El palacio ducal de Luxemburgo ha albergado la noche de este viernes la cena de gala con la que se ha celebrado a los nuevos grandes duques, Guillermo y Estefanía. Dos casas reales, la de Bélgica y la de Países Bajos, con los titulares, los reyes Felipe y Matilde, Guillermo y Máxima, y sus princesas herederas, Elisabeth y Amalia, han lucido sus atributos regios, tiaras incluidas, en una velada a la que también han asistido el presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, y su esposa, la jueza Elke Bündenbender, así como el de Francia, Emmanuel Macron acompañado de su mujer, Brigitte Macron. Alemania, Francia y Bélgica comparten frontera con Luxemburgo, y Países Bajos, país también muy próximo, vínculos históricos.
Las princesas Amalia de Países Bajos y Elisabeth de Bélgica, este viernes, a su llegada a la cena de gala en el palacio ducal de Luxemburgo
Guillermo y Estefanía han ejercido, por primera vez de anfitriones en un banquete real. La gran duquesa ha recuperado el vestido de gasa y pedrería azul que había lucido por la mañana y se ha tocado con una tiara que perteneció a la gran duquesa Josefina Carlota, abuela de su marido, quien la recibió como regalo de boda en 1953. María Teresa Mestre, desde este viernes, ya en segundo plano, ha llevado un vestido de terciopelo verde y una tiara más discreta.
Guillermo y Máxima de Holanda, junto a los grandes duques Guillermo y Estefanía de Luxemburgo
Aunque ha sido Máxima de Holanda la que ha lucido la mejor joya, la impresionante corona de brillantes y zafiros que lució el día de la coronación de su marido, el rey Guillermo, quienes han triunfado por encima del resto de invitados han sido las princesas Amalia de Holanda y Elisabeth de Bélgica, de 21 y 23 años respectivamente. Futuras reinas de Europa, de la misma generación que Leonor de Borbón, las dos herederas han hecho pareja luciendo sendas tiaras y vestidos de gala, mientras sus padres las miraban embelesados. La hija mayor de Guillermo y Máxima ha lucido un vestido verde de lentejuelas de la diseñadora Monique Lhuillier, con escote en uve que dejaba al aire sus hombres y sobre la cabeza la tiara Emma, que su tatarabuela recibió como regalo de su marido, el rey Guillermo III. La heredera belga, que ha dejado por unos días sus estudios en la universidad de Harvard para acompañar a su primo Guillermo de Luxemburgo en fecha tan señalada, ha optado por un vestido recto en plata con adornos metalizados de la firma Natan y ha elegido la tiara que sus padres le regalaron cuando cumplió 18 años.
Brigitte y Emmanuel Macron, este viernes, en la cena de gala ofrecida por los grandes duques Guillermo y Estefanía de Luxemburgo
Antes de comenzar la cena, el nuevo soberano luxemburgués se ha dirigido a sus invitados dándoles las gracias por su presencia en un día tan importante. Guillermo ha repasado la historia de su familia, comenzando por su bisabuela, la gran duquesa Carlota, que reinó entre 1919 y 1964, unos años convulsos en los que lideró el gran ducado y lo convirtió, a pesar de su tamaño, en uno de los países más importantes de Europa. “Fue una gran dama de nuestra historia, encarnó el espíritu de resistencia de los luxemburgueses y, junto a su hijo, el gran duque Juan, mi abuelo, supieron, en las horas más oscuras de nuestra historia, encarnar la esperanza y la dignidad de un pueblo apegado a su libertad”. Guillermo ha continuado diciendo : “Su compromiso, su valentía y su fe en el futuro marcaron el camino que hoy seguimos. El de una nación que, sin renegar jamás de su soberanía, que elige el diálogo en lugar del aislamiento y la cooperación en lugar de la confrontación”.
El gran duque Guillermo brinda con sus invitados en la cena de gala con la que se celebra el inicio de su reinado
”Hoy los compromisos que mi esposa y yo asumimos en favor de una sociedad cohesionada, inclusiva y solidaria no son solo referencias que orientan nuestra acción al servicio del país, también encarnan el alma del Gran Ducado moderno y han contribuido ampliamente a su proyección y prosperidad”, ha concluido Guillermo.
