Las tumbas romanas monumentales eran relativamente habituales en época romana. Pero el túmulo funerario recién descubierto en Wolkertshofen, en el corazón de Baviera, es “sumamente inusual” y “extremadamente raro” en Alemania, según explican los arqueólogos de la Oficina Estatal de Preservación de Monumentos (BLfD).
Los investigadores han encontrado un círculo de piedras cuidadosamente construido en lo que actualmente es el distrito de Eichstätt. La estructura está junto a una antigua calzada romana y una extensión cuadrada perfectamente adosada. En su interior, sin embargo, solo se ha encontrado un enorme vacío.
Ni esqueletos ni ajuar funerario
“Esto es raro para la antigua provincia de Recia (que abarcaba gran parte del sur de Alemania y partes de Suiza y el Tirol)”, dicen los especialistas. La forma y el cuidadoso ensamblaje de las piedras talladas de este conjunto de doce metros de ancho es un hallazgo arqueológico particularmente notable, añaden.
El descubrimiento se realizó durante unas obras que se iniciaron en otoño de 2024 para construir un estanque de retención de aguas pluviales al noreste de Wolkertshofen, en Alta Baviera. Aunque se han encontrado otro túmulos similares del Imperio Romano en Europa Central e Italia, en Alemania son prácticamente inexistentes.
Extensión de dos por dos metros que presumiblemente sirvió como base para una estela o estatua
“No esperábamos hallar un monumento funerario de esta antigüedad y tamaño aquí. La tumba se encontraba sobre una importante ruta de tráfico romana, por lo que la familia creó un monumento conmemorativo de amplia visibilidad para un difunto. Era un lugar de recuerdo y una expresión de estatus social”, afirma Mathias Pfeil, Conservador General de la BLfD.
Dado que no se encontraron esqueletos ni ajuares funerarios en el interior de la estructura, los expertos suponen que se descubrió un cenotafio, una tumba simbólica que conmemora a una persona enterrada en otro lugar. La ubicación, directamente sobre una calzada que conduce al valle de Altmühl vía Nassenfels, así como la proximidad a una finca romana, respaldan esta teoría.
Este yacimiento cuenta con una larga historia de asentamiento humano. En los alrededores se conocen numerosos vestigios de poblados y entierros del Neolítico, la Edad del Bronce y la Edad del Hierro, además de otros de la época imperial romana y la Alta Edad Media.
Dado que la obra también se encontraba dentro de un monumento arqueológico, los trabajos se acompañaron de prospecciones arqueológicas en un esfuerzo conjunto entre la ciudad, la empresa arqueológica y la Oficina Estatal de Preservación de Monumentos de Baviera.
El cenotafio se construyó justo al lado de una calzada romana
La excavación reveló inicialmente vestigios de asentamientos prehistóricos y fragmentos de cerámica. Entonces, inesperadamente, aparecieron los restos de esta enorme cimentación de piedra: un círculo redondo, cuidadosamente colocado, con un diámetro exterior de unos doce metros.
Junto al lado sur se encuentra una extensión cuadrada de dos por dos metros, que presumiblemente sirvió como base para una estela o estatua. La alta calidad de la construcción y el aspecto general dejan pocas dudas: el círculo de piedra formaba el muro anular de un túmulo de la época romana.
Un túmulo extremadamente raro en Recia
Aunque se conocen varios yacimientos funerarios romanos en la zona de Augsburgo, los túmulos con muros de piedra y de este tamaño son extremadamente raros en la antigua provincia de Recia, lo que da a la tumba de Wolkertshofen especial importancia.
En las provincias noroccidentales del imperio, estos espacios aparecieron a partir del siglo I después de Cristo. Además de los de nueva construcción, también se usaron estructuras más antiguas para enterramientos secundarios. De ahí que los arqueólogos estén debatiendo si esto refleja una reversión consciente de las costumbres funerarias prerromanas, copiando a las celtas de la Edad del Bronce y del Hierro.


