Diplomacia oscura

Newsletter de 'Historia y Vida'

La conferencia de Yalta, Companys y las guerras comerciales en la edición de esta semana

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Conferencia de Yalta, febrero de 1945. Winston Churchill, Franklin D. Roosevelt y Josef Stalin 

Otras Fuentes

Una cosa es la información que trasciende sobre las negociaciones y contactos internacionales y otra muy distinta lo que se cuece entre bambalinas en las relaciones entre países, un mundo subterráneo en el que con frecuencia las cosas no son nada diplomáticas.

Diplomáticos soviéticos, estadounidenses y británicos durante la conferencia de Yalta

Diplomáticos soviéticos, estadounidenses y británicos durante la conferencia de Yalta 

Terceros

Yalta. Esta semana se cumplen 80 años de la cumbre de Yalta entre los Tres Grandes. En su día se conoció la icónica imagen y, a grandes rasgos, la trascendencia de una conferencia que redibujaba el mundo. Sin embargo, con los años se han sabido los detalles, desencuentros, incomodidades e intereses contrapuestos que condicionaron la reunión. La enfermedad de Roosevelt, la debilidad política de Churchill y los engaños de Stalin marcaron el encuentro.

Parlamento del president Lluís Companys en septiembre de 1937

Parlamento del president Lluís Companys en septiembre de 1937 

Propias

Guerra Civil. Pese a tratarse de una democracia liberal, la República no recibió en la Guerra Civil el apoyo de un Reino Unido que, en cambio, adoptó una neutralidad favorable a los nacionales. El último libro de Paul Preston indaga en los motivos de esta postura y en los prejuicios, errores y contradicciones de la diplomacia británica, por ejemplo, respecto al president Lluís Companys. En este mosaico emerge la figura del cónsul en Barcelona, el supremacista Norman King.

Winston Churchill intuyó la posibilidad de que la producción de los alimentos cambiara en el futuro en uno de sus ensayos

Winston Churchill en sus tiempos de primer ministro 

Brexit. Eran tiempos en los que el apaciguamiento, cuya cara visible era Neville Chamberlain, regía la política exterior británica. ¿Hubiera sido distinta la historia con Churchill en el poder? Y puestos a especular y dando un salto en el tiempo, ¿qué habría pensado del Brexit, del que ahora se han cumplido cinco años? Tal vez el legendario estadista –legendario, pero no exento de sombras- no hubiera sido favorable.

June 1934: British tennis player Fred Perry swinging for a backhand at Wimbledon. (Photo by Central Press/Getty Images)

Fred Perry, en 1934 en Wimbledon 

Central Press / Getty

Fred Perry. Una cosa es la preeminencia de las grandes potencias por medios políticos o militares y otra muy distinta la diplomacia blanda, es decir, su peso cultural y mediático. Se podría considerar que el tenista Fred Perry, que acabaría dando nombre a la marca de ropa deportiva, pertenece a esta segunda categoría. Campeón indiscutible en los años 30, se convirtió en Occidente en el símbolo de un ya crepuscular imperio británico.

Más allá

Años después se convirtiría en una personalidad clave

Años después se convirtiría en una personalidad clave

Dominio público

Todos hemos sido jóvenes. Aunque en algunos casos parezca difícil de creer, las personalidades que han pasado a la historia también fueron jóvenes en alguna ocasión. La galería publicada por History defined muestra que Stalin, Nixon, Mussolini o Mao tuvieron un pasado. Incluso el personaje que acompaña estas líneas, del que se puede conocer la identidad clicando aquí.

Espías del siglo XVI. El espionaje no es un invento precisamente moderno. En todas las épocas ha habido intercambios de información bajo mano, secretos de Estado o dobles agentes. Este artículo publicado en el blog de Desperta Ferro habla del nutrido mundo del espionaje entre Carlos V y Solimán el Magnífico en el siglo XVI, donde el Mediterráneo ocupaba un espacio central.

Déjà vu

Guerras comerciales. Esta semana el torbellino Trump ha continuado provocando terremotos a escala global tal como tiene acostumbrado al mundo desde que tomó el poder. En este caso le ha tocado el turno a la guerra comercial que parece asomar entre Estados Unidos, por una parte, y Canadá, México –en ambos casos, luego dejada en suspenso- y China, por la otra.

El concepto de guerra comercial han sido una constante en la historia, y solo la liberalización de las transacciones internacionales de las últimas décadas parecían haber relegado a un segundo plano a esta forma de diplomacia económica. Es famosa la cita de Carl von Clausewitz en la que señaló que “la guerra es la continuación de la política por otros medios”; algo parecido podría decirse respecto a este tipo de conflictos comerciales, que en muchos casos no tienen solo un leit motiv económico, sino que persiguen lograr también contrapartidas políticas.

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Enfrentamiento naval durante la primera guerra del opio 

Terceros

Probablemente la diferencia entre las guerras comerciales del pasado y las contemporáneas es que en siglos anteriores acaban desembocando o implicando de alguna manera un conflicto armado, por ejemplo, en el caso de las Guerras del Opio. Sin embargo, hoy la realidad es muy distinta. Este tipo de contenciosos ya no se conocieron en el siglo XX por los cañonazos o las ofensivas militares, sino por aspectos como los aranceles impuestos en un determinado momento a un producto concreto.

En los años sesenta del siglo pasado, por ejemplo, Estados Unidos por un lado y Reino Unido y Francia, por el otro, libraron la llamada guerra del pollo, por los aranceles que estos dos países impusieron al pollo de origen estadounidense. La lista de conflictos es larga: desde la guerra del salmón (Canadá-Australia) hasta la del algodón (EE.UU.-Brasil), pasando por la del limón, el atún o la, más general y en curso, chinoestadounidense. Ninguna de ellas ha cruzado la línea roja y se ha convertido en un conflicto violento. Al menos por ahora.

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