La rebelde del clan Mitford: cuando Jessica y su marido cambiaron los bailes por la guerra civil española

Ricos, famosos y comprometidos

Las hermanas Mitford ocuparon las portadas de los periódicos en su día, y sus vidas inspiran hoy series como ‘Escandalosas’. Una de las menores de la saga, Jessica, defendió con su marido la causa republicana

Esmond Romilly y Jessica Mitford en el bar que abrieron en Miami, enero de 1940

Esmond Romilly y Jessica Mitford en el bar que abrieron en Miami, enero de 1940

Keystone/Hulton Archive/Getty Images

Durante los años treinta del pasado siglo, ganaron notoriedad las hijas de la familia aristocrática inglesa Mitford, compuesta por seis mujeres y un hombre. Casi todas tuvieron amantes y se divorciaron de sus esposos.

Nancy, la mayor, fue una autora de renombre. Pamela sería la menos implicada políticamente. Diana, casada con un miembro de la familia de los cerveceros Guinness, se convirtió en la amante del líder fascista Oswald Mosley, con quien se casó unos años antes de que ambos fueran internados durante la Segunda Guerra Mundial. Luego llegó Unity, que adoraba a Hitler y se pegó un tiro en la cabeza al oír que Inglaterra había declarado la guerra a Alemania. La más joven, Deborah, se casó con el riquísimo duque de Devonshire. Algo mayor que esta era Jessica, nacida en septiembre de 1917.

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Mientras que Diana y Unity tenían opiniones muy derechistas, Jessica albergaba claras simpatías por la izquierda, que hallaron eco en un familiar distante, Esmond Romilly, nacido en junio de 1918. Este era sobrino de Clementine, esposa de Winston Churchill, de modo que ambos, Esmond y Jessica, estaban emparentados con las clases altas de la sociedad.

En febrero de 1934, a los dieciséis años, Esmond se escapó del colegio de Wellington, cuyos valores militaristas rechazaba, y, junto con su hermano Giles, vivió de manera independiente en Londres, editando una revista contestataria que gozó de cierto éxito.

Nancy, Unity, Jessica y Diana Mitford

Nancy, Unity, Jessica (arriba a la dcha.) y Diana Mitford

Dominio público

Fuera del control paterno, llegó a pasar unos meses en un reformatorio, hasta que una prima de la familia le ofreció su casa. Fue allí donde conoció a Jessica. Aunque los Mitford y los Romilly no se trataban, Jessica había seguido de cerca los escándalos del rebelde Esmond y se sentía atraída hacia él.

“Llévame contigo”

En 1936, Esmond marchó a España para defender a la República contra Franco. Tenía talento como escritor, y el diario inglés News Chronicle, de línea editorial progresista, le encargó una serie de reportajes desde los frentes españoles.

Tras luchar en las batallas alrededor de Madrid y en Boadilla del Monte, donde fue casi el único superviviente de un grupo de voluntarios ingleses, fue evacuado, enfermo, a Inglaterra. Cuando Jessica lo conoció, Esmond, ya recuperado, alto y fornido, estaba a punto de volver a España. “Llévame contigo”, le pidió ella. Él se mostró conforme, y entre los dos fraguaron un plan para engañar a la familia Mitford, que durante un tiempo creyó que la joven estaba con unos amigos en Francia.

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Jessica Mitford

Otras Fuentes

En realidad, la pareja –ella de diecinueve años; él, de dieciocho– había partido a París, donde esperó un tiempo hasta obtener el visado de Jessica como “secretaria” de Esmond, con el fin de entrar en España. Entretanto, la joven anunció a su madre, lady Redesdale, que se iba a casar con Esmond, pese a que ninguno de los dos tenía la edad suficiente en la época para contraer matrimonio sin el permiso paterno.

El resultado fue que la familia Mitford puso a Jessica bajo la tutela de los tribunales ingleses, confiando en que Esmond no se atrevería a casarse con ella. Finalmente, en San Juan de Luz, casi en la frontera con la región autónoma de Euskadi, los enamorados embarcaron en un barco inglés que se dirigía a Bilbao con un cargamento.

La evacuación

En Inglaterra, la prensa se preguntaba en primera plana: “¿Dónde están Jessica y Esmond?”. Una vez que trascendió que la pareja se hallaba en Bilbao, el cónsul inglés en esa ciudad recibió un telegrama de Anthony Eden, ministro de Exteriores, que rezaba: “Find Jessica Mitford and persuade her to return” (busque a Jessica Mitford y convénzala para que regrese). El cónsul contestó: “Encontrada Jessica Mitford. Imposible convencerla de que vuelva”.

El embajador inglés en la República española, residente en aquel momento en Hendaya, invitó a Jessica a que se fuera en un destructor inglés que se dirigía a Bilbao. El cónsul, Ralph Stephenson, tenía orden de embarcar a Jessica de cualquier manera, incluso por la fuerza, siguiendo las órdenes del tribunal tutelar inglés.

