito por unas declaraciones que, supuestamente, vulneraban su derecho al honor. Tanto ayer como en ocasiones anteriores, el cántabro defendió su inocencia y explicó que la denuncia le pilló por sorpresa.
''El que roba de lo público, debería ser doblemente castigado (...) Si fuera el rey, repatriaba el dinero que tiene fuera'', aseguró el invitado en el programa presentado por Sonsoles Ónega, para después señalar que debería pedir perdón.

Miguel Ángel Revilla, político
En la conversación en el programa de Atresmedia, Revilla habló con cariño de Aurora, la mujer con la que se casó tras su primer divorcio y con la que formó su familia. Aunque aseguró que es su mayor apoyo, reconoció que no ha sido un buen padre de familia: ''No le he dedicado a mi familia, ni a mis hijas ni a mi mujer el tiempo que debía''.
Un hombre empático y solidario
Tras hablar sobre diversos temas de actualidad, como el conflicto entre Israel y Palestina, que definió como un genocidio sin precedentes por el que deberíamos movilizarnos todos, se abrió en canal y explicó que tiene varios planes para el momento de su muerte.
''Yo soy una persona que en estos temas de los entierros y demás tengo algunas rarezas. Yo he sido siempre donante de sangre y tengo donados mis órganos desde hace muchísimo tiempo. Igual ya, con mi edad, no valen para nada, pero hace años podían valer si me pasaba algo. No acabo de entender cómo el ser humano no se va de este mundo con un último gesto de solidaridad, aportando lo que ha quedado de él si sirve para otro. Y eso de enterrarme en una caja no me va. A mí me van a incinerar'', explicó.