Màbel Martí (52) fue una de las caras más queridas de TV3. La periodista empezó en City TV con Jordi González y, más tarde, dio el salto a TV3 con El Club de Albert Om. Además, en 2014 presentó las campanadas de Nochevieja con Roger de Gràcia.
La presentadora valenciana estudió Periodismo en Valencia y, después, realizó un máster con Josep Cuní en Barcelona. Fue entonces cuando Mabel decidió quedarse a vivir y trabajar aquí. Después de 25 años viviendo en Catalunya, en 2023 regresó a su casa, en la Vall d'Albaida.
Antes de volver a su pueblo de Valencia, y tras más de dos décadas vinculada a los medios de comunicación, la presentadora dio un giro de 180 grados en su vida y durante 5 años ejerció como profesora de Lengua y Literatura Catalanas en un instituto de Badia del Vallès.
Este cambio tan radical lo hizo para poder disponer de más tiempo y dedicarse a criar a sus tres hijos, que en esa época todavía eran muy pequeños. Finalmente, consideró que había llegado la hora de volver a casa, y ahora presenta Va de bo, un nuevo programa de tardes en À Punt.
- Comenzaste en City TV con Jordi González y después diste el salto a TV3 con El Club durante 5 años. ¿Qué recuerdos te quedan de esa etapa?
Fue una de las mejores etapas de mi vida. Siempre digo que estar en un plató con Jordi González y Albert Om fue un lujo porque les admiro mucho. Yo entré en la televisión catalana casi por casualidad, sin conocer a nadie, y aprendí la manera de hacer un directo y de comunicar. Lo recuerdo con mucha nostalgia, pero en buen sentido. Fue la etapa en la que consolidé el oficio y entendí que ser natural frente a la cámara es esencial.
Albert Om tiene la capacidad de liderar un equipo de forma horizontal y cercana; incluso nos avisó un año antes de que 'El Club' terminaría
- ¿Qué aprendiste de tus compañeros, como Jordi González, Cristina Puig o Eloi Vila?
Todos son grandes profesionales que aman la profesión. Jordi González es un monstruo del directo. Albert Om tiene la capacidad de liderar un equipo de forma horizontal y cercana; incluso nos avisó un año antes de que El Club terminaría. Cristina Puig y Eloi Vila son muy profesionales y humanos. Òscar Morè, que hace un año que nos dejó, es una gran pérdida que todavía me cuesta gestionar. Trabajábamos muchas horas y era duro, pero siempre con alegría y lo pasábamos muy bien. Éramos una familia. Además, era una época muy buena para TV3, ya que conseguía grandes audiencias.
- Hace una década presentaste las campanadas con Roger de Gràcia. ¿Nos puedes contar alguna anécdota de esa noche?
Él y yo nos conocíamos de la tele, pero no éramos amigos. Recuerdo que, de manera imprevista, me besó en la boca justo al empezar el año nuevo y todo el mundo habló de ello. Mis hijos, que entonces eran pequeños, se quedaron alucinando y me dijeron que me había besado con otro hombre que no era papá. El momento fue espontáneo y divertido, y volvería a hacerlo encantada, porque es una noche muy especial.
Màbel Martí y Roger de Gràcia, presentadores de las campanadas en 2014
- ¿Qué es lo más bonito de tu trabajo?
Comunicar y conectar con la gente. Siempre digo que el mejor consejo que me dio mi padre es que debo ser yo misma. En el plató intento mantenerme fiel a esto. Me gusta escuchar, emocionarme con los testigos y vivir el directo.
- ¿Y el momento más difícil de tu carrera?
Combinar la maternidad con el periodismo. Cuando tuve a mi primer hijo, que ahora cumplirá 18 años, estaba en El Club e hice una baja normal. Pedí no hacer noches porque no llegaba a todo. Con los gemelos, que cumplirán ahora 15 años, fue aún más complicado. Hacer directos y estar todos los días fuera de casa resultaba incompatible. Perdí oportunidades, pero no me arrepiento de nada. He renunciado más a la carrera por mis hijos que a la vida personal por trabajo.
Estuve 5 años dando clases y también fui coordinadora de la ESO. Es un trabajo que no descarto en el futuro
- ¿Cómo pasaste de la tele a ser profesora de secundaria?
Fue un plan B. Tenía menos trabajo en la tele y una amiga me animó a probarlo. Hice el máster de Profesorado en la UAB y acabé en un instituto de Badia del Vallès, donde había mucha complejidad. Fue una experiencia preciosa y muy dura a la vez, pero aprendí muchísimo. Estuve 5 años dando clases y también fui coordinadora de la ESO. Es un trabajo que no descarto en el futuro.
- ¿Por qué decidiste volver a tu pueblo después de 25 años en Catalunya?
Me divorcié y, tras cinco años más en Catalunya, sentí la necesidad de volver a Valencia, cerca de mi familia. Añoraba mucho a la familia, al pueblo, a mi casa y a la paella de los domingos con mis padres y hermanos. También quería que mis hijos tuvieran mayor contacto con los abuelos, porque somos muy familiares. Tuve suerte y, después de presentarme a un casting, encontré trabajo en À Punt.
Màbel Martí en su pueblo de Valencia
- ¿Qué es lo que más echas de menos de Catalunya?
Todo. Los amigos, pasear por las calles de Barcelona, la forma de trabajar, la profesión… Me siento muy agradecida. Siempre digo que soy catalana y valenciana a la vez. No descarto volver algún día.
- ¿Cómo te sientes con este nuevo programa que presentas con Nacho Cotino desde el 15 de septiembre?
Con mucha ilusión. Llevo solo unas semanas y estoy muy contenta con el equipo, que es muy joven e intergeneracional. Yo hago la parte de actualidad y sucesos, e intento hacerlo sin morbo, con rigor y empatía. Es un reto nuevo que me estimula mucho.
Los fines de semana hago vida de pueblo: familia, amigos, vermuts… Es un equilibrio que ahora valoro mucho
- ¿Cómo es tu día a día?
Me levanto temprano con mis hijos, después hago cosas de casa, deporte o leo la prensa, y hacia el mediodía voy a la tele para preparar el programa. Por la tarde hacemos el directo y vuelvo a casa a cenar con ellos. Los fines de semana hago vida de pueblo: familia, amigos, vermuts… Es un equilibrio que ahora valoro mucho.
- Y dentro de 5 años, ¿cómo te ves?
Seguro que trabajando porque soy muy activa. Mis hijos ya habrán volado y tendré el nido vacío. Me gustaría estar bien físicamente, cuidarme y seguir descubriendo cosas nuevas, en la tele o donde sea.