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Y, en efecto, Esmond y Jessica embarcaron en aquel destructor. No tuvieron otra salida, ya que su presencia resultaba muy violenta para el gobierno vasco, que necesitaba el apoyo, moral cuando menos, del gobierno británico. El Foreign Office londinense se vio obligado a contestar a las interpelaciones de la oposición parlamentaria, que le preguntó con qué derecho se había despachado un barco de la Marina Real para devolver a Jessica al Reino Unido, una cuestión exclusivamente personal y familiar.

Finalmente, el destructor fondeó en San Juan de Luz el miércoles 10 de marzo de 1937, con 157 no combatientes a bordo, que habían sido evacuados desde Bilbao, más Jessica y Esmond. De allí la joven pareja marchó a Bayona, pese a que la hermana mayor de Jessica, Nancy, y su marido se habían desplazado en el destructor con la esperanza de llevársela a Inglaterra con ellos.

Traducir para subsistir

En realidad, hubiera llevado mucho tiempo obtener la extradición de Jessica, menor de edad, por lo que lady Redesdale viajó hasta Bayona, donde su hija se negó terminantemente a volver a Gran Bretaña. Aceptando lo inevitable, la mujer convenció a su marido de que retirara sus objeciones al matrimonio.

Lord Redesdale declaró que ni Jessica ni Esmond recibirían un penique de su bolsillo. Esmond, por su parte, daba poca importancia al matrimonio: “Desde ahora, todo va a ser respetable”, se limitó a comentar en tono sarcástico.

Julián Troncoso (centro), comandante de Fronteras en Irún, en una foto en Burdeos en 1937

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Album / TopFoto

La pareja vivió en un modesto hotel, traduciendo al francés los boletines diarios del gobierno de Euskadi para la agencia Reuters. De vez en cuando, a Esmond le llegaban noticias de interés, aunque sin verificar, que él no dudaba en transmitir, como cuando expuso que el embajador inglés, domiciliado en Hendaya, se entendía con el comandante Troncoso, el gobernador militar franquista de la zona fronteriza.

“Sí, quiero”

En abril de 1937, las fuerzas del general Mola avanzaban hacia Bilbao y Franco amenazaba con bloquear las costas del norte, obstruyendo la llegada de alimentos y carbón a la capital vasca. En ese contexto, Esmond ejerció como correa de transmisión entre el cónsul vasco en San Juan de Luz y los capitanes de algunos barcos mercantes ingleses, que habían fondeado en aquel puerto siguiendo los consejos del gobierno británico.

En este sentido, informó al editor del News Chronicle que había un sistema de claves secretas entre los barcos de la Marina de Guerra de la República y los mercantes ingleses, con el fin de burlar el bloqueo franquista.

La noche del 17 de abril de 1937, el mercante inglés Seven Seas Spray salió de San Juan de Luz para entrar a la mañana siguiente en la ría de Bilbao, sin ser detenido por la Marina de Guerra franquista y entre los aplausos de la multitud, que necesitaba urgentemente los alimentos que llevaba el barco. Poco después, el crucero franquista Almirante Cervera y varios barcos ingleses de guerra, que protegían a un mercante, estuvieron a punto de intercambiar fuego, un choque salvado solo por la sangre fría de los capitanes.

Mientras tanto, la madre de Jessica escribió a Esmond, rogándole casi que se casara con su hija para evitar así el escándalo de vivir “emparejados”. Aunque con cierta actitud petulante, este estuvo de acuerdo, y ambos jóvenes contrajeron matrimonio en el consulado británico de Bayona el 18 de mayo de 1937, en una ceremonia presidida por el vicecónsul. El novio vestía un traje usado color marrón, mientras que la novia llevaba un vestido del mismo color, que disimulaba su estado de buena esperanza.

Contar una guerra, morir en otra

Los recién casados permanecieron unas cuantas semanas en Bayona, mientras Esmond redactaba un libro sobre la Guerra Civil, Boadilla, que no ha perdido su vigencia. Al caer Bilbao, el 19 de junio de 1937, el matrimonio regresó a Inglaterra. Meses después, Jessica dio a luz a una niña, que falleció a los cinco meses de sarampión, una enfermedad contra la que no había en aquel tiempo vacuna ni remedio efectivo.

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Terceros

La pareja de rebeldes decidió trasladarse a Estados Unidos, donde nació su segunda hija, Constancia, en 1941. Ese mismo año, Esmond moría en acción de guerra como teniente de aviación. Jessica se quedó en aquel país, donde volvió a casarse, tuvo otros dos hijos y se dedicó a causas progresistas. Falleció en 1996 a la edad de 78 años.

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