Nausicaa Bonnín, actriz, 40 años: “Mis óvulos ya estaban en el vientre de mi madre y yo estaba en el vientre de mi abuela, me parece fascinante”

Maternidad

La actriz relata su experiencia con la infertilidad, convencida de que la reproducción asistida es lo mejor que ha hecho en la vida, ya que le ha permitido tener a su hija

La actriz estuvo nominada como mejor actriz de reparto en los Premios Goya 2024 por su papel en 'La infiltrada'

La actriz estuvo nominada como mejor actriz de reparto en los Premios Goya 2024 por su papel en 'La infiltrada'

Teatro Barcelona

En los últimos años, hablar de fertilidad y maternidad se ha convertido en un tema central en nuestra sociedad, marcado por cambios en los modelos de familia, la edad cada vez más tardía en la que se tienen hijos y la necesidad de romper silencios sobre experiencias como la infertilidad. En este escenario, cada vez más voces públicas deciden compartir sus vivencias para abrir un debate necesario y dar visibilidad a lo que durante mucho tiempo se ha vivido en privado.

Una de las últimas voces en hablar sobre esto ha sido la de la actriz Nausicaa Bonnín, que ha mantenido un gran debate con el doctor Carlos Dosouto en el pódcast de Eugin. Nominada como mejor actriz de reparto en los Premios Goya 2024, Bonnín, hoy madre de una hija, tuvo problemas de fertilidad, pues estuvo durante más de un año tratando de quedarse embarazada y pasó por cuatro inseminaciones, hasta que finalmente logró su sueño de ser madre tras una fecundación in vitro.

“No le deseo a nadie la infertilidad, lo peor de esta experiencia es la soledad. Hay mucho desconocimiento y la gente intenta empatizar, pero toca lidiar con frases del estilo ‘cuando te relajes va a pasar’, es horrible. Si pudiera volver atrás, sí que volvería a hacer un tratamiento de reproducción asistida porque tengo a mi hija, ha valido la pena y es lo mejor que he hecho en mi vida”, asegura.

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Nausicaa Bonnín ha participado en varios films de gran nivel

Terceros

Si pudiera volver atrás, sí que volvería a hacer un tratamiento de reproducción asistida porque tengo a mi hija

Nausicaa Bonnín

A pesar del proceso que tuvo que atravesar, la actriz asegura que lo que más agradece es todo lo que aprendió sobre fertilidad, un tema complejo e interesante que, incluso hoy, sigue sorprendiéndola con datos que parecen inverosímiles, pero que son pura biología: “Me parece fascinante. Mis óvulos ya estaban en el vientre de mi madre y yo estaba en el vientre de mi abuela, bueno, el óvulo que me hizo nacer. Esto me hace pensar, porque mi madre es adoptada y entonces este óvulo no sé dónde estaba…”.

El doctor en Medicina Reproductiva, Carlos Dosouto, explica que esto se produce por la reserva ovárica, que es la cantidad inicial total de óvulos que se genera cuando las mujeres están en el útero de su madre, y que llega al pico máximo a mitad del embarazo. “Esto significa que en el futuro, si tenéis una hija con ovocitos propios, el óvulo que dio lugar a esa hija ya estaba en el vientre de vuestra madre, es decir, en el vientre de su abuela. Es increíble pensar en la conexión transgeneracional que existe entre mujeres”, sentencia.

El doctor explica que a partir de la mitad del embarazo, se produce un descenso importante en el número de óvulos, mediante un fenómeno que se llama atresia, hasta el momento de nacer. Al nacer, la niña dispone de 1,5 millones de ovocitos que va descendiendo de forma inexorable y en el momento de la pubertad este número es de 400.000 ovocitos.

Nausicaa Bonnín y Laia Costa

La actriz asegura que su hija le ha cambiado la vida 

PRIME VIDEO / TV3

En cada ciclo menstrual se reclutan unos cuantos óvulos, pero solo uno va a madurar y el resto se va a perder. De este modo, la reserva ovárica va disminuyendo de forma paulatina y en ningún caso puede crecer. Y hay tres momentos en los que la disminución se hace más marcada, los 35, los 38 y los 43 años, a partir de cuando ya se hace muy difícil tener hijos con óvulos propios de manera espontánea. Dosouto sostiene que estos datos son aún más remarcables en España, el país del mundo en el que se tiene el primer hijo a la edad más tardía, 32 años.

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